Mi papá siempre me decía: hay 2 formas de aprender, por las buenas o por las malas. Yo digo: se aprende de la experiencia ajena o de la propia. Pero a veces no se aprende de ninguna
Por Gorgias Sánchez
Creo -y por favor, sin ganas de entrar en polémica- que la rebeldía es inherente al ser humano en su etapa omnipotente (entre 18 y 22, que es cuando acaban de crecer, las hormonas a full y creen que pueden con todo, por cierto la edad del servicio militar y también la edad de más del 90% de los suicidios) están en su derecho de probar por su cuenta, de ser autosuficientes, de ser insolentes y malagradecidos.
La modestia es algo que se gana con la experiencia y en muchos casos tiene un alto precio. Yo no estoy de acuerdo con que los alumnos (ni siquiera nuestros hijos) deban ser como nosotros y debernos de por vida la educación que felizmente impartimos. Al final la meta es que ellos puedan resolver sus problemas por sí mismos, tomar sus decisiones y elegir sus gustos. Ellos no nos representan (aunque de algún modo la tradición nos ha hecho creer que es así), por lo tanto también tienen derecho a probar, triunfar, estrellarse y eventualmente reconocer que los profes tenían razón.
Veo positivo que este conflicto aflore en esta época en la que se cruzan generaciones y ahora nosotros empezamos a formar parte de la tradición. Yo por mi parte dejé de enseñar porque no pude tolerar el desagradecimiento, cuando luego de enseñar te sientes absorbido y sin nada a cambio (sobre todo porque además damos clases prácticamente gratis!) pero volveré a hacerlo cuando lo pueda tolerar o al menos cuando paguen muy bien, que es lo mínimo (uno de mis profes se refería a dar clases como: donar sangre).
Del resto, qué les puedo decir de una generación poco interesada, poco apasionada, poco emocionada y aburrida que no lee, poco asiste a conciertos, se enaltece en su ignorancia y se conforma con ver un par de videos de youtube de mala calidad de audio y con eso viven. Una generación que realmente cree que en la música hay atajos y viven creyendo que la gloria temprana del prodigio les da derecho sobre los demás. No hablo de todos, obviamente, pero si son muchos.