Prensa FundaMusical Bolívar
En el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela nos sentimos muy orgullosos de que el maestro José Antonio Abreu haya sido el primer director que subió al podio del Teatro Teresa Carreño. Y nos sentimos más orgullosos ahora de que el programa creado por el maestro permita que una orquesta de jóvenes, en este caso la Sinfónica Juvenil Ezequiel Zamora de Los Valles del Tuy, dirigida en esta ocasión por el maestro César Iván Lara, pueda asumir el reto de poner música al ballet con el que el Complejo Cultural Teresa Carreño celebra 33 años de trabajo. Se trata de Coppelia, el primer ballet completo que se presentó en la Sala Ríos Reyna en el año 1983.
Durante seis funciones, que se llevarán a cabo entre el 23 y el 30 de abril, los músicos mirandinos tendrán la responsabilidad de acompañar a los bailarines, encabezados por Susan Bello, Gilberto Rodríguez, Alexandra De León, Humberto Rodríguez, Yuliana Bello y Kevin Hernández, con la coreografía de de la maestra Laura Fiorucci.
“Para nuestra orquesta ha sido una gran experiencia de aprendizaje por varias razones: en primer lugar, es la primera vez que tocan un ballet con montaje, algo que es totalmente diferente a tocar un concierto sinfónico, una ópera o, incluso, a tocar un ballet sin montaje coreográfico, cosa que implica prestar atención no sólo al director sino conectarse con lo que están haciendo los bailarines sobre el escenario; fue todo un compromiso, además, asumir el reto acústico, lograr un sonido potente, pero en su justa medida, para una sala tan grande y tan imponente. Finalmente, aguzar su oído y ampliar el espectro de su sensibilidad artística ha sido muy importante para estos muchachos, que sólo tienen entre 9 y 20 años de edad”, señala Jonathan Vera, director titular de la orquesta y coordinador regional de El Sistema en Los Valles del Tuy.
La Sinfónica Juvenil Ezequiel Zamora tiene 192 músicos, pero el formato del ballet obligó a hacer una reducción y en el foso del TTC sólo estarán 79 de ellos. Estos jóvenes provienen de comunidades como Cúa, Charallave, Ocumare, Santa Lucía, Santa Teresa, San Francisco de Yare, lugares donde El Sistema está haciendo un trabajo intenso para incluir más niños y jóvenes y darles la posibilidad de estudiar música de manera gratuita y, al mismo tiempo, cultivar valores como la tolerancia, el trabajo en equipo, la solidaridad, entre otros que, a la larga, forman a ciudadanos que colaboran para sembrar una cultura de paz.
La muchacha de los ojos de esmalte, como también se le conoce a Coppelia, fue estrenado el 25 de mayo de 1870 en la Ópera de París, con coreografía de A. Saint-Leon y música de Léo Delibes. Este ballet se considera uno de los grandes clásicos del repertorio universal, interpretado por las compañías más importantes del planeta. Bravo por nuestros músicos y gracias al Teresa Carreño por el honor.
Coppelia, una superproducción del Teatro Teresa Carreño, se presentará en la Sala Ríos Reyna los días sábado 23, a las 4:00 pm; el domingo 24, a las 11:00 am y 4:00pm; el viernes 29, a las 5:00 pm; y sábado 30 de abril, a las 11:00 am y las 4:00 pm. Las entradas, que van desde 200 a 600 bolívares, están a la venta y pueden adquirirse en taquillas del teatro o a través de la página web www.teatroteresacarreno.gob.ve
La historia tras Coppelia
Coppelius, un viejo creador de fantásticos juguetes, vive en una misteriosa casa de Galitzia. Una de sus creaciones, la más preciada, es la muñeca Coppelia, a quien todos los días el viejo juguetero coloca en el balcón leyendo un libro. Swanilda, una traviesa habitante de la aldea hace todo lo posible por obtener la atención de Coppelia, hasta que descubre a su novio Franz, tratando de flirtear con la muñeca. Ante esta situación, Swanilda y sus amigas deciden colarse a la casa de Coppelius, mientras Franz lo hace por el balcón. Ante el inminente regreso de Coppelius, Swanilda se ve obligada a tomar el lugar de Coppelia, haciéndole creer al juguetero que su amada creación cobró vida. Swanilda, cansada de fingir, le muestra la realidad a Coppelius y a Franz, con quien huye de la casa del juguetero. Coppelius enfurece y aparece en las fiestas del pueblo, pidiendo ser indemnizado. El Burgomaestre le da una bolsa con monedas y este se retira. Comienza entonces la ceremonia de la boda de Franz y Swanilda y se termina la fiesta con un espectáculo de distintas danzas.