Los auditores de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música en los años 2000 y 2008 validaron sus cuentas al no constatar ninguna irregularidad sin detectar, tal y como afirma la Fiscalía, la existencia de cheques al portador por valores millonarios que se cobraban en ventanilla ni un circuito paralelo de facturas que en realidad eran gastos personales.
BARCELONA, 30 (EUROPA PRESS)
Los auditores de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música en los años 2000 y 2008 validaron sus cuentas al no constatar ninguna irregularidad sin detectar, tal y como afirma la Fiscalía, la existencia de cheques al portador por valores millonarios que se cobraban en ventanilla ni un circuito paralelo de facturas que en realidad eran gastos personales.
En su declaración como testigo, un responsable de las auditorías del Palau, Antoni Gracia, ha explicado que nunca detectaron irregularidades durante los años que realizaron las auditorías y ha concretado que los pagos de la Fundació a la Associació Orfeó Català se hacía por transferencia y que “los datos era coincidentes y no había incidencias”.
Ante esta respuesta, el fiscal Emilio Sánchez Ulled ha insistido en preguntarle si no detectaron que en estos años se llegaron a girar siete millones de euros en cheques al portador que se cobraron en ventanilla con destino a la Associació, a lo que el testigo ha dicho que no.
Sobre el hecho de que la entidad emisora de los pagos (Fundació) y la receptora (Associació) tuvieran los mismos responsables, y si eso hizo que tuvieran un “especial tesón en su actividad auditora”, Gracia se ha limitado a justificar que comprobaban que hubiera recibo pero que la Associació no era auditada.
Respecto a facturas por un total de 900.000 euros a empresas de buzoneo como New Letter y Letter Graphic –que el fiscal cree que fueron facturas de trabajos para CDC giradas al Palau–, ha explicado de forma general que se analizaba un muestreo de facturas y que hicieron comprobaciones de si la factura era de un tercero y si el proveedor la confirmaba.
El fiscal ha insistido en este punto preguntándole si no les levantaron sospechas esas facturas de empresas de buzoneo con montantes con los que “se podría enviar una carta a cada habitante del planeta”, y el testigo ha insistido en que comprobaron que existía la factura pero no si el trabajo se realizó.
En la misma línea ha declarado Roger Margarit, que fue quien auditó in situ el Palau, que ha asegurado que no descubrieron irregularidades ni en los pagos en efectivo ni en las facturas, lo que ha motivado que el fiscal, al final de su intervención le haya preguntado si hay algún motivo externo para que “las auditorías fluyeran en un cauce tan amistoso”.
BONUS MILLONARIOS
Roger Margarit ha justificado que se permitiera que Fèlix Millet y Jordi Montull se autoadjudicaran un bonus de un millón de euros porque Gemma Montull les presentó la supuesta cláusula estatutaria que lo permitía y vio el libro de actas que lo incluía.
Ha indicado que lo sustentó una carta del secretario del Patronato, Raimon Bergós –acusado en la causa y que dijo que Millet le engañó en este punto–, que se incorporó a la auditoría un mes después de que los trabajos terminaran.
“La impresión que recuerdo es de tener dudas de la vigencia de este precepto. Como surgieron dudas, la manera de salirnos fue pedir una confirmación del secretario del Patronato conforme a que estaban vigente y de hecho así fue”, ha argumentado.