Los dos cantantes debutaron en sus respectivos roles de Leonora y Conde Luna bajo la dirección de Daniel Barenboim en la sala del Teatro Schiller.
Berlín, Alemania.- Las estrellas de la ópera Anna Netrebko y Plácido Domingo fueron ovacionadas en la noche del viernes en el estreno de “Il Trovatore” de Giuseppe Verdi en la Ópera Estatal de Berlín.
Los dos cantantes debutaron en sus respectivos roles de Leonora y Conde Luna bajo la dirección del argentino-israelí Daniel Barenboim en la sala del Teatro Schiller, agotada desde hace meses.
El español Plácido Domingo, de 72 años, quien desde hace unos años se pasó de tenor a barítono, cantó por primera vez en su carrera de más de seis décadas el rol del Conde Luna.
El director musical Daniel Barenboim fue quien convenció a su amigo Domingo, a quien ya había dirigido en Berlín en “Simon Boccanegra”.
Tras unas dificultades iniciales, Domingo estuvo a la altura del rol. Durante la actuación se intuyó la grandiosa voz de antaño del español, que supo subsanar las carencias con presencia en el escenario y su experiencia.
La soprano rusa Anna Netrebko se lució como Leonora y recibió fuertes aplausos durante la actuación. El público también celebró al tenor uruguayo Gastón Rivero, quien asumió a último momento el rol del amante Manrico, y a Marina Prudenskaya en el papel de Azucena.
Para Netrebko fue el final de una semana turbulenta en la que dio a conocer la separación de su compañero y padre de su hijo, el cantante uruguayo Erwin Schrott. Netrebko y el bajo barítono fueron durante años la pareja glamourosa del bel canto.
Barenboim, por primera vez a cargo de la batuta en la gran obra de Verdi, dio gran espacio a los cantantes. El director alemán Philipp Stölzl vistió a Netrebko en un comienzo con un traje medieval encorsetado y en el segundo acto de monja de blanco. Domingo lució un traje similar al de un mosquetero.
En sus vestimentas coloridas, los protagonistas se asemejaron a figuras de un cómic que se movían como marionetas en un escenario reducido de forma artificial y con dos paredes blancas de fondo sobre las cuales se proyectaban imágenes de video en 64 campos como en un tablero de ajedrez.
Stölzl, quien comenzó su carrera como director de cortos publicitarios, intercala en esta obra de traición y venganza unos clips que recuerdan a cuadros de Salvador Dalí o René Magritte. Y cosecha algunos abucheos al final.
Para el estreno se ofrecieron hasta 900 euros (1,200 dólares) por un billete en el mercado negro. Entre el público se encontraban personalidades como el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble y el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit.