El director argentino-israelí Daniel Barenboim inauguró hoy su Akademie musical para jóvenes árabes e israelíes de Berlín, nacida de la Orquesta Divan Oriente Occidente y que el maestro defiende como un proyecto humanista y musical.
EFE | Por Gemma Casadevall | ROB GREIG PHOTOGRAPHER LONDON
El director argentino-israelí Daniel Barenboim inauguró hoy su Akademie musical para jóvenes árabes e israelíes de Berlín, nacida de la Orquesta Divan Oriente Occidente y que el maestro defiende como un proyecto humanista y musical.
“Somos algo así como un proyecto en el exilio. Lo ideal habría sido abrir esta escuela en Damasco u otro lugar de Oriente Medio. Pero ahí no sería posible ofrecer condiciones de igualdad a estos músicos”, afirmó Barenboim en la presentación ante los medios, previa a la ceremonia formal.
Su idea generadora es la mencionada orquesta, fundada en 1999 en la ciudad de Weimar (este de Alemania) por él mismo y el fallecido crítico literario palestino Edward Said, también bajo la idea de ofrecer formación musical y apostar, a la vez, por el pensamiento y el diálogo entre culturas y religiones.
“No es un proyecto político. Es un proyecto humanista y musical”, afirmó el maestro y pianista, descartando con contundencia la etiqueta de “apuesta por la paz”, pese a admitir que, “lógicamente”, sí pretende acercar a través de la música a jóvenes que, en sus lugares de origen, difícilmente tendrían oportunidad de conocerse.
La Akademie, que lleva su nombre y el de Said, formará en el corazón de la capital alemana a jóvenes israelíes -“lo que de dice mucho a favor de la cultura de la reconciliación de este país”, dijo Barenboim.
Ha quedado instalada en un edificio vecino a la Staatsoper Unter den Linden -la ópera de la que es director artístico desde 1992, actualmente en obras de rehabilitación, por lo que su programa se desarrolla en el Schiller Theater, al otro lado de la ciudad.
Ahí estudia ya la primera promoción de jóvenes músicos -“en realidad llevamos ya dos meses funcionando, aunque hoy sea la inauguración formal”, indicó.
En su interior alberga la sala Pierre Boulez, con 680 butacas y diseñada desinteresamente por el arquitecto Frank Gehry.
El propósito de Barenboim es ofrecer formación a 90 estudiantes israelíes y palestinos, “entendiendo por ello tanto jóvenes de los territorios ocupados como los que viven en la diáspora, sea en Siria, Irak o Turquía, sin descartar a los europeos”, asegura.
En su concepto educacional entra no sólo la instrucción musical o instrumental, sino también la filosofía, el pensamiento y el humanismo, “porque sin ellos es imposible entender la música”.
“En la Divan encontré amistad y una familia. Entendí que podía tener amigos israelíes”, explicó Yamen Saadi, violinista de Nazaret, que estudió en el conservatorio de esa ciudad palestina con nueve años y que a los diez le pidió ya a Barenboim ingresar en su orquesta.
Saadi es uno de los integrantes de la primera promoción de la Akademie berlinesa, donde la profesora de filosofía Roni Mann, formada en la Universidad de Harvard, dirige el apartado de Humanidades.
“Todos, docentes y alumnos, compartimos la idea de Barenboim de que el aprendizaje y el ejercicio musical es una forma de extender horizontes”, explicó Mann.
La orquesta Divan, cuya sede está en Sevilla, llegó a la edad adulta en 2007, según su director, ya que a partir de entonces empezó a actuar en grandes escenarios internacionales, no como “proyecto a apoyar por solidaridad”, sino por altura musical propia.
La Akademie acoge este 2016 su primera promoción, tras lograr Barenboim los recursos necesarios entre la financiación pública de Berlín y donantes de todo el mundo.
La capital alemana y ciudad-estado ha prestado por 99 años el edificio donde ha quedado albergada, mientras que las arcas del Estado federal alemán aportaron 21,4 millones de euros.
Los restantes 31,1 millones de euros proceden de contribuciones diversas, sea de personalidades del ámbito político, financiero o simples entusiastas de las ideas de Barenboim.
Entre los “participantes activos” en el proyecto está el expresidente italiano Giorgio Napolitano, quien a sus 91 años no pudo asistir a la inauguración de la Akademie por razones de salud, pero que envió su mensaje solidario a la apertura de una institución que, para él, es “una contribución a la paz” en Oriente Medio.