Vía: ElPaís.com | Javier Pérez Senz
Éxito apoteósico de Dudamel al frente de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, en el marco del ciclo Palau 100
Al carismático director venezolano Gustavo Dudamel la fama le está dando muchas alegrías –es una de las batutas más cotizadas del mundo- pero también algunos malos tragos: en la noche del miércoles, varios compatriotas suyos, envueltos en banderas de Venezuela, se concentraron a las puertas del Palau agitando pancartas y denunciando su supuesto apoyo a la dictadura de Nicolás Maduro. Fue la única nota discordante en una velada que se saldó con un éxito apoteósico de Dudamel al frente de una centuria alemana de primera fila, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, en el marco del ciclo Palau 100. Lleno hasta los topes, mucho calor y, para los que no consiguieron una entrada, la posibilidad de seguir la retransmisión del concierto en directo en el Petit Palau.
El programa, integrado por la Sinfonía núm. 6 Pastoral, de Beethoven y La consagración de la primavera, de Stravinski, ya sorprendió a los melómanos barceloneses hace un par de temporadas en una visita de Daniele Gatti y la Orquesta Nacional de Francia al Auditori, en el ciclo Ibermusica, y en los dos últimos años se han programado además varias audiciones de la revolucionaria partitura de Stravinski, la última el pasado marzo en la temporada de la OBC, dirigida por Pablo González. Frente a la repetición de la oferta, nos queda la personalidad del intérprete, y en ese terreno Dudamel no defrauda.
Se pueden poner muchos reparos, de estilo y sentido musical, a su interpretación de la célebre Pastoral: nada que ver, por ejemplo, con la elegante y apolínea versión que Lorin Maazel ofreció con la misma orquesta alemana: Dudamel apostó más la agitación interna, con trazos más gruesos y un sentido del color más descarnado, firmando una tempestad de enorme impacto.
Con Stravinski llegó la apoteosis. La orquesta pareció transformarse bajo la presión rítmica de Dudamel, que dio alas a la revolucionaria obra con la que el genial compositor ruso inventó, hace 101 años lo que entendemos por música moderna. La consagración de la primavera inundó el Palau con un torbellino de ritmos, colores y energía musical. Asombrosos fueron los climax, de una violencia dinámica tan impactante como los mil detalles de una escritura virtuosa que permitió el lucimiento de los estupendos solistas de la Sinfónica de la Radio de Baviera. Triunfo orquestal, y triunfo personal de Dudamel, que volverá al Palau en enero de 2015 para ofrecer dos conciertos con la Sinfónica Simón Bolivar de Venezuela. Así que, ya pueden ir reservando entradas.