Vía: Panorama.com.ve | Rafael Álvarez Bermúdez | Entrevista exclusiva para Panorama
Inaugurar la Orquesta Sinfónica Juvenil e Infantil Wayuu Tayá, el primer núcleo del “Sistema” en la Guajira venezolana; ése es el gran proyecto cultural que mantiene ocupada actualmente a la fundación Wayuu Tayá, y a su presidenta, la modelo barquisimetana Patricia Velásquez.
Desde un avión en vuelo —“Estoy encima de Groenlandia, veo la nieve”, escribe—, Patricia contesta las preguntas que PANORAMA le ha enviado por correo electrónico. Su discurso es espontáneo, se siente emocionada. Cuenta cómo visualiza la integración de la música clásica con la étnica wayuu: “Adelantamos conversaciones con músicos y compositores de música para orquestas, para fusionar, por ejemplo, el sonido de un Sawawa (flauta wayuu) con las flautas de la orquesta”. Reveló además que está escribiendo su nueva película y un libro.—¿Por qué cree que todavía los niños indígenas wayuu no cuentan con una orquesta?
—Quisimos llevar a los niños de la Guajira la oportunidad de integrarse al ‘Sistema’ sin perder su identidad, y es por ello que nos ha llevado tiempo activar este núcleo. Pues, no solo se trata de contar con los instrumentos, sino también de un espacio digno y acorde para que los niños se sientan con libertad de aprender y alimentar su pasión por la música, no solo la occidental, también la wayúu.
—¿Qué representará para los niños wayuu tener un núcleo propio?
—Es la oportunidad de unirse a través de la música con el todo el país y el mundo. Además de llevar la música wayuu a todos los lugares donde lleguen a presentarse, pues la Orquesta Sinfónica Juvenil e Infantil Wayúu Tayá, incorporará los sonidos y cantos del wayuu. Esa será la gran oportunidad de nuestros niños y jóvenes de la Guajira de sentirse orgullosos de su cultura y herencia indígena.
—¿Cómo surgió la idea de crear la orquesta? ¿Ha hablado con el maestro Abreu o con Gustavo Dudamel?
—Siempre hemos sido grandes admiradores del ‘Sistema’ y desde que comenzamos con la fundación esto fue algo que soñamos hacer en un futuro. La idea surgió hace muchos años, la cual esperamos se convierta en realidad muy pronto. Soy bastante cercana a Gustavo y claro que sabe de nuestros planes.
—Por los momentos se tienen 200 niños censados. ¿Cómo fue el proceso de selección?
—En la primera fase, se aplicó un censo en nuestra escuela Tepichi Talashi con un instrumento que nos dio ‘El Sistema’, y que nos permitió conocer las preferencias e inclinaciones de los niños y niñas hacia los deportes, la música y las artes plásticas. De allí, se seleccionaron unos 80 niños, niñas y jóvenes con inclinaciones a la música, el canto y las artes, inclusive a algunos niños que reconocen y tocan los instrumentos wayuu. Falta aún aplicar el censo en las otras dos escuelas que beneficiamos en Mara.
—¿Se permitirá el ingreso de niños y jóvenes wayuu de otras escuelas, así como niños no indígenas?
—Claro que sí. De hecho, tenemos previsto en una segunda fase, realizar una convocatoria en las escuelas de la zona para brindarles la oportunidad a todos los niños que habitan en la Guajira, para que formen parte de nuestro núcleo. Aunque por ahora solo tenemos capacidad de incorporar a 200 niños.
—Ha dicho que sería la primera orquesta intercultural en combinar instrumentos clásicos con los instrumentos propios del pueblo wayuu ¿Cómo visualiza eso?
—La música wayuu tiene sonidos muy particulares y hermosos, y se tocan en solitario. De allí, que ya estamos adelantando conversaciones con músicos y compositores de música para orquestas para fusionar, por ejemplo, el sonido de un Sawawa (flauta wayuu) con las flautas de la orquesta y de allí unir todos los instrumentos de la orquesta. Por ahí vendrán otras composiciones y hasta ensambles y fusiones que segura estoy surgirán al activar el núcleo de la orquesta.
—¿En qué estatus está el proyecto?
—Bueno, tenemos como meta activar antes de que finalice el año el núcleo de la orquesta. Debemos conseguir recursos para los instrumentos, y la sede cultural, además de contar con el personal requerido para iniciar las actividades de la orquesta. La inversión social de la primera fase del proyecto supera el millón de bolívares fuertes. Aprovecho para invitar a los empresarios del país y a los entes del gobierno regional y nacional, a que se sumen a nuestra causa y contribuyan con un mejor futuro para los niños de la Guajira venezolana.
—¿Cómo se mantiene la retroalimentación económica producida de la venta de los bolsos susus y los proyectos ejecutados por la fundación?
—La producción de bolsos se ha convertido en una especie de negocio paralelo a la fundación. Por lo menos así lo tratamos nosotros. “Compramos” a las mujeres los susus, que son vendidos alrededor del mundo y cuyas ganancias son reinvertidas de nuevo en la fundación.
—Ya son diez años de trabajo. ¿Qué viene para el futuro?
—¡Trabajar, trabajar y trabajar! Queremos expandir nuestros programas actuales, empezar con el núcleo y ayudar a la mayor cantidad de gente que nos sea posible.
—En cuanto a su carrera del cine ¿maneja algunas propuestas o proyectos actualmente? ¿Cuáles son?
—Estoy por terminar un proyecto maravilloso con Fina Torres llamado Liz en Septiembre a estrenarse el próximo año y estoy escribiendo mi próxima película.
—¿Piensa escribir o ya escribió un libro? ¿De qué trataría?
—Uhhh que casualidad. Justo estoy en ello. No te lo puedo decir. ¡Sorpresa!
—¿Qué tomó de positivo en su experiencia en El Aprendiz y qué pudo haber hecho distinto mientras estuvo en el reality?
—Aprendí a trabajar bajo presión. En realidad no hubiese cambiado mi comportamiento. Estoy muy contenta con el resultado y como dimos a conocer a la Fundación, ¡esto fue un logro gigantesco!
—¿Dónde se encuentra actualmente?
—Ajá, si supieras estoy volando encima de Groenlandia, veo la nieve. Estoy en un vuelo hacia Los Ángeles desde Frankfurt. Voy cada dos meses a Alemania y a Londres para mis productos Taya que están en Hse24 y Idealworldtv en Inglaterra. Resido entre Los Ángeles y Nueva York, y cuando puedo me escapo a Margarita.