Vía: El Universal |Aniversario 104 | MARÍA DE LOURDES VÁSQUEZ
Poeta, compositor, ingeniero y profesor, la obra artística de Ítalo Pizzolante es extensa, se estima que a lo largo de su vida compuso unas mil piezas entre boleros, valses y temas instrumentales retratan el alma romántica de un país y de un continente
Hay canciones que traspasan las fronteras geográficas y, sin proponérselo, se adentran en el alma de los pueblos aunque su origen sea lejano. Motivos, de Ítalo Pizzolante Balbi, es uno de esos temas inmortales que han dejado de pertenecer en exclusiva al cancionero venezolano para encarnar el espíritu romántico de la América de habla hispana. Y es que su fraseo preciso, pleno de imágenes que hablan de sensibilidad por la naturaleza, de los ideales imposibles que se hacen realidad a fuerza de creatividad, empeño y verdad lo han hecho inmortal.
No hay trío en México que se respete y no incluya en su repertorio Motivos. Cualquiera que se acerque una noche a la plaza Garibaldi, en Ciudad de México, podrá encontrar a un mariachi encantado de interpretar este bolero compuesto en 1965.
También es común que en cualquier bar de Italia, España, Portugal o Alemania se encuentre un pianista dispuesto a complacerlo con Motivos, en especial al conocer su origen latinoamericano, y más aún venezolano.
El romance del pueblo azteca por este tema le ha llevado a ser interpretado por grandes de la música como Vicente Fernández, Armando Manzanero y Luis Miguel. Este último incluyó el tema en su álbum México en la piel, dedicado a canciones propias de su país. Por supuesto, no faltó quien lo criticara por el desliz de incorporar el tema de un venezolano en dicha producción, a lo cual el cantante respondió que decidió hacerlo puesto que era la canción favorita de su madre, la actriz italiana Marcela Basteri.
Pero, además, Motivos está registrada en México, acción emprendida por Ítalo Pizzolante a instancias de ese gran compositor que fue Agustín Lara, a quien tenía el honor de contar entre sus amigos.
Poeta, compositor, músico, profesor, ingeniero, político, hijo, hermano, esposo, padre, abuelo, amigo, venezolano, son múltiples las facetas que iluminan la actividad creativa de Ítalo Pizzolante, hijo de inmigrantes italianos radicados en Puerto Cabello, estado Carabobo, luego de la Primera Guerra Mundial.
Es precisamente esta ciudad costera, cuya relación con el mar la mantiene en contacto a la distancia con aquel puerto de Nápoles del cual partió su padre rumbo América, una de sus principales fuentes de inspiración. Mi Puerto Cabello es su primer gran éxito musical, el cual compone cuando todavía era estudiante de ingeniería civil en La Universidad del Zulia. Según cuenta su hijo, Ítalo Pizzolante Negrón, esta canción fue compuesta para un concurso en el que los autores debían escribir un tema dedicado a sus respectivos pueblos.
“Mi padre ganó ese concurso con Mi Puerto Cabello, fue una sensación, al punto que le hicieron un programa en Ondas del Lago. Lo interesante es que es una canción compuesta desde la lejanía, lo que se evidencia en la frase “dile a tu brisa que traigan hasta mí sus canciones de mar”. Fue famosísima en Caribe y catapultó la carrera musical del destacado bolerista Felipe Pirela en la década de los 60.
Fue a través de su amigo Manuel Enrique Caraballo Gramcko que Billo Frómeta conoció la canción y según reza la anécdota, nada más escucharla expresó: “O me la das o te la arranco, porque esa canción está hecha para Felipe Pirela”. En 1998 Mi Puerto Cabello fue declarada Himno Oficial de esa ciudad.
Esta ciudad y su puerto sirvieron de inspiración para otras pieza musicales que están en lo más íntimo de la memoria nacional, es el caso de piezas como A tu playa y Mi regalo.
La obra musical de Ítalo Pizzolante es extensa; se estima que su producción supera las mil piezas, e incluye boleros, valses y composiciones instrumentales. Destacan Como tú, Mi regalo, No me sigas mirando, Eternidad, Te lo voy a decir cantando, Pregunta, Tú eres bonita, Tu poema, No sé qué va a pasar entre los dos, Olvídate que me olvidas, Así maravillosa, Poco a poco, Cuando quieras volver, Quédate siempre, Serenata venezolana, A tu playa, Debe ser amor, Volví a soñar contigo, Mi vida eres tú, así como los valses Provincianita, Isabel, Un cierto día de mayo, Rosas blancas, Cumboto y Mi catira, entre otros.
La Rondalla Venezolana, Chucho Avellanet, Rosa Virginia y María Teresa Chacín, las agrupaciones españolas Mocedades y La Pequeña Compañía, también se cuentan entre quienes han interpretado la obra musical de Ítalo Pizzolante.
Quienes tuvieron el honor de conocer a este venezolano (1928-2011) coinciden en destacar gran capacidad creativa que le hacía ver poesía en las cosas más sencillas.
Su trayectoria profesional como cantante, ingeniero y ciudadano ejemplar le hicieron merecedor de innumerables reconocimientos regionales, nacionales e internacionales.