Vía Atlántico.net | ANA BAENA
Alexis Cárdenas es considerado por muchos como el mejor violinista de Venezuela. Ha tocado en escenarios de toda Europa junto a sinfónicas como la de Viena, Montreal, Moscú y Montecarlo; y recitales bajo la batuta de directores como su compatriota Gustavo Dudamel o el estadounidense Lawrence Foster. Hoy, a las 20 horas, compartirá protagonismo con la orquesta Vigo 430, en el Martín Códax, en un concierto que abre el Sinfónico de Primavera.

Häendel, Mozart y Brahms son los compositores elegidos para el repertorio de esta noche. ¿Qué destacaría del programa?
El concierto de Brahms es considerado de los mejores para violín, aunque se toca muy poco, dadas sus grandes exigencias técnicas. Un virtuoso contemporáneo del compositor llegó a decir que éste era un concierto contra el violín y que lo único bello de la pieza estaba dedicado al oboe. No se pudo haber equivocado más y el tiempo lo ha demostrado. Es una obra exigente con una escritura muy densa para la orquesta.
Esta es su primera visita a la ciudad, ¿cómo llega a tocar con una orquesta viguesa?
Por medio de Alejandro Garrido (director de la orquesta). Nos conocimos estudiando en París. Siempre nos planteamos hacer algo juntos y surgió la oportunidad. Estoy encantado con lo que está haciendo la orquesta en esta ciudad. Los componentes son jóvenes, llenos de efervescencia, con energía y ganas de hacer cosas. Es aire fresco en un momento en que la música clásica está en vías de extinción, porque si no se siente, no se puede trasmitir.
¿Cree que la situación es tan preocupante?
En el ámbito institucional, los músicos que están asentados hacen conciertos aburridos y a los recitales solo va gente mayor, jubilados, el mismo público que tenemos en la orquesta de París. Si se olvida el sentimiento, la emoción que despierta la música, y se hace tediosa. Además con la crisis, los recortes comienzan por la música clásica con la desaparición de orquestas, algo que ya se ve en Francia y en España. Esta es la situación de Europa. Sin embargo, en Latinoamérica y en Asia se está dinamizando la música clásica y jóvenes de 15 años llenan los auditorios.