Santiago de Chile, 20 mar (EFE).- El jazz “es una música de integración que puede combatir el racismo”, dijo hoy a Efe el músico estadounidense Wynton Marsalis, considerado el trompetista más brillante del último cuarto de siglo.
A juicio del artista, que aterrizó hoy en Chile junto a la Jazz at Lincoln Center para ofrecer dos conciertos en Santiago, el jazz ha cumplido esa función integradora en la historia estadounidense, según dijo al ser preguntado sobre los disturbios en Ferguson y en otras ciudades de EEUU tras la muerte de un joven negro desarmado por disparos de un policía blanco.
“El racismo y el tribalismo están muy arraigados en Estados Unidos y, de hecho, hasta se enseña en las escuelas”, comentó el legendario jazzista, quien aseguró que la discriminación de los negros es un problema de “los tribunales estadounidenses”.
En ese contexto, puntualizó que el jazz puede ser una herramienta para combatir el racismo, pues este género musical de mediados del siglo XIX “nació integrando los suburbios” estadounidenses a partir de las tradiciones de África Occidental, Europa y Norteamérica.
“La música que interpretaban grandes músicos como Benny Goodman, Charlie Parker o John Birks, conocido como Dizzy, tenía que ver con la integración y el respeto por la gente de todo el mundo”, remarcó.
Un legado que, a su parecer ha quedado plasmado en la idiosincrasia del jazz, donde “no importa si la persona con la que tocas es de Inglaterra o de otro color, porque todos provienen de la misma tradición”.
Marsalis, que recordó con especial emoción su participación en el concierto organizado en Chile por Amnistía Internacional en 1990, recién recuperada la democracia en el país austral, dará inicio este mismo viernes a la temporada 2015 del Teatro Municipal de Santiago, con un concierto en el que interpretará tanto temas originales como tradicionales del jazz en los que la improvisación tendrá un papel “preponderante”.
Sobre los retos que aún le quedan por cumplir, el músico galardonado con nueve premios Grammy afirmó que aún “debe aprender a tocar mejor la trompeta”, pues el aprendizaje es algo que nunca finaliza y siempre debe “perfeccionarse”.
Aunque en Santiago Marsalis actuará delante más de un millar de espectadores en cada función, el ovacionado director y arreglista de jazz aseguró que lo que más satisfacción le produce es “tocar delante de 10 o 15 personas a las dos de la madrugada en un pequeño club de jazz”.
Respecto de la composición de los temas, el músico manifestó su interés actual por desarrollar “música profunda y complicada, con muchos guiños a la historia”.
Una obsesión que, entre los músicos coetáneos, le ha hecho merecedor del título de “purista”, algo que no parece importar a uno de los trompetistas más prodigiosos de la historia, pues, tras más de tres décadas, asegura seguir pasándolo “muy bien” y sintiéndose “libre” sobre los escenarios.