Vía: www.grsymphony.org Traducción Luis Contreras
Carlos Izcaray era el chelista principal de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, cuando un miembro de la directiva lo invitó a dirigir una presentación juvenil de la orquesta.
El hijo de un eminente director venezolano se aventuraba en la conducción durante sus estudios musicales en los Estados Unidos, por ello decidió considerarlo.
“¿Cuándo será?” preguntó Izcaray.
“Mañana” fue la respuesta.
“En Venezuela hay mucha improvisación”, explicó Izcaray esta semana en Grand Rapids.
Izcaray tuvo muy poco tiempo para ensayar. El programa incluía la Obertura de Guillermo Tell de Rossini e iniciaba con el tema principal de Star Wars compuesto por John Williams. “Se sintió realmente bien. Algo estaba sucediendo”, recordó. “Resultó ser muy importante”.
Carlos Izcaray, recientemente designado Director Musical de la Orquesta Sinfónica de Alabama, estará esta semana como director invitado en la Sinfónica de Grand Rapids en el marco del séptimo concierto de la Serie Clásica de Richard y Helen DeVos 2015-2016. Izcaray es uno de los ocho directores invitados de esta temporada, candidatos a convertirse en el próximo director musical de la Sinfónica de Grand Rapids.
Los conciertos inician a las 8 p.m con la Sinfonía n.° 3 de Brahms los días viernes y sábado, concluyendo cada programa con los bocetos sinfónicos La mer de Debussy.
La pieza central, Neruda Songs de Peter Lieberson, basada en la poesía de Pablo Neruda, es una obra que Izcaray escuchó por primera vez hace algunos años en el Festival de Música de Aspen donde participó como Conducting Fellow. La mezzo-soprano Katherine Pracht es la solista invitada para las presentaciones del fin de semana en Grand Rapids.
“La obra fue una total sorpresa. En el momento en el que comencé a escucharla me dije: “Es fantástica. Quiero hacerlo. Creo que es una de las mejores piezas en todo el repertorio orquestal donde el amor es el tema central”.
Izcaray, actualmente con 39 años, nació y creció inmerso en una familia de músicos. Su padre, Felipe, fue conductor y cantante en un quinteto acapella.
“Año tras año dirigía El Cascanueces”, refirió. “Crecí tras los escenarios de la escena artística venezolana”.
Felipe Izcaray, además, fue profesor en el programa venezolano El Sistema el cual ofrece educación musical a las masas, ayudando a la creación de más centros en distintas partes del país.
Mientras su padre obtenía su doctorado en música en la Universidad de Wisconsin, Izcaray pasó sus primeros tres años de educación media en Madison, seguido de su último año escolar en el Interlochen Arts Academy. Fue allí donde tuvo sus primeras lecciones de dirección con Matthew Hazelwood, quien además se desempeñaba como director musical en la Sinfónica de Battle Creek.
“Él era un gran amigo quien me alentó a lograrlo”, comentó Izcaray.
El año pasado, Izcaray regresó al Interlochen como director invitado para conducir la World Youth Orchestra. “Fue increíble conectarme de nuevo con un lugar tan especial”, dijo.
A pesar de haber crecido en un ambiente musical y haber estudiado violín y luego chelo, Izcaray nunca estuvo interesado en hacer una carrera musical.
“Quería dedicarme a la gerencia hotelera”, reía mientras estaba sentado en el elegante lobby del Hotel Amway Grand Plaza.
Pero Izcaray sintió inquietud e inició a estudiar chelo, originalmente planeado para una carrera en música de cámara, estudiando luego con el Cuarteto Vermeer en la Universidad Northen Illinois. Apenas obtuvo su licenciatura, en la New World School of the Arts en Miami, comenzó a dirigir para luego convertirse inmediatamente en director asistente.
“Nunca pretendí ser director”, relató. “Pero siempre quise ser capaz de dirigir”.
Eventualmente tuvo que tomar una decisión entre continuar con su carrera como chelista principal de la Orquesta Sinfónica de Venezuela o convertirse en director.
“Ya tenía bastante experiencia como chelista y sentí que podría trabajar con colegas y ser un líder”. Izcaray ganó los mayores premios en el Aspen Music Festival seguido del Concurso Internacional de Dirección “Arturo Toscanini” en el 2008, lo que impulsó su carrera con presentaciones desde Berlín hasta Bangkok.
Luego de años en la orquesta, Carlos Izcaray aprendió que los mejores directores siempre están conscientes de las capacidades de una orquesta. “¿En qué puedes confiar? ¿Qué tiene la orquesta en su ADN que pueda generarte confianza?”, comentó. “Eran capaces de darle a la orquesta un sentido de orgullo y valor”.
Los directores, además, deben conocer sus propias limitaciones y saber cómo comunicar de manera eficiente. “No pontifiques, debes ser capaz de decirlo en un tweet”.
Recientemente, Izcaray se trasladó a Birmingham, Alabama, junto a su esposa y sus tres hijos.
La familia aún conserva el apartamento en Berlín desde que su carrera inició en Europa.
“Hemos estado en lugares en donde no hablamos su idioma”, comentó.