Además de cumplir tres décadas y conseguir un Grammy Latino, su violinista, Arón Bitrán, obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
Cuarteto LatinoamericanoAmén de celebrar su trigésimo aniversario en 2012 con una intensa agenda de conciertos, el Cuarteto Latinoamericano ganó en noviembre un Grammy Latino por su disco Brasileiro, Works of Francisco Mignone (Sono Luminus, 2011). Para culminar, Arón Bitrán, primer violín del grupo fue reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
Bitrán estaba en su estudio, cuando su hermano Saúl, violonchelista que vive en Boston, le mandó un correo para decirle que el grupo había ganado un Grammy Latino en la categoría de música de concierto. “No lo día creer –dice el músico en entrevista–, un Grammy representa mucho porque los que votan son los propios colegas; es decir es un reconocimiento del propio mundo musical, no del público o de los críticos. Significa mucho también porque sólo hay una categoría de música de concierto, a diferencia del otro Grammy donde hay música de cámara, música sinfónica, ópera, etcétera. De alrededor de 300 discos se escogió uno”.El premio es también para Bitrán una especie de “aval a la labor que hemos desarrollado a lo largo de estos 30 años, de realizar primeras grabaciones de autores latinoamericanos que consideramos fundamentales del repertorio, pero que no habían sido grabadas. Este disco es la primera grabación de las obras de Mignone, un compositor muy importante, aunque no reconocido. Hijo de inmigrantes italianos, contemporáneo de Villa-Lobos, en su primera etapa escribió obras absolutamente influidas por la música que oía en su casa, como óperas de Puccini y Rossini. Pero, a partir de los 40 y 50, empieza a interesarse en el folclor brasileño —de hecho era un gran pianista y tocaba música popular. Ya en sus obras importantes incorpora este lenguaje brasileño en un contexto totalmente europeo, pero con resultados magníficos. Es un compositor que dejó mucha obra y que recién se le empieza a reconocer”.
Si algo le dice al mundo que no conoce la música latinoamericana de concierto un disco como Brasileiro, dice el violinista, es “que todavía queda mucho repertorio por descubrir, de una calidad, en nuestra opinión, absolutamente comparable a todo lo que es el repertorio centroeuropeo, más conocido. Estos cuartetos no le piden nada a obras de los grandes autores europeos. Quizás