Omer Meir Wellber, joven director israelí al frente de la Orquesta Filarmónica de Israel, se recrea en el esplendor de la Iglesia luterana de Nuestra Señora de Dresde. Una joya del borroco. Un concierto fascinante en un lugar excepcional.
Vía: es.euronews.com/ Por Katharina Kaun
Símbolo de la destrucción de la Segunda Guerra Mundial, la Frauenkirche fue reconstruida de sus propias ruinas cinco décadas después del bombardeo de 1945. Este recital es parte del prestigioso Festival de Música de Dresde, dedicado a Israel en esta edición.
Jan Vogler es el director del festival: “Para mí era importante contribuir en la reflexión y el recuerdo a través de la música con este enfoque a Israel. Miramos hacia atrás en la historia y mostramos los lazos culturales entre nuestros países”.
Omer Meir Wellber tiene 34 años y sabe que las nuevas generaciones aportan una continuidad esencial en la música.
“Creo que se trata de una generación diferente. De alguna manera la Frauenkirche y la Filarmónica de Israel representan a las nuevas generaciones, que al abrir las puertas, traen aire fresco en su interior.”
En el programa, la 6ª Sinfonía de Dmitri Shostakóvitch compuesta en 1939. Como muestra el ciclo de canciones “De la poesía popular judía”, Shostakóvitch fue muy crítico con antisemitismo ruso, promovido entonces por las autoridades soviéticas.
“Definitivamente tengo una conexión especial con Shostakóvich. Ésta podría ser mi sinfonía favorita de Shostakovich. Él logra contarnos una gran historia que arranca en un momento trascendental y espiritual, pero que termina en el circo. Es decir, muy al estilo de Shostakóvich, pero con un sentido del humor muy judío. Ya sabe usted que en las peores situaciones siempre hay que confiar en el sentido del humor. Es muy agradable.”
Desde niño Omer demostró desde niño tener un gran talento musical. A los cinco años empezó a tocar piano y acordeón. Un instrumento con el que puede interpretar temas del repertorio klezmer.
Omer comenzó su carrera como ayudante de dirección del maestro Daniel Barenboim. Tras varias temporadas dirigiendo la Orquesta de la Comunidad Valenciana, hoy considera Dresde como su segundo hogar.
“Me gusta tocar porque te mantiene conectado con el mundo real, con los músicos y la música; porque cuando diriges puedes llegar a creer que eres tú quien está creando la música. Pero en realidad no eres tú solo quien la hace posible.”
Omer suele dirigir sin partitura, para sentirse aún más cerca de los músicos: “Lo que me gusta es que uno crea la música de la nada. Es entonces cuando ves a los úsicosy comunicas con ellos. Así puedes ver realmente qué sucede y eres consciente de todo lo que pasa durante el concierto.”
“Tiene un temperamento muy enérgico, excepcional, señala Jan Vogler, director del Festival de Dresde. Hay muchos directores que montan todo un espectáculo, con mucha gesticulación y demás, pero él realmente es así. Además tiene un oído excelente, lo oye todo. Y también es compositor. Es alguien muy imaginativo y siempre está buscando nuevos caminos creativos.”
“Yo creo en una sabia espontaneidad, asegura el joven maestro Omer Meir Wellber. Tienes que aprender mucho, sabértelo todo y haber ensayado muy bien. Entonces sí que puedes encontrar esa espontaneidad.”