El 30 de agosto de 1924 nació en Fairfield (Texas) el compositor, cantante y trompetista norteamericano de jazz Kenny Dorham, cuyo talento ha sido elogiado por críticos y otros músicos, pero nunca recibió la atención del mundo del jazz que otros sí disfrutaron. Por ello su nombre se ha convertido, en palabras del crítico de jazz Gary Giddins, en sinónimo de “infravalorado”.
Kenny se crió en una familia en la que la música ocupaba un lugar importante. Con siete años comenzó a tocar el piano y con 15 se pasó a la trompeta. Sus primeros modelos fueron Bix Beiderbecke, Roy Eldridge y Bunny Berigan. Tras interrumpir sus estudios de farmacia, debutó en 1944 en la bigband de Russell Jacquets y ese mismo año se trasladó a Nueva York, donde se convirtió en habitual de las sesiones en el Minton’s Playhouse.
No sorprende que Dorham sustituyera aquí a Miles Davis, ya que Kenny se desenvolvía extraordinariamente bien con las baladas y los temas de medio tiempo con un tono cálido y flexible. Además el estilo de Dorham era más terrenal que el de Miles, lo que hizo de él un trompetista ideal para los Jazz Messengers de Art Blakey.
En 1956 dirigió su propia banda, The Jazz Prophets, y siguió construyendo los fundamentos del hard bop en el quinteto de Max Roach. La estética de esta banda, con sus piezas simples, pero cuidadosamente arregladas, colmó las expectaciones musicales de Dorham, quien se reveló como un compositor y director con un gusto exquisito, surgiendo sus mejores trabajos, “Blue Spring” y “Whistle Stop”.
En “El Matador” y “Una Mas” recibe influencias de los sonidos latinos y brasileños. Muchas de sus composiciones son temas standard en los repertorios de jazz, como “Blue Bossa” o “La Villa”. A mediados de los años sesenta se dedicó también a la enseñanza y a escribir críticas de jazz en la revista Down Beat. A finales de la década tuvo que retirase de los escenarios a causa de una insuficiencia renal, de la que falleció en diciembre de 1972 a los 48 años.