A todos nos ha pasado en alguna ocasión: de repente nuestro cerebro se queda en blanco, es como si se apagara, como si se produjera un pequeño cortocicuito que desconecta prácticamente todas las conexiones neuronales. Si te pasa con cierta frecuencia, sobre todo ante situaciones de estrés, es muy probable que se deba a que tienes una excelente memoria de trabajo.
Vía: www.rinconpsicologia.com
Una buena memoria de trabajo sucumbe con mayor facilidad a los efectos del estrés
Algunas personas tienen mejor “memoria de trabajo” que otras. Es como si tuvieran un par de manos extra disponibles para realizar malabarismos mentales. La memoria de trabajo es aquella en la que almacenamos los datos durante un corto periodo de tiempo, mientras los utilizamos para realizar otros procesos. Por ejemplo, para hacer una operación aritmética debemos ir almacenando los números en nuestra memoria de trabajo mientras hacemos el cálculo. La memoria de trabajo también es la que nos permite seguir el hilo de un discurso sin divagar.
Aunque puede parecer genial tener una memoria de trabajo excelente, un estudio realizado recientemente por psicólogos de la Universidad de Chicago reveló que las personas con mejor memoria son particularmente propensas a quedarse en blanco, sobre todo cuando están bajo presión.
Estos investigadores reclutaron a 83 personas jóvenes, a quienes sometieron a diferentes pruebas cognitivas de atención, memoria y autocontrol. Luego les plantearon una serie de preguntas aritméticas complicadas, primero podían resolverlas sin presión y luego añadieron cierta dosis de estrés.
Por último, los participantes completaron una prueba dirigida a evaluar la capacidad de su memoria de trabajo: tenían que resolver una secuencia de operaciones matemáticas básicas o preguntas de comprensión de oraciones, cada una intercalada con la presentación de una sola letra en la pantalla. Al final, tenían que intentar recordar las letras en el orden correcto.
Los resultados no dejaron lugar a dudas: la presión afectó negativamente el rendimiento de quienes tenían una buena memoria de trabajo, pero no afectó a quienes tenían una memoria más mala.
¿Por qué la memoria de trabajo puede provocar bloqueos mentales?
Los psicólogos descubrieron que la clave radicaba en el nivel de control atencional. En práctica, lo que ocurre es que las personas que tienen buena memoria de trabajo recurren a su par adicional de “manos mentales” para realizar las tareas, implementando estrategias más sofisticadas y exigentes que normalmente les permiten realizar las tareas con éxito.
Sin embargo, cuando están distraídas por la presión, estas personas siguen confiando en ese par de manos extra, piensan que pueden aplicar sus complejas estrategias pero el problema es que tienen esas manos atadas ya que el cerebro está “sobrecargado”. Por eso aparece el bloqueo mental, esa sensación de quedarse en blanco.
Por suerte, los investigadores nos brindan dos estrategias para lidiar con este problema:
1. Reducir el nivel de ansiedad. De esta forma logramos que la tensión no nos distraiga y podemos concentrarnos realmente en la actividad, liberando los recursos cognitivos que necesitamos para aplicar estrategias de memorización más complejas.
2. Incrementar nuestro autocontrol atencional, lo cual se puede lograr practicando la meditación mindfulness, por ejemplo, o simplemente caminando media hora al día rodeados de naturaleza. De esta forma potenciamos la concentración y la memoria, aumentando nuestras reservas cognitivas.