Con dos conciertos en Seúl, que provocaron euforia en el público, la agrupación venezolana culminó su viaje por el otro lado del mundo
Vía: El-Nacional.com | Por: DIAJANIDA HERNÁNDEZ G.
Las imágenes fueron getilmente compartidas por el maestro y excelente fotógrafo Frank Di Polo, para el disfrute de todos los lectores
Seúl fue la ciudad escenario en la que la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas culminó su gira por Japón y Corea del Sur. Esta fue la segunda visita de SJC a la capital de Corea: en 2011 los músicos hicieron su debut allí. En esta oportunidad dieron dos conciertos, uno de ellos en conjunto con la Orquesta de los Sueños, agrupación fruto del trabajo de El Sistema Corea.
La primera presentación de los 200 músicos venezolanos fue en el Seoul Arts Center.
Allí, dirigidos por el maestro Dietrich Paredes, ofrecieron un intenso y emotivo concierto que provocó la euforia y locura total del público. La noche comenzó con la interpretación de La fuerza del destino, de Giuseppe Verdi, cuyo bicentenario se conmemora por estos días. Con esta pieza los jóvenes anunciaron cómo sería el resto de la noche: unos músicos rebosantes de energía en el escenario y un público que no contendría la emoción: en las pausas de los movimientos de las obras no se dejaron de escuchar aplausos y gritos.
Luego de la pieza de entrada la orquesta ejecutó la Sinfonía concertante para vientos en Mi bemol mayor, de Wolfgang Amadeus Mozart, para que los solistas de la orquesta, Karim Somaza, John Francois, Fabiola Hoyo y Carlos Martínez, se lucieran en el escenario. El programa cerró con la Sinfonía N° 5, de Piotr Ilich Tchaikovsky. Pero el público quería más.
Y la orquesta respondió con tres bises: la Danza Bachanalle, de Camille Saint-Saëns; Tico-Tico no Fubá, de Zequinha de Abreu; y el Mambo, de Leonard Bernstein. Este último bis fue dirigido por Jesús Uzcátegui, que fue llamado por Paredes para que se encargara del cierre del concierto. Con los últimos acordes del Mambo, se desató la locura en la sala de teatro, los espectadores aplaudían de pie, la orquesta recibió una ovación de estrellas pop, que tuvo su clímax cuando los músicos comenzaron a regalar las chaquetas tricolor: la gente gritó y se peleó por la prenda o por una foto de algunos de los músicos.
Minutos después del concierto, en camerino, el maestro Dietrich Paredes habló de la presentación de su orquesta y del tono de la noche. “Es la recta final de la gira, el último concierto, fue con mucha energía.
En los ensayos reflexionamos acerca de la importancia de que nosotros representamos al país, de la importancia de que nosotros estemos viajando haciendo música. Yo creo que todo eso es una bendición y eso se lo dije a la orquesta. Siendo este el último concierto había que darlo todo. Y la orquesta lo hizo, y de una manera hermosa: entregada a su música, entregada a su deseo que es tener el instrumento y hacer música”.
Paredes resaltó el hecho de que esta fue la segunda ocasión en que una agrupación del Sistema salió con solistas propios, formados en su seno, “ahora El Sistema no sólo proyecta orquestas sino que también impulsa y muestra la calidad de sus solistas”. El director musical de la SJC también comentó la decisión sorpresiva de darle la batuta a Jesús Uzcátegui para el cierre del recital. “Jesús ha sido una persona que siempre ha estado allí. A veces hace ensayos generales. Yo lo vi como un premio, porque es un muchacho muy destacado. Darle la oportunidad de que cierre un concierto, de que haga una obra que a él le gusta, es un gesto que nosotros en El Sistema siempre hacemos, somos muy abiertos y siempre estamos en proceso de proyectar a nuestros compañeros. Gustavo [Dudamel] lo hizo conmigo en varias oportunidades, y ahora hace unos meses compartimos escenario en Los Ángeles. Creo que es un ejemplo que todos nosotros debemos seguir con las generaciones que vienen”.
Otro encuentro binacional Luego del concierto en el Seoul Arts Center la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas se concentró en los ensayos con los niños de la Orquesta de los Sueños, para la presentación binacional.
La agrupación coreana es parte de la réplica del Sistema en el país asiático que se lleva adelante desde 2012 y que, a la fecha, cuenta con 30 núcleos. La iniciativa musical en ese país es apoyada por el Ministerio de Deportes, Cultura y Turismo, y Venezuela ha contribuido con la formación de maestros coreanos. El Sistema Corea sigue el mismo espíritu del venezolano: trabaja con la idea de que la educación musical es un vehículo de transformación social. Con la visita de la SJC se estrecharon los lazos entre los países y el maestro José Antonio Abreu anunció la creación de una Orquesta Mundial y la colaboración en materia tecnológica de Corea en la construcción de las futuras sedes del Sistema en Venezuela.
El concierto binacional en el Palacio Kyung Bok Gung fue una muestra de esa cercanía entre los sistemas. El concierto, que se ofreció al atardecer y al aire libre, fue dirigido por los maestros Dietrich Paredes y Chae Eun Suk. El repertorio conjugó piezas universales con composiciones venezolanas y coreanas. El público escuchó la Obertura 1812, de Tchaikovsky; Aires de Venezuela, de José Terencio; Frontier! Voice from the East, de Yang Bang-ean; y la Sinfonía Nº5, de Beethoven.
Para cerrar un emocionante recital el violinista de la SJC Andrés Rivas tomó la batuta para dirigir dos bises: la Overture for Arirang y el Mambo. Al finalizar la presentación, la directora de El Sistema Corea del Sur, Jae Eun Park, agradeció la visita de la Juvenil de Caracas. “Les agradezco con el corazón haberme regalado un momento histórico. Era un poco difícil creer que íbamos a realizar este sueño.
Hoy lo hemos logrado”.