Escrito por: Nadia Koval, Rusia Hoy
Ponerse en contacto con una ‘leyenda viva’ siempre es muy emocionante y conmovedor. Así me sentía yo cuando hablaba por teléfono con Rodión Shchedrin. En Buenos Aires hacía +35° y en Múnich, donde hace veinte años que vive el compositor, hacía – 4°. Por suerte, ni la distancia ni la diferencia climática dificultaron nuestra conversación, y yo pude escuchar la alegre y enérgica voz de Shchedrin.
Ponerse en contacto con una ‘leyenda viva’ siempre es muy emocionante y conmovedor. Así me sentía yo cuando hablaba por teléfono con Rodión Shchedrin. En Buenos Aires hacía +35° y en Múnich, donde hace veinte años que vive el compositor, hacía – 4°. Por suerte, ni la distancia ni la diferencia climática dificultaron nuestra conversación, y yo pude escuchar la alegre y enérgica voz de Shchedrin.
Rodión Konstantinovich, ¿alguna vez tuvo usted la oportunidad de visitar América Latina?
No, lamentablemente. Siempre me pareció que se encuentra increíblemente lejos. ¿Cuántas horas son de vuelo? ¿Dieciocho? ¿Veinte?
A pesar de la lejanía geográfica, sus obras se conocen aquí. Por ejemplo, hace poco en Buenos Aires, en el marco del Festival ‘La Igualdad Cultural’, se presentó su ballet ‘Carmen’.
Es muy lindo saberlo. Gracias.
La música para el ballet ‘Carmen’ fue escrita por Shchedrin en 1967, especialmente para su esposa – la famosa bailarina de Bolshoi, Maya Plisétskaya. Luego del estreno del ballet, entre los críticos se desató un acalorado debate. Algunos defendieron la idea de transcribir la música de Bizet; otros se pusieron en contra. No obstante, la vida demostró el valor de la obra, que sigue recibiendo un reconocimiento internacional, siendo uno de los ballets más populares.
Rodión Shchedrin es el autor de más de 140 obras musicales. A pesar de que ejerce un lenguaje musical contemporáneo, sus composiciones son accesibles a un público amplio. Muchas de ellas están basadas en las obras literarias de los grandes escritores rusos: de Nikolai Gogol (la ópera ‘Almas muertas’, 1977), de Antón Chejov (ballets ‘La Gaviota’, 1979, ‘La Dama del perrito’, 1985), de León Tolstoi (ballet ‘Anna Karénina’, 1971), de Vladimir Nabokov (la ópera ‘Lolita’, 1992), etc.
¿De dónde proviene su energía para trabajar, para sostener su positivismo y el buen sentido del humor?
Creo que todo esto pertenece a mi naturaleza. Con esto he nacido y es parte de mi carácter. En la vida uno puede aprender algunas cosas, puede obtener ciertas habilidades y costumbres, pero no puede cambiar lo que está incorporado genealógicamente.
Usted ha escrito una gran cantidad de obras musicales que abarcan diferentes géneros. ¿Por qué siente Usted un amor particular por la música coral?
Porque mi vida musical desde el principio estuvo conectada con el coro. La particularidad del coro se basa en que se puede apreciar la belleza de una obra muy pronto. Solamente es necesario juntar todas las voces de cada sección del coro. Por ejemplo, un violinista tiene que estudiar años para poder producir algo lindo. Además, tengo que subrayar que para mí la mejor formación musical tiene que comenzar en un coro.
Rodión Shchedrín nació en 1932, en una familia de músicos. Su padre fue compositor y profesor de teoría musical. Estudió en la Escuela Coral de Moscú y en el Conservatorio de Chaikovski, de donde se graduó en 1955 como compositor (clase Y.Shaporin) y pianista (clase Y.Flier). “Dios me ha dado una larga vida”, – cuenta Shchedrin, – “y si uno tiene una larga vida, tiene mucho tiempo para ver y aprender. Cuando yo era joven, Stalin todavía estaba vivo, y lo vimos parado sobre el Mausoleo en las manifestaciones. Durante los años que viví, sucedieron varios cambios en la política. Pero si yo hubiese reaccionado a todos los acontecimientos políticos, no llegaría a mis ochenta años.”
Una vez Dimitri Shostakóvich le preguntó a Shchedrín: “Si alguien te enviase a una isla desierta y te dejase llevar una sola obra contigo, ¿cuál llevarías? Shchedrín le contestó: ‘El arte de la fuga’ de Bach. Shostakovich a su vez le dijo que llevaría ‘Las canciones de la Tierra’ de Mahler.
Rodión Konstantínovich, ¿de qué manera contestaría Usted ahora a esta pregunta?
Creo que ya no me queda mucho tiempo para ir a una isla desierta (risa). Pero me llevaría la misma obra.
La extensa producción del compositor refleja una constante búsqueda de nuevas posibilidades de expresión artística. Al haber cumplido 80 años, Shchedrin no busca la tranquilidad y sigue trabajando. Ahora está componiendo la ópera “La pulga de acero”, basada en la obra de Nikolai Leskov, para la apertura del nuevo escenario del Teatro Mariinski. “Su genial sensación del sonido de la orquesta, – decía Mstislav Rostropóvich sobre Shchedrín, – nos permite llamarlo “el rey de la orquesta moderna”, porque él sabe cómo lograr la máxima expresividad sonora con la mínima cantidad de recursos”.
Sergei Prokofiev tenía un álbum en el cual destacadas personas escribían respuestas a la pregunta “¿Qué es el Sol para usted?”. ¿Qué contestaría Usted a tal pregunta?
¡Qué interesante! Nunca me habían preguntado sobre el Sol. (Se quedó pensando unos segundos, luego comenzó a recitar a Mayakovski). “Brillar como un farol, brillar con un brillo eterno, es un lema mío y el del Sol”. Es lo que me llegó a la mente enseguida. Pero si lo pensara un poco más, diría que sin sol nunca habría luz, y sin luz nosotros no podríamos existir. ¡Nadie y nada podría existir sin el Sol!