Vía: www.ansa.it | Por Ernesto Pérez PESARO, 16 (ANSA) –
“Un director de orquesta debe ser un mediador entre el público y la partitura y nunca un dictador, interesado más en su propia persona y perfil profesional que en la obra musical que tiene que estar ante todo”, declara a ANSA el venezolano Manuel López Gómez, muy aplaudido al mando del grupo de estudiantes de la Academia Rossiniana que cantaron “El viaje a Reims”.
Esta ópera o más bien la cantata escénica, compuesta en honor de la coronación del rey de Francia, Carlos X, otrora considerada vehículo para los más experimentados cantantes rossinianos, es hoy el semillero del Rossini Opera Festival (ROF) y trampolín de lanzamiento para todos esos jóvenes que intentan una carrera de belcantistas.
López Gómez, salido como él dice de la cuarta generación de músicos del Sistema del maestro José Antonio Abreu que en 40 años sacó de la calle, dándoles un porvenir musical, a 700 mil niños y jóvenes venezolanos, es el primer latinoamericano que dirige el Viaje en las quince ediciones de esta obra.
“Esta es una partitura de enorme complejidad con 14 voces principales que se alternan y se unen en los dos grandes finales y un verdadero desafío tanto para los cantantes como para el director”, confiesa López Gómez, de 31 años, 23 de los cuales pasados en el ámbito del Sistema Abreu, primero como violinista y luego como compositor y asistente de dirección (de su compatriota Gustavo Dudamel en la Filarmónica de Los Ángeles pero también de Charles Dutoit) hasta ser lanzado al podio a los 19 años.
López Gómez vive desde el año pasado en Bogotá donde está exportando el Sistema Abreu en Colombia y confirma que éste está ganando adeptos no solo en América Latina sino también en la misma Europa.
“Este milagro ha sido posible por la constancia de los distintos gobiernos venezolanos que se han sucedido en los últimos 40 años”, afirma el joven director. “Yo había dirigido poca música de Rossini, algunas oberturas, pero ocupándome del ‘Viaje’ he descubierto la asombrosa genialidad del compositor que en principio parece un catalogador de viejas recetas musicales pero luego se revela como uno de los más complejos arquitectos de la vocalidad y la orquestación”, aclara.
López Gómez piensa que para ser músico son indispensables primero la curiosidad y la versatilidad y luego negarse a caer en la rutina. “Es también importante el respeto por las personas con las que se trabaja y por eso no creo posible que existan hoy directores tiranos y autoritarios como lo fueron Arturo Toscanini y Herbert Von Karajan o como el maestro de ‘Prova d’orchestra’ de Federico Fellini, un filme que admiro muchísimo”, continúa.
Para López Gómez la mayor cualidad del Sistema Abreu es la exigencia no solo de aprender sino también la de enseñar lo aprendido a las nuevas generaciones. “Esto lo llevo a cabo dirigiendo una orquesta de adolescentes y de jóvenes en Colombia, pero yo también aprendo cuando dirijo una orquesta de profesionales que son mayores que yo”, explica.
López Gómez, como sus demás colegas venezolanos, tiene una actividad casi compulsiva viajando por todos los continentes y por todas las latitudes, al frente de orquestas de países tan distantes y disímiles como Noruega, Suecia, Corea del Sur, etc.
“Un director es como un padre que debe saber conducir de la mano a sus hijos, respetando su personalidad -declara-. Eso me ha tocado como hijo y espero hacerlo como padre algún día”.
Perdón, pero el año pasadp la dirigió un mexicano… hay que comprobar información antes de publicarla.