Vía: El Informador.com.mx | Con los ojos cerrados y los dedos hábiles sobre el violín, el músico Alexandre Da Costa ejecutó Aires Gitanos, de Sarasate e Introducción y Rondo Capriccioso para Violín y Orquesta, de Saint-Säens. El Teatro Degollado, celebró la participación del quebequense en el Programa 3 de la Primera Temporada de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ).
Manuel López Gómez, director huésped, se sumó al rosario de halagos del público. “Alexandre es un fantástico violinista, un virtuoso; para mí fue un honor haber tocado con él. Ya estamos organizando para hacer varios proyectos juntos. No nos conocíamos y ahora somos grandes amigos”.
El venezolano agregó que el violinista dio “un regalo a la audiencia”, pues al finalizar las dos piezas referidas tocó la danza española La vida breve, de Manuel de Falla.
Por su parte, Alexandre apuntó: “Estoy contento, ha salido bien (el concierto), hemos hecho buena música y hemos pasado a la audiencia algo más que solo notas, también unos pensamientos musicales, unos feelings, algo que toca de forma personal a la gente”.
Resaltó la actitud del respetable: “Han estado bien animados y eso siempre se agradece, porque cuando uno da todo le gusta saber que a la gente le ha gustado y le ha tocado; entonces me voy contento”.
Sin embargo, también dijo: “Siempre tengo cosas que mejorar, como músico nunca puedo salir de un concierto y estar satisfecho, siempre tengo cosas que quiero trabajar”.
Las imágenes de la galería son cortesía de la Orquesta Filarmónica de Jalisco
El Programa 3 lo completaron La isla de la muerte de Sergei Rachmaninoff y Sinfonía No. 4, de Schumann.
Para Jason Alejandro Rivera, de 17 años, La isla de la muerte fue “muy impactante”; suele escuchar a la OFJ, acompañado de su familia, desde hace cuatro años.
En tanto, el director de orquesta estadounidense Leslie B. Dunner, presente en la interpretación de la melodía de Schumann, opinó que se ejecutó “muy bien, con pasión”. Destacó que su colega venezolano tiene buen movimiento con la batuta y se acercó al camerino para felicitarle.
“Fue un concierto fantástico, brillante, al igual que el del viernes; mucha energía, mucha empatía con la orquesta y la música. Después de una semana fuerte de trabajo lo que nos quedó fue disfrutar de la música y compartir nuestras energías”, declaró al término López Gómez.
El reconocido director había declarado que La isla de la muerte es difícil de ejecutar, pero se dijo satisfecho con el resultado: “El objetivo se logró: en una semana se montó esta obra tan complicada y tan difícil como es La isla de la muerte. La orquesta afrontó el reto con mucho compromiso y con el virtuosismo que se necesita”.
El año pasado, Da Costa, acompañado de su Stradivarius Di Barbaro, interpretó en la ciudad la Sinfonía española para violín y orquesta Op. 21, de Edouard Lalo, con motivo del Festival Cultural de Mayo.
El músico, para próximos compromisos, regresa a Canadá un par de días y luego viaja a San Antonio y China.
Disfrutan programa
En el intermedio, Gustavo Gallegos Bravo apuntó que el principio del concierto le pareció “un poco largo, pero agradable”. Señaló que el violinista es “excelente, muy hábil” y resaltó la labor del director.
Sentada junto a él, Carolina Castorena dijo: “Qué bueno que nos traen artistas de esta categoría; lo disfrutamos mucho”. Observó que la ejecución de las piezas fue “limpia”.
Y para Salvador Cisteró fue un concierto “fabuloso”, con un programa “muy bien elegido”. Calificó a Da Costa de “virtuoso”.