Fue una noche mágica…Las sonrisas se dibujaban en los rostros de los niños y los adultos…Pero también en los rostros de los músicos y los bailarines del Gran Teatro Académico Musical de Minsk…La magia llenaba el ambiente y cuando se anunció que en el podio estaría un director venezolano, muchos de los espectadores se levantaron de sus asientos como preguntándose “a que sonará este Cascanueces caribeño???”… Pero sus dudas empezaron a despejarse al ver aparecer la imponente figura del Maestro Gerardo Estrada Martínez, quien inspiraba plena confianza y parecía disfrutar cada detalle.
Al compás de la Obertura Miniatura, se fue abriendo el telón para sumergir al público en el cálido mundo del Cascanueces…Ese que jamás dejamos de escuchar cada navidad…Ese mismo que nos ilusionó cuando niños y aún nos emociona… Y con absoluto dominio de la escena, la vibrante mezcla de juventud y experiencia del Ballet del Teatro Académico fue tejiendo la trama con hilos dorados pero ligeros…
La puesta en escena de Vladimir Ivanov nos muestra a un Drosselmeyer absolutamente encantador que va embrujando todo a su alrededor hasta que el sueño vence a Masha (Clara) y realmente todo comienza. La orquesta realza la magia que se vive en la escena con precisión y encanto…Y después de la vibrante batalla entre las tropas del Cascanueces y los ratones, el Vals de los Copos de Nieve cautiva al público, destacando una fresca interpretación del coro fuera de escena. Al final del primer acto, el público destaca la dirección musical del venezolano.. Su mezcla de lirismo y fuerza y su comunicación con la orquesta y los bailarines…Comienza a cautivarles el “Tchaikovsky a la sudamericana”.
Las danzas características van creando un ambiente festivo y colorido gracias a la interpretación encendida de los bailarines que se funden a la perfección con la música. La intensidad crece y llega a su clímax en el centro emocional de la obra…El célebre Pas de Deux, donde Dimitri Lazovik y la japonesa Miku Suzuki en los roles principales resolvieron con fuerza y expresividad el emotivo momento exquisitamente interpretado por Estrada Martínez y los artistas de la orquesta.
Luego de las variaciones, el vals final fue realmente una apoteosis que llevó al éxtasis al público belaruso que se reunió una vez más en torno al celebérrimo ballet de Tchaikovsky. Aplausos y vítores para los artistas del ballet y una ovación muy especial (con especial participación de músicos y bailarines) para el venezolano Gerardo Estrada Martínez, quién demostró la valía de los artistas de ese lejano país al cual el mundo entero admira por sus trascendentes éxitos musicales a nivel internacional. Y esa noche inolvidable, el público de Minsk fue testigo de ello y espera con ansias el próximo espectáculo en conjunto. Después de este resonante éxito, las puertas del Teatro quedaron abiertas para Estrada Martínez y para todos los artistas venezolanos y latinoamericanos.
(Recopilación de opiniones, comentarios y apuntes de críticos, prensa, artistas y músicos realizada por miembros del CCLSB en Minsk)