Vía:DW.de
Versatilidad e inteligencia definen la trayectoria del Cuarteto Casals, que ofrece la próxima semana un concierto en el Festival Beethoven de Bonn. Uno de sus miembros habló con DW sobre el recorrido de la formación.
Decía Goethe que un cuarteto de cuerda es como una conversación entre cuatro personas inteligentes. Sin duda, la inteligencia es requisito imprescindible para mantenerse durante más de quince años en el panorama internacional. El Cuarteto Casals es el referente español en música de cámara, lo que es mucho decir en un país con escasa tradición en estas formaciones. “Es difícil crear un cuarteto de cuerda estable”, explica la hispano-alemana Vera Martínez Mehner, que toca el violín en el grupo. “Para ello se necesitan cuatro personas que tengan las mismas metas y ganas, así como capacidad de sacrificio y disciplina para poder lograrlo.”
La idea surgió ya desde sus años de estudiantes. “Desde el principio tuvimos claro que queríamos convertirnos en un cuarteto serio, a pesar de la poca tradición de grupos de cámara que hay en España”, continúa Vera. Solo un año después de unirse como conjunto, se marcharon a Colonia para estudiar con el reputado cuarteto Alban Berg. Ganaron sendos concursos en Hamburgo y Londres, comenzaron a grabar con la discográfica Harmonia Mundi y su carrera internacional quedó establecida. “Al principio, nuestro objetivo era tocar el cuarteto ‘La muerte y la doncella’, de Schubert,” sonríe Vera. “Después quisimos perfeccionarnos como músicos y, finalmente, llegaron los concursos, las grabaciones y los conciertos”.
Un grupo versátil
Si hay una cualidad que la crítica destaca del Cuarteto Casals, es su versatilidad sonora. Sus dos violinistas –Vera Martínez y Abel Tomàs- intercambian atriles según la pieza que toquen, “algo que surgió de manera natural”, aclara Vera. Además, utilizan arcos de época para la música anterior a Schubert. Todo ello propicia que la gama de matices y colores sea mucho más amplia que en una formación que toque siempre con el mismo arco y en la que no se transfieren los roles de violín primero y violín segundo, como sucede habitualmente. “Somos como dos cuartetos en uno”, dice Vera. “Creo que nadie más que nosotros cambia de arco según las obras”.
En una época en la que se habla de atraer al público joven a la música clásica y en la que en ocasiones se traspasan ciertos límites con tal de lograr ese objetivo, el Cuarteto Casals prefiere andarse con cautela. “Evidentemente, no estamos cerrados a introducir novedades”, explica Vera. “Atraer a los jóvenes es muy importante, siempre y cuando la música no sufra por ello. En nuestro caso, el hecho de intercambiar violines, ya es algo que se sale por completo de la tradición”. Otra cuestión es la elección de la música que van a interpretar, tema complejo, ya que deben conjugar diversos factores. Vera tiene claro cuál es la prioridad a la hora de escoger las obras: “Lo más importante es que nos guste lo que vamos a tocar”, dice. “Después debemos tener en cuenta nuestra discográfica, la temporada de conciertos que ofrecemos en el Auditori de Barcelona y los intereses de los programadores de conciertos. Pero nos gusta la variedad”, asegura.
En Alemania
Tocar en Alemania es, para el Cuarteto Casals, casi como estar en casa. Además del origen alemán de Vera, que concluyó sus estudios en la Musikhochschule de Colonia, el grupo se perfeccionó gracias a la Fundación Humboldt también en esta ciudad alemana con el cuarteto Alban Berg y ganó un concurso de música de cámara en Hamburgo. Además, mucho del repertorio para cuarteto de cuerda es germano. Sin embargo, y haciendo gala de la variedad a la que Vera Martínez alude, el viernes 4 de octubre ofrecen en el Festival Beethoven de Bonn un concierto con sabor húngaro, con música de Bartók, Kurtág y Ligeti, titulado “Metamorfosis”, que es también el lema de la presente edición del Beethovenfest (Verwandlungen).
“El título hace referencia a uno de nuestros discos”, explica Vera. “Es un programa en el que se puede escuchar la evolución de la música húngara a través de diversas épocas. El folclore está muy presente en todas ellas, más en el aspecto rítmico que en el melódico, pero también está la búsqueda de timbres y colores diversos”, concluye la violinista.