“Es uno de los compositores más importantes del siglo XX, pero su voracidad creadora lo aventaja sobre los demás que aún están activos”
Vía: www.filarmonicabogota.gov.co
De esta manera calificó el periódico El Mundo de España al maestro polaco, Krzysztof Penderecki, cuyas obras evolucionaron desde el estilo Avant Garde pasando por la música sacra hasta llegar a su lenguaje actual que se ubica en el neorromanticismo.
Este “clásico viviente”, como lo llaman muchos, dirigirá a la Orquesta Filarmónica de Bogotá en el concierto Misericordia, que el 8 de septiembre, en el Teatro Mayor, abrirá el V Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá, en el que interpretarán tres de las obras más representativas del repertorio del compositor polaco: El despertar de Jacob, Sinfonía n.°2 “Navidad” y Concierto para piano “Resurrección”, el cual será acompañado por la pianista Mūza Rubackytė, ganadora en 1981 del Segundo Premio en el Concurso Internacional Liszt-Bartók de Budapest, quien, además, es considerada una de las grandes intérpretes de Liszt del momento.
De acuerdo con Sandra Meluk, directora de la OFB, “es un hecho histórico que podamos tener acceso directo y personal a un compositor que ha influenciado tanto el medio musical del siglo XX y XXI. Además, es un privilegio conocer de primera mano cuál era la intencionalidad de cada una de sus obras”.
Y es que sus composiciones se convirtieron en una revolución musical, como lo explica Guillermo Gaviria, asesor de Fomento y Desarrollo de la Filarmónica, quien asegura que el polaco es el precursor del estilo Avant Garde, con el que utilizó instrumentos acústicos para generar música electrónica, incorporando así estructuras no convencionales.
Sus piezas icónicas en este estilo son Treno para las víctimas de Hiroshima, que en el 61 fue exaltada por parte de la Unesco, y Polymorphia, que años después de su creación se convirtieron en banda sonora de la película El resplandory El exorcista de William Friedkn, 1973, respectivamente.
Ahora bien, la coyuntura histórica del siglo XX inspiró muchas de las obras de Penderecki, dentro de las que se destacan El réquiem polaco y el Concierto para piano “Resurrección”, compuesto como una reacción a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Así mismo, el interés del compositor se centró también en los textos religiosos, de los que surgieron piezas, entre otras, como Los salmos de David, La pasión según San Lucas, Las siete puertas de Jerusalén y El despertar de Jacob, que fue escrita para el Príncipe Raniero III de Mónaco y fue inspirada en la parábola del Génesis que narra el sueño de Jacob, “en el que ve la casa de Dios y la puerta de los cielos”.
Sin embargo, Gaviria explica que la importancia de esta obra es que “anticipa la aproximación neorromántica a la que se estaba moviendo Krzysztof; es decir que es clave para entender la transformación de su estilo”.
Continuando con la línea sacra, el compositor polaco crea la Sinfonía n.°2 “Navidad”, en la que ya se destacan los elementos armónicos clásicos del neorromanticismo. Un cambio de lenguaje que dejó atrás los experimentos de sonido que solía hacer, y que se dio “porque las posibilidades expresivas en este estilo estaban agotadas”, así lo señaló el mismo Penderecki en varias entrevistas.
De esta manera, en esta Sinfonía se vislumbran las fuertes convicciones religiosas del autor. De hecho, incorpora en la melodía apartes del villancico Noche de paz, y deja esta pieza de un solo movimiento.