Este cantante lírico, tenor, reside en Bogotá desde hace diez meses, y aquí hace un recuento de lo que ha sido su vida artística en los últimos años, demostrando la tenacidad y talento de los músicos venezolanos en el exterior
Por Ana María Hernández Guerra | @amhg_periodista | ESPECIAL PARA VENEZUELA SINFÓNICA
“Hola. Mi nombre es Cristo Vassilaco Gómez. Venezolano de pura cepa”, escribe el tenor radicado en Bogotá.
Hoy en día, es uno de esos venezolanos que tratan de forjarse una carrera y un futuro fuera de las fronteras del país, pero que no lo olvida y lo lleva tallado en el corazón.
“Nací en Cabudare, estado Lara, el 16 de octubre de 1987. Desde pequeño inicie con mi canto, pegando gritos por toda la casa. Empecé en el colegio cantando en festivales de música venezolana, y desde ahí fue el comienzo de todo lo bello que me ha pasado”, prosigue.
-Usted fue alumno de Idwer Álvarez y Lucy Ferrero, ¿qué fue lo más importante que aprendió de estos maestros?
-En 2009, fue mi primera experiencia hacia el canto lírico. Fue de la mano del maestro Aquiles Machado. Con él fue muy interesante, ya que para mí era un mundo desconocido. Lleno de expectativas y de muchas curiosidades, entro en la Ópera de Occidente del estado Lara, bajo la dirección del maestro Angelo Dadonna.
“En 2010, conozco al maestro Idwer Álvarez, y tener la referencia sonora de dos grandes tenores importantes del país, hacen que mi progreso técnico sea más rápido. El maestro Idwer siempre estuvo a la orden en lo que me podía orientar y explicar, y le agradezco mucho por sus palabras, consejos y vivencias. Siempre me dijo ‘Cristo, tienes que enfrentarte a esto que se llama canto lírico, la voz no lo es todo’. Su metodología me ayudó mucho, ya que con un ejemplo y el hacerme ver las cosas con claridad me hizo el camino más fácil. Ese mismo año, en julio, llego a la capital dejando mi casa y mis comodidades para empezar a vivir ese sueño de ser cantante lírico. Entro a la gran familia del Sistema, y mi primera experiencia musical fue con la ópera ‘Carmen’ bajo la batuta del maestro sir Simon Rattle. Fue mi inicio en la Coral Nacional Simón Bolívar, en manos de la maestra Lourdes Sánchez y la maestra Margot Parés-Reyna, fueron ellas quien me enseñaron gran parte de mi crecimiento musical”.
“La maestra Margot, siendo la profesora de técnica vocal del coro, me dio una base y muchas herramientas para el cuidado y conciencia de mi voz. Mucho tengo que agradecerle ya que siempre estuvo allí, siempre sonriendo, llorando, riendo, aplaudiendo cada vez que me bajada del escenario. La maestra Lourdes Sánchez es y será siempre una mujer a quien tengo que agradecerle muchas cosas. Ella no solo era mi directora sino una madre, amiga y mi jefa ante todo. Pero lo más importante era mi nueva familia”.
“Mi gran familia musical, la Coral Nacional Simón Bolívar, fue y será unas de las experiencias más hermosas y gratificantes que me ha pasado. A cada uno de ellos tengo mucho que agradecerles, por su tiempo, su amor, su respeto y cariño. Los amo y recuerdo mucho”.
“Al paso de los años de mi estadía en Caracas, tuve la fortuna de estar en varias manos y criterios de maestros de canto. Una de ellas fue la maestra Lucy Ferrero, quien con su cariño y aceptación pudo orientarme y darme consejos que valoro y respeto mucho. Agradecido con ella por su tiempo y el cariño que me dio”.
-Usted comenzó primero cantando el repertorio popular. Luego estudia el lírico y ahora retorna a lo popular, de lo cual está viviendo actualmente en Colombia, ¿cómo ha sido ese proceso? ¿cómo se siente viviendo del canto del modo como lo hace en Colombia?
–Venir del repertorio popular y saltar a lo lírico fue un choque muy controversial. Mi formación musical era cero. Lo mío era empírico, y llegar a este mundo musical y rodearme de grandes músicos, de quienes tuve mucha ayuda, respeto y cariño fue muy especial. Aprendí la técnica y fue lo mejor que me ha pasado. En el canto popular me sirvió muchísimo ya que tenía las herramientas para el cuidado de mi voz, y me di cuenta de que podía cantar lo que quisiera. Esa fue una mejora del 100% para mi vida como cantante. Particularmente, no me considero cantante popular ni cantante lírico: me considero cantante, y por la poca experiencia profesional pero con el gran trabajo que tuve, aprendí que uno puede hacer lo que quiera con su instrumento. La voz es el instrumento más completo, y me siento bendecido y agradecido con Dios por darme el don de cantar.
“Hace 10 meses llegué a Bogotá. Gracias a Dios me ha ido muy bien. Varias instituciones me han dado la oportunidad de cantar y hacer música con ellos, como el Coro Filarmónico de Bogotá, la Ópera de Colombia, el Coro de la Ópera de Bogotá que me han dado la mano para seguir haciendo música. Actualmente estoy haciendo más lo popular, pero feliz porque hago lo que me gusta. Formo parte de una agrupación de música clásica llamada Montecarlo, a los que tengo mucho que agradecerles por el apoyo y el cariño de este gran equipo. Como invitado, canto en una agrupación lírica llamada Operashow, de Carlos Duque, quien con su apoyo y el de todos los integrantes, ha hecho que se conviertan en mi nueva familia musical. Conocí en uno de los conciertos acá en Bogotá a un señor que me preguntó ‘Cristo ¿tú cantas ranchera?’; y mi cara de alegría me delató (risas). Me ofreció cantar con ellos, y acá estoy dando serenatas a muchas familia de esta ciudad, brindándoles mi canto y toda mi experiencia musical. El grupo se llama Mariachis Azteca Imperial”.
