Vía: www.abc.es/ Por PILAR QUIJADA
Cantar juntos aumenta los niveles de oxitocina, la hormona de la confianza, que reduce el estrés
Cantar está de moda, como muestran algunos programas de la tele. Está comprobado que la música modula la frecuencia cardiaca, el pulso, la presión arterial, la temperatura corporal, la conductancia de la piel y la tensión muscular. Además, si es de nuestro agrado, ayuda incluso a sanar el corazón. Pero tiene otro poder “secreto” añadido: facilita las relaciones sociales. Según un estudio que publica “Royal Society Open Science“, cantar en compañía de otros es la mejor actividad para romper el hielo y crear rápidamente lazos de amistad.
Estudios previos habían mostrado que el corazón de las personas que cantan en un coro late al unísono, ya que todos respiran a la vez y sus constantes vitales se sincronizan. Y también las emociones se contagian entre ellos con mayor facilidad.
El nuevo estudio de Open Science quería poner a prueba la existencia de esa misteriosa energía positiva que parece unir a los cantantes corales. Así que investigadores del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford se propusieron averiguar si en efecto había algo especial en los grupos de cantores a la hora de facilitar las relaciones sociales en comparación con grupos de gente que hacían otras actividades, como un curso de escritura creativa u otras manualidades.
Para probarlo, los investigadores trabajaron con la Asociación de Trabajadores de la Educación (WEA), la mayor organización del sector de voluntariado del Reino Unido en educación de adultos. La WEA estableció siete cursos, cuatro de canto, dos en la artesanía y otro de escritura creativa. Cada curso, compuesto por sesiones semanales, se desarrolló a lo largo de siete meses, con un descanso a la mitad. Y los participantes rellenaron varias encuestas.
Romper el hielo
Los investigadores ya tenían una idea de lo podrían ver, pero los resultados superaron todas sus expectativas, como explica Eiluned Pearce: “Esperábamos que las clases de canto harían sentirse más cerca a los participantes entre sí que las otras actividades al final de los siete meses. Sin embargo, encontramos algo diferen te. En cada clase,los participantes se sentían más cercanos ya al acabar cada sesión de dos horas de lo que estaban al empezarla. Al final de los siete meses, todas las clases tenían informes similares en cuanto al nivel de cercanía”.
La diferencia entre los cantores y los que que hacían otras actividades apareció justo al comienzo del estudio, resaltan. En el primer mes, la gente en las clases de canto se sentían mucho más unidos entre sí a lo largo de una única clase que el resto de los alumnos del taller de escritura o artesanía. “El canto rompió el hielo mucho mejor que otras actividades, consiguiendo la cohesión del grupo más rápido, e impulsando la cercanía entre los alumnos desde el inicio del curso”, explica Pearce.
Había también diferencias en la forma en que se establecían las relaciones. Porque cuando se trata de cantar “a veces hasta sobran las palabras cuando se trata de hablar”, que decía Braulio allá por el 76 en el festival de Eurovisión. Y es que al cantar, la sensación de compañerismo parecía transmitirse en el ambiente. “A largo plazo parece que todas las actividades de grupo unían a la gente de forma parecida. Sin embargo, en las actividades distintas del canto, los lazos se fortalecían a medida que la gente hablaba entre sí, ya sea durante las clases o durante los descansos”, de ahí que el proceso de confraternización tardara más en expandirse, a diferencia de lo que ocurrían con las clases de canto. “Esta es la primera evidencia clara de que el canto es un poderoso medio de unión de todo un grupo de forma simultánea”, asegura Pearce.
Caricia a distancia
Y tiene razón. Estudios previos, el último de septiembre pasado, han demostrado que el canto parece desencadenar la secreción de oxitocina, una pequeña proteína implicada en el establecimiento de vínculos materno-filiales, sociales o relaciones de pareja. Se la conoce como la hormona del amor y también de la confianza. Podría decirse que cantar con otras personas es algo así como recibir una caricia a distancia. Y es que as diferencia de lo que se creía, los niveles de oxitocina no aumentan sólo en respuesta al contacto físicoplacentero. Se ha comprobado que las conversaciones de las madres con sus bebes incrementan también los niveles de esta hormona.
“Estamos muy contentos de haber participado en este experimento, que ha demostrado que el canto puede ser una manera genial de estrechar lazos con los demás. Sentirse conectado a los que te rodean, ya sean amigos o familiares, es una de las principales formas de mejorar el bienestar. La educación de adultos de todo tipo puede ayudar a mejorar la salud mental y aumentar la autoestima, pero cantar juntos es una experiencia única y común que puede fomentar mejores relaciones entre las personas en todos los ámbitos de la vida”, concluye Pearce.
Beneficios musicales
Y es que las ventajas de la música son muchas, como reconoce el refranero, que asegura que “quien canta su mal espanta”. La música regula el eje hipotalámico–pituitario (el que pone en marcha la respuesta asociada al estrés), el sistema nervioso simpático (que regula la respiración, tasa cardiaca y tensión arterial) y el sistema inmunitario; y tiene importantes implicaciones en la regulación del metabolismo y el balance energético, según un artículo de la revista “Nutrition”.
Al parecer, la música tiene también un papel importante en la recuperación metabólica frente al estrés, la regulación de la motilidad gástrica e intestinal, la moderación de síntomas gastrointestinales relacionados con el cáncer, el aumento del metabolismo de lípidos y la eliminación del ácido láctico (que produce las agujetas) durante el ejercicio, así como en la recuperación posterior.
Afortunadamente, para disfrutar de la música sólo es necesario dejarse llevar. Todos los beneficios llegan de forma gratuita.