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En entrevista con dpa, el director de la Ópera Estatal de Berlín (Staatsoper) desde hace más de 25 años habla sobre su carrera, sobre la importancia de la cultura musical y sobre su West-Eastern Divan Orchestra.
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dpa: Para su 75 cumpleaños tocará el piano dirigido por Zubin Mehta. ¿Qué le une a él?
Barenboim: Zubin Mehta es como de la familia. Nos conocemos desde 1956, cuando asistimos al mismo curso de dirección en Siena. Él había llegado a Europa un año antes procedente de India. Era aún muy joven y yo estaba con mis padres en Italia y lo acogieron. Esto quiere decir que nos conocemos desde hace 61 años y nunca hemos tenido una mala palabra contra el otro; para dos personas que tienen la misma profesión es algo asombroso.
dpa: Va a tocar en la Filarmónica de Berlín una pieza del joven compositor alemán Johannes Boris Borowski y el quinto concierto de piano de Beethoveen…
Barenboim: Llevo ya 67 años en los escenarios. Por ello quise festejar mi cumpleaños encargando una pieza nueva, como es “Stretta” de Borowski, y tocarla también. No lo hago por obligación, sino que elijo compositores contemporáneos que me gustan. Con mis orquestas, antes en París y en Chicago, y ahora con la Staatskapelle en Berlín, me ocupé, sobre todo, de Pierre Boulez y Elliott Carter. Esto también es importante para que la orquesta conozca muy bien a los compositores, algo que se transmite después también al público.
dpa: Estamos sentados ahora en la Academia Barenboim-Said, la Staatsoper acaba de abrir de nuevo sus puertas. ¿Le queda algo por hacer?
Barenboim: Me gustaría hacer algo para la educación musical en las escuelas. El próximo año comenzaré un programa al respecto, aunque aún no puedo decir en qué escuela. No debemos hacernos ilusiones: Si no se promueve la formación musical, en 50 años no habrá vida musical alguna. Hoy en día hay millones de personas bien formadas, que han crecido sin contacto alguno con la música. Creo que con la música, que es una parte central de nuestra cultura, podrían vivir mejor.
dpa: ¿Cómo fue para usted?
Barenboim: En Argentina y después en Israel y Europa viví la unión de la música y la cultura como algo natural. Todo aquel que amaba a Picasso le gustaba también Strawinsky, y a quien le parecía bien Schönberg, le gustaba también Paul Klee. Y también existía aún el mundo de los músicos aficionados, con frecuencia médicos, que iban una vez a la semana a tocar. Esto es algo que hoy en día, por desgracia, ya practicamente no existe.
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dpa: En un momento dado decidió fundar su propia orquesta y marcar el paso político…
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Barenboim: La West-Eastern Divan Orchestra no es un proyecto político, sino humanista. En el conflicto de Israel y Palestina tenemos que ocuparnos de un problema humano: dos pueblos reivindican para ellos el mismo trozo de tierra. Los problemas políticos existen entre Estados. Por ello comencé el proyecto con mi amigo, el filólogo especializado en literatura Edward Said (1935-2003). La academia es el otro lado de la moneda: músicos jóvenes, la mayoría de los cuales sólo practican con su instrumento, reciben aquí también una conexión con la cultura y la vida intelectual.
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dpa: ¿Cómo se hizo usted grande?
Barenboim: En mi caso fue en la dirección contraria. Se dice siempre que para tocar una sonata de Beethoven se necesita una determinada madurez. En mi caso fue al revés: Toqué, por ejemplo, desde bastante pronto las sonatas y con ello aprendí a vivir a partir de la música. A esto se suma que mi padre, el único profesor de piano que tuve, estudió filosofía y era un hombre muy culto.
dpa: ¿Leyó mucho como niño?
Barenboim: Sí, y es extraño porque algunas asociaciones han perdurado. En mi juventud, por ejemplo, toqué por primera vez “Estampes” de Claude Debussy, y al mismo tiempo leí “Romeo y Julieta”. Ahora estoy tocando de nuevo la tercera pieza, porque en enero voy de gira con un programa de Debussy y de nuevo emerge “Romeo y Julieta”.
dpa: ¿Echa la vista atrás y hace un balance para su cumpleaños?
Barenboim: No. Yo creo en las tres fases, pasado, presente y futuro. No se puede vivir y disfrutar del presente sin el pasado y sin la mirada en el futuro. Todo está unido.
dpa: Sin embargo, debe de tener algún deseo…
Barenboim: Me gustaría tener poder sobre mi condición física. No me interesa vivir mucho tiempo sin calidad de vida.
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DANIEL BARENBOIM: Es uno de los pianistas y directores de orquesta más conocidos del mundo. Nacido en Buenos Aires, se crió en Israel en el seno de una familia de músicos. Es el director de la orquesta de la ópera estatal Unter den Linden desde 1992. Es, además, el cofundador de la West-Eastern Divan Orchestra, que apuesta por el entendimiento entre árabes e israelíes, y para la que cuenta ahora con la Academia Barenboim-Said en Berlín.
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