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El pianista cubano se asocia con Gonzalo Rubalcaba en un espectáculo que presentan este domingo en Sant Cugat, dentro del Festival de Jazz de Barcelona
Vía: www.elperiodico.com | Roger Roca
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Chucho Valdés se asocia con Gonzalo Rubalcaba en Trance, un dúo de piano en el que los dos músicos cubanos vuelcan su bagaje común en jazz, clásica y música afrocubana. Lo presentan el domingo en el Auditori de Sant Cugat (19.00 horas) dentro del Voll Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona.
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¿Recuerda cuándo conoció a Gonzalo Rubalcaba?
Conocí a Gonzalo cuando era un niño de 8 años de edad. A veces lo llevaban a mis conciertos. Me di cuenta de que iba a ser un fenómeno de la música. Es un orgullo compartir escenario con talento de otra generación como él.
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Usted también fue un músico precoz.
Imagínese. Según Bebo Valdés, porque yo no me acuerdo, yo empecé a tocar con las dos manos con tres años. Así decía Bebo.
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¿Qué comparten con Rubalcaba y qué les diferencia?
Yo creo que no hay dos músicos que sean iguales, y nosotros tenemos muchas cosas en común. Nuestra formación musical fue clásica, crecimos con Ernesto Lecuona, Ignacio Cervantes, Miguel Saumell. Y el jazz lo hemos escuchado igual de las mismas raíces, de Jelly Roll Morton a Keith Jarrett.
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¿Cómo han armado este repertorio?
Esto es lo más hermoso del mundo. Ahora Gonzalo y yo somos vecinos en La Florida. Estamos a dos minutos el uno de casa del otro. Yo tengo dos pianos de gran cola en la casa, y el entretenimiento nuestro es ponernos a tocar y escoger el repertorio. Hay obras de él, obras mías, siempre hay algo de Lecuona, por supuesto, y de jazz también.
¿Cuál es el reto de tocar a dúo con otro pianista?
Tienes que ser muy selectivo para que unas notas tuyas no tropiecen con la armonía de las del otro. Estamos haciendo un diálogo, estamos contando una historia, y ahí no existe ningún tipo de competencia ni quién va a tocar más rápido ni quién va a tocar mejor.
Su padre, Bebo Valdés, fue un gran divulgador de la cultura musical de Cuba. A estas alturas, ¿la música afrocubana necesita aún pedagogía o ya está explicada?
Ya esta historia la han explicado grandísimos hombres a los cuales les debemos muchas cosas como Rubén González, como el gran Bebo Valdés, Ernesto Lecuona, Manuel Saumell. Y lo que hacemos ahora es continuar. Yo creo que no hay que hacer nada más que tocar y decirlo con el lenguaje de los sonidos.
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La película ‘Calle 54’ de Fernando Trueba popularizó mucho la música afrocubana. ¿Si ahora hubiera que hacer un nuevo documental, habría cosas nuevas para contar?
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El primer empuje lo dio Buenavista Social Club, pero ‘Calle 54’ ha sido el material cinematográfico más importante que se haya hecho. Precisamente ahora Fernado Trueba lo ha remasterizado en alta definición. La historia nunca para y seguro que habría muchas cosa nuevas que contar, porque como decía mi maestro Leo Brouwer, la música es una eterna espiral. Si crees que llegaste al final, hasta allí llegó tu carrera.
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Y a usted, a estas alturas ¿qué le estimula como músico?
Hay mucha gente que ha hecho lo que más le gusta con dignidad hasta el final. Es muy válido, pero no es caso no es el mío. Yo hace un año toqué un concierto para piano y orquesta que me escribió Leo Brouwer, luego hice un concierto con la orquesta sinfónica cubana y el pianista chino Lang Lang y me he metido en otros asuntos con Joe Lovano y Wynton Marsalis. Eso es la espiral.
Como padrino del festival de jazz de Barcelona, cada año tiene la oportunidad de presentar algo nuevo.
Y ya tengo el proyecto del año que viene. Jazz afrocubano sinfónico, con tambores batá y orquesta. Para mí es nuevo y creo que no se han hecho muchas cosa de esas. Allá en Cuba tengo unos consultores muy viejitos que son más africanos que cubanos y a través de ellos voy enriqueciéndome.
Mantiene un contacto estrecho con Cuba.
Fuí uno de los organizadores del Jazz Day que se hizo en la Habana en abril junto con Herbie Hancock y Quincy Jones. Toqué en agosto en la Habana a piano solo, y después hago una gira grande por los Estados Unidos. Estoy bien un ciudadano del mundo que no vive en ninguna parte sino en un avión.
Usted y Gonzalo Rubalcaba son grandes amigos y tienen puntos de vista distintos sobre la situación política de su país. ¿Cómo llevan esas diferencias?
Bueno, eso es una pregunta bien difícil. Yo pienso que hay que darle tiempo al tiempo, es todo lo que puedo decirle. Tiempo le he pedido al tiempo, y el tiempo, tiempo me dará.
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