-¿Qué rutina realiza para conservar la técnica vocal para el canto lírico?
-Rutina como tal no la tengo. Mi mejor escuela fue formar parte del Coro Simón Bolívar. Todos los días cantábamos, y lo más interesante e importante era la gran cantidad de repertorio y estilos musicales que pude cantar y de allí viene el tema de la técnica, que es una sola para todo pero con tantos estilos musicales que interpretamos. Desde el Barroco hasta lo contemporáneo, música venezolana que me llena de mucho amor y gratitud cada vez que la canto, música latinoamericana, oratorios y un mundo tan complejo como la ópera. Los que me conocen saben que no fui muy disciplinado con mi canto lírico, pero lo más importante era el poder hacerlo y sentirme bien por tanta música que pude hacer y la que falta. Ahora bien, una carrera lírica, ahora no está en mis planes. Pero algo que sí tengo claro y sigue en pie y seguirá así es el ser cantante.
-¿Qué roles le gustaría hacer o tiene pensado montar?
-Me encantaría cantar el Rodolfo de la ópera “Bohéme” de Puccini.
-¿Extraña al país, regresaría en algún momento?
–Extraño mucho a Venezuela. No fue fácil tomar esta decisión, pero no tenía opción. La situación-país es la razón por la que muchos de mis compañeros se han ido de Venezuela a probar en otras latitudes, a tener una calidad de vida y vivir tranquilo. Salí de mi país y la primera opción fue Bogotá ya que mi familia es colombiana y tenemos la doble nacionalidad. Es una gran ventaja porque irse a otro país sin papeles es muy fuerte, no es imposible pero les toca más rudo. He aprendido a valorar lo que tenía y lo que no tenía, aceptando y valorando las pruebas que Dios me ha puesto en mi camino, empezando de cero, pero con mucha fe y actitud para superar cualquier obstáculo. Me encantaría regresar algún día y ser parte de todos los venezolanos que apostamos por una Venezuela libre, y seguir cultivando para que Venezuela renazca de las cenizas de estos días grises y turbios que están pasando ahora todos los venezolanos.
-¿Ha tenido contacto con los músicos venezolanos en Colombia?
-Hay muchos venezolanos en Bogotá, y eso en parte me hace sentirme en casa. Muchos están en sus mundos y trabajos, y tratan de sobrevivir al hecho de ser extranjero. No es fácil, pero estamos mejor que allá en Venezuela. La idea de seguir haciendo música venezolana y compartir con amigos y hermanos venezolanos es un respiro, y más saber que aun estando fuera de tu país puedes seguir haciendo tu música. He tenido contacto con la maestra Sara Catarine, es muy amable, y se puso a la orden y espero poder trabajar con ella. No hemos coincidido, ya que estamos full con tantos deberes que cada uno tiene, pero apenas llegó ella, nos pusimos de acuerdo y la aceptación y el cariño fue de inmediato.
-Usted estuvo en la Scala de Milán, en una residencia artística ¿cómo fue esa experiencia?
-El Teatro alla Scala di Milano es una de las mejores experiencias musicales. Fue el trabajo que hicimos en agosto del 2015. El privilegio de ser solista y poder interpretar en las ocho funciones de la ópera “Bohéme” el papel de Parpignol, ha sido una experiencia e inolvidable. Como muchas otras experiencias en las que pude ser solista con la Coral Nacional Simón Bolívar en varios teatros importantes cantando la música venezolana y dejando bien en alto al país.
“Otras experiencias son las diversas giras internacionales a países como Alemania, Colombia, Austria, Inglaterra y Estados Unidos, Italia, Portugal, Francia. Con la Coral Nacional Juvenil Simón Bolívar, estuvimos en Alemania, en el marco del Chorfest de Frankfurt, que incluyó conciertos en el Alte Oper y en las ciudades de Wuppertal, Colonia y Kelkheim. En Estados Unidos, tuvimos conciertos en el Lincoln Center y el Kennedy Center, la Organización de las Naciones Unidas, entre otros. En Colombia, la participación en 2013 cuando se realizó en Bogotá el Festival Internacional de Coros, América Cantat. Ese mismo año, junto a la CNJSBV en el Festival de Salzburgo (Austria) en diversos escenarios y con programas a capella y sinfónico-corales junto a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, bajo la conducción del maestro Gustavo Dudamel. En el 2014, una gira por diversas ciudades del Reino Unido, destacando los conciertos en el Royal Festival Hall de Londres. En 2015 tuve un importante reto como solista, cuando formé parte del elenco de la ópera ‘Bohéme’ de Puccini, con el papel de Parpignol, en la residencia del Sistema en el Teatro alla Scala di Milano en Italia. Esta gira incluyó un mes de estadía en la Scala, ofreciendo además de la ópera, conciertos sinfónico-corales y a capella. Finalmente, en el marco del décimo aniversario de la Coral Nacional Juvenil Simón Bolívar, se realizó una destacada gira en Portugal (Teatro Gulbenkian de Lisboa) y diversos escenarios de Francia, que incluyó la Catedral Notre Dame de París, la Capilla Real del Palacio de Versalles, la Catedral de Nantes, la Iglesia Saint Jean de Montierneuf en Poitiers, la Maison de la Radio (Radio France), la Basílica Pio XII y Saint Bernadette en Lourdes, Francia”.