El tenor español Plácido Domingo trabaja en el documental “La reina de la zarzuela”, con el que se rinde homenaje a su madre, la soprano Pepita Embil (1918-1994), quien es recordada a 18 años de su muerte, que se cumplirán este 28 de agosto.
El material, que está bajo la dirección de Josu Venero, planea un viaje de la mano de su hijo, el prestigiado tenor, quien revela diversos aspectos de la vida de quien es considerada una de las voces más expresivas de la zarzuela.
Para la realización del documental, del cual no se ha dicho cuándo concluirá, Domingo ha visitado diversos lugares de su infancia, tales como la iglesia de San Salvador, el Museo Cristóbal Balenciaga y la calle Mayor de Getaria, reportó la prensa española.
Pepita Embil vino al mundo el 28 de febrero de 1918, en Getaria, España, en el seno de una familia vasca, encabezada por un organista de iglesia y gran aficionado a la zarzuela, género musical que después ella interpretó con éxito.
Desde pequeña inició sus lecciones de canto a petición de su padre, e ingresó al Conservatorio de San Sebastián, donde fue instruida por el considerado una de los mejores bajo españoles, Gabriel Olaizola.
De acuerdo con la biográfica de la soprano, que publica un sitio especializado en el género de la zarzuela, su carrera comenzó como solista en diversos orfeones, actuando tanto en España como en el extranjero y luego de viajar a París decidió permanecer algún tiempo en la capital francesa, donde amplió sus estudios de canto.
Al regresar a España debutó en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, con la ópera “Amaya”, de Jesús Guridi, y rechazó un atractivo contrato en este recinto, por su predilección por la zarzuela.
Esta pasión por el género inculcado por su padre, la llevó a aceptar un contrato para una temporada en Zaragoza con el sueldo de 50 pesetas diarias.
De acuerdo con el portal “Ópera siempre”, al término de la Guerra Civil, Pepita Embil se sintió atraída por la formación que varias compañías le ofrecían, razón por la cual se trasladó a Madrid, donde frecuentó el famoso Café de Castilla, en el que se reunían cantantes, músicos, libretistas, empresarios y periodistas.
Allí conoció al barítono Plácido Domingo Ferrer, con quien se casó tres meses después y tuvo dos hijos: Mari Pepa y José Plácido.
La familia, junto con la compañía lírica de Moreno Torroba, emprendió una gira por Latinoamérica visitando Puerto Rico, Cuba, México y Venezuela, países donde lograron gran éxito, especialmente en el desaparecido Teatro Abreu y el Esperanza Iris, hoy, Teatro de la Ciudad, razón por la que la pareja de cantantes se trasladó a México.
En estos países el matrimonió fundó la Compañía Mexicana de Zarzuela Domingo-Embil y la soprano fue nombrada, por su potente voz y encanto en el escenario, como la “Reina de la zarzuela”.
Ya como un matrimonio de empresarios, Embil y Domingo recorrieron durante casi 25 años el continente de habla hispana y se presentaron junto con su talentoso hijo en diversas ocasiones en Nueva York.
En 1966, regresó a España para ofrecer una gira por el Norte y las Islas Canarias con la Compañía de José de Luna y de vuelta a México emprendieron otra por Costa Rica, Perú y Venezuela.
A los 56 años, en 1974, la nombrada “Reina de la zarzuela” se retiró de los escenarios con “Doña Francisquita” cantada en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, donde interpretó a “Aurora la Beltrana” y su marido Plácido de “Don Matías”.
En 1988, fue homenajeada en el Teatro de La Zarzuela con la representación de “La Chulapona” y unos versos escritos por el director musical de dicho coliseo, Miguel Roa, y que fueron recitados por el actor Rafael Castrejón.
También fue homenajeada en el estadio de Anoeta, de San Sebastián, donde cantó a dueto con su hijo.
Luego de la muerte de su esposo en 1987, Embil se dedicó a crear centros culturales y, finalmente, el 28 de agosto de 1994, murió víctima de una insuficiencia hepática. Sus restos fueron enterrados junto con los de su esposo, en el Panteón Español de México.