[et_pb_section bb_built=”1″][et_pb_row][et_pb_column type=”1_3″][et_pb_text _builder_version=”3.0.65″ background_layout=”light” text_orientation=”left” border_style=”solid”]
Posiblemente muchos de los lectores del blog han levantado una ceja al leer el título de este post y se habrán preguntado en qué momento de sus vidas Wolfgang Amadeus Mozart y María Antonieta de Austria mantuvieron una relación sentimental en la que él le propusiera matrimonio a ella.
Vía: blogs.20minutos.es
Por Alfred López
[/et_pb_text][/et_pb_column][et_pb_column type=”2_3″][et_pb_text _builder_version=”3.0.65″ background_layout=”light” text_orientation=”left” border_style=”solid”] Pero no, no fueron pareja y aunque el título pueda llevar a confusión no es erróneo, correspondiendo a una simpática anécdota protagonizada por ambos cuando tan solo eran unos niños. [/et_pb_text][et_pb_text _builder_version=”3.0.65″ background_layout=”light” text_orientation=”left” border_style=”solid”] Tuvo lugar en el Palacio Imperial de Hofburg en Viena, residencia oficial de los archiduques de Habsburgo, en octubre 1762, cuando María Teresa I de Austria organizó una velada musical a la que invitó a un pequeño y virtuoso niño prodigio de seis años de edad para que tocase algunas piezas en el clavecín (instrumento musical muy similar a un piano). [/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][et_pb_row][et_pb_column type=”4_4″][et_pb_text _builder_version=”3.0.65″ background_layout=”light” text_orientation=”left” border_style=”solid”]
El pequeño, que era Mozart y había acudido al palacio acompañado de su padre, ejecutó varias piezas sin mirar el teclado e incluso llegó a improvisar algunos temas que los presentes le solicitaron. Tras su magnífica ejecución se bajó del asiento con tan mala pata de tropezar y caer de bruces al suelo.
El estirado protocolo no contemplaba este tipo de situaciones en un acto social, por lo que todos los presentes quedaron parados sin saber qué era lo que debían hacer frente al niño que estaba tumbado sobre el piso. En ese momento, María Antonieta (penúltima hija de la emperatriz, de los 16 que tenía) que era un par de meses mayor que Mozart se saltó el protocolo y acudió a ayudar a levantar al pequeño.
Éste, lleno de agradecimiento, como muestra de afecto, le dio un abrazo, a María Antonieta y, sin titubear, prometió casarse con ella.
Evidentemente fue una promesa que no llegó a ningún lado y quedó como una anécdota entre niños. La emperatriz tenía otros planes más ambiciosos para el futuro de su hija: el de Reina consorte de Francia y aunque llegó a serlo su final fue trágico al acabar su vida a los 38 años de edad tras ser decapitada en la guillotina.
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