Vía: http://valenciaplaza.com/
La ópera, con la dirección musical de Ramón Tebar y escénica de David McVicar, ya ha vendido prácticamente todas las entradas para sus cinco representaciones en Valencia
VALENCIA. El Palau de les Arts inauguró la temporada 2010-2011 con la versión de Aida (Giuseppe Verdi, 1871) que el próximo 25 de febrero podrá volver a disfrutarse en el coliseo valenciano. La coproducción liderada por el Covent Garden londinense puso al servicio musical -en la causa valenciana- de Lorin Maazel yOmer Wellber la dirección escénica del reconocidísimo David McVicar. Una propuesta escénica de lo más contemporánea que, entonces en palabras de Helga Schmidt, eludía el popular pasaje de Egipto para profundizar en las inquietudes a través de la obra de Verdi.
Los rituales, las ceremonias y las mitologías de civilizaciones antiguas (maya, inca, celta, japonesa, siria, escandinava, africana…) son, de hecho, la base conceptual y el eje escénico en el trabajo de McVicar para el que, por cierto, apenas quedan entradas para sus cinco representaciones en Valencia. Dividida en dos partes diferenciadas, una más grandilocuente y marcada por la fórmula coral sobre las tablas, otra -más del agrado de Maazel según decía, en su lado más intimista, la propuesta implica al Ballet de la Generalitat.
A partir de esta incursión y a diferencia de lo sucedido en 2010, las trabajadoras que figuran como ‘personal laboral’ de CulturArts y por tanto de la Generalitat, han reclamado una remuneración extra por actuar durante una prolongada escena (en la segunda parte del primer acto) con el pecho descubierto. En este caso, la petición a los responsables de Les Arts se hizo en el conjunto del cuerpo de bailarinas, aunque lo que percibirán las mismas como suplemento derivado de la actuación y de su preservación de la imagen son 500 euros. Aunque también los bailarines masculinos recibirán una remuneración por su actuación “en tanga”, este diario no ha logrado concretar a partir de las fuentes cuál será esta otra cantidad.
Desde la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte se advierte que, dada la propuesta escénica, “ninguna de las bailarinas estaba obligada a formar parte de las cinco obras y tres ensayos por las que cobrarán este suplemento”. De hecho, tal y como ha podido saber Valencia Plaza, una de ellas ha declinado su participación y serán dos bailarinas externas al cuerpo de la Generalitat las que completen la decena de profesionales que participan junto al Coro y la Orquesta de la Comunitat Valenciana.
Es la primera vez que en el coliseo valenciano se da la circunstancia a partir de estas trabajadoras de la administración, algo usual por otro lado teniendo en cuenta parámetros de mercado en el citado Convent Garden de Londres o la Scala de Milán.Si no sucedió en Valencia en 2010 es porque ese cuerpo de bailarinas, en este formato de gran ópera (con decenas de de profesionales en escena, música y labor técnica), fue contratado al completo de forma externa ya que no existía el actual cuerpo conocido como Ballet de la Generalitat Valenciana. La exigencia no es distinta ante propuestas, según apuntan desde la Conselleria, en el cuerpo de la Compañía Nacional de Danza.
Desde el Palau de Les Arts se añade que el complemento no es distinto al que pueden percibir los miembros del Coro, por ejemplo, “al cantar bajo una cortina de agua o bocabajo, como por ejemplo sucedía en la reciente Sansón y Dalila“. El montaje de McVicar, que no esquiva las grandes temáticas verdianas (la relación paterno-filial, la nación oprimida…), contiene momentos que continúan siendo innovadores para esta época y que precisamente cuentan con un valor añadido al lograrlo desde ese origen del libreto original con Egipto como punto de partida.
La obra supondrá también la vuelta de Ramón Tebar a la dirección musical, tras un grato recuerdo para el público de Les Arts por su trabajo en Nabucco (Giuseppe Verdi, 1842).