Vía: Factor Humano | Escrito por Veronica Vera
“En el escenario hay un sonido caótico mientras cada uno de los músicos va probando sus instrumentos,
Cuando el director levanta su mano se hace un silencio,
Entonces comienza la magia,
de los cientos de instrumentos nace un sonido claro, unificado y poderoso,
El silencio del director lidera,
cada individuo toca en perfecta armonía para lograr una performance magnífica,
Del caos nace el orden, del ruido la música”
Esta es la idea de Itay Talgam, un famoso director de orquesta israelí, que en esta reciente charla en TED hace una analogía entre los estilos de dirección de reconocidos directores de orquesta y el liderazgo en un ambiente de trabajo, puesto que un director de orquesta enfrenta un desafío mayúsculo: crear una armonía perfecta sin decir una palabra.
Toma 5 casos de análisis, todos tienen en común que dirigen, tienen el control de la orquesta y a través de cada pieza que dirigen narran historias. La diferencia entre ellos está en cómo dirigen, en el tipo de control que tienen y en las historias que narran.
Riccardo Muti
Ricardo Muti dirige con un estilo autoritario, con un control rígido. Sus instrucciones son excesivamente claras: los músicos no sólo saben lo que deben hacer sino que también tienen muy claro la sanción que tendrán si se equivocan.Cuando se le pregunta por qué dirige así, él responde: “Yo soy el responsable”. Es decir se siente responsable ante los autores que interpreta (Mozart, Beethoven, Brahms, etc.)
¿Qué historia narra? La historia tal cual él la entiende. Si está dirigiendo una pieza de Mozart, será un Mozart tal cual Ricardo Muti lo entiende. Hay una única historia.
¿Qué pasa con los músicos? No sienten el compañerismo, se ven como simples “instrumentos” para que Muti cuente SU historia, no ven espacio para crear, para desarrollarse, para disfrutar la música.
¿Se puede dirigir de otra manera? Si, veamos el siguiente director.
Richard Strauss
El estilo para dirigir de Richard Strauss es mucho más relajado, su idea general es dejar realmente que todo suceda por sí mismo. No interferir.
¿No controla? Si lo hace, pero de una manera diferente. ¿Le vieron pasar las páginas en la partitura? Es con un mensaje. No es que no se acuerde de su propia música, porque la escribió él, sino que dice: “Vamos, tienen que tocar lo que dice la partitura”
¿Qué historia narra? La música tal cual está escrita. No hay lugar para interpretación, no hay lugar para crear, se ejecuta lo que está escrito. Nuevamente, hay una única historia.
¿Se puede dirigir de otra manera? Si, veamos el siguiente director.
Herbert von Karajan
¿Cómo es el estilo? Herbert von Karajan no da ningún tipo de instrucciones. Él mismo dice: “el peor daño que podría causarle a mi orquesta es darles una instrucción clara. Porque eso impediría la unión, escucharse unos a otros, lo cual es necesario en una orquesta“.
¿Tiene control? Si, un control espiritual, pero aun así firme. ¿Vieron sus ojos? ¿Vieron sus manos?
¿Qué pasa con los músicos? Cuando no saben cuando tocar se miran unos a otros como diciendo “¿tu entiendes lo que hay que hacer?”, y esas miradas continúan hasta que los primeros músicos de la orquesta comienzan, dirigiendo por lo tanto, a todo el conjunto para tocar.
¿Qué historia se narra? La música que está en la mente de Karajan, es la única música real, los músicos no pueden cambiar nada, lo cual es una enorme presión, porque no reciben órdenes ni instrucciones pero deben poder leer la mente de su director. Nuevamente tenemos una única historia.
¿Se puede dirigir de otra manera? Si; los dos últimos casos son los favoritos de Itay Galman y sin duda todo un ejemplo de magníficos liderazgos.
Charles Kleiber
Su gesto final puede llevarlos a pensar que impone a sus músicos lo que deben hacer, pero no es así, todo lo contrario, Charles Kleiber les dice:
“Este es el gesto de la música. Estoy abriendo un espacio para que ustedes añadan otra capa de interpretación”.
¿Cómo funcionan realmente todos juntos si no les da instrucciones? No te están dando instrucciones en realidad, pero las propias fuerzas del proceso te mantienen en tu sitio.
Es la mejor forma de crear música.
Todo está en la mente de los músicos. Tienes el plan en tu cabeza, sabes lo que tienes que hacer, incluso si Kleiber no te dirige. Y esto crea un sentido de compañerismo, todos son compañeros en este proceso de construir con sonidos.
¡Pura armonía!
Los músicos de la orquesta, tocan de maravilla, son nada más ni nada menos que la Orquesta Filarmónica de Viena; pero además la audiencia está haciendo palmas (algo no muy usual en el público vienés), participando activamente en la Marcha de Radetzky, quieren ser parte del concierto, quieren ser parte de la orquesta.
¿Y el director? Estaba contento, estaba feliz.
¿Y qué historia se narra? Aquí una gran diferencia con los otros directores! El director está feliz no solo porque disfruta la música y cuenta SU historia mientras dirige, sino que hace posible que las historias de otras personas sean oídas al mismo tiempo: la historia de la orquesta como cuerpo, la historia de cada músico, la historia del público como comunidad, la historia de cada individuo, y aún la historia de quienes hicieron los instrumentos, de quienes construyeron la sala del concierto, todas estas historias están siendo escuchadas al mismo tiempo. Esta es la experiencia real de un concierto en directo.
La interpretación es la historia real del artista.
¿Y cómo controla? ¿Cómo mantiene su autoridad? En el video se ve como maneja los errores. Es decir no solo motiva, sino que cuando hace falta autoridad, él está presente. Pero es una autoridad acompañada por muchas otras cualidades y ganada por su profesionalidad.
La autoridad en sí misma, no es suficiente para convertir a la gente en compañeros.
Nuevamente lo vemos disfrutando de lo que hace el solista.
Él está ahí al cien por cien, pero no mandando, no diciendo lo que hay que hacer. Con su mirada, sus gestos, sus manos, su reacción esta halagando al solista. El oboe es completamente autónomo, y está creando, está interpretando y está orgulloso de su trabajo.
Para Kleiber dirigir es crear un proceso y crear las condiciones del mundo en el que ocurre ese proceso.
¿Qué pasa con los músicos? Son felices, porque todo fluye y ellos pueden crear.
Pero se necesita tener un proceso y un contenido para crear el significado. Y esto se ve en el siguiente director.
Leonard Bernstein
Como todo gran profesor Leonard Bernstein, siempre comenzaba por el significado.
Se puede ver la música en su rostro. La pieza del video era triste, y por lo tanto en su rostro está esa tristeza y dolor, porque ese es el significado de la pieza que interpreta.
Pueden ver que deja la batuta. No más batuta. Ahora es sobre ellos, sobre los músicos que tocan, contando la historia. Cada uno se convierte en un narrador de historias que es escuchado por toda la comunidad.
Berstein es un storyteller por excelencia y posibilita que todos sean storytellers de sus historias.
Doing without doing
Si puedes conjugar todo lo hablado, llegas a ese maravilloso estadío de “hacer sin hacer”.
La impecable dirección de Berstein le permite lograr, sin ningún tipo de esfuerzo, la mejor interpretación de sus músicos. La escena es perfecta, él sólo debe contemplarla y disfrutarla.
Su mensaje es: “Si amas algo, déjalo ir”
Video completo de la charla en TED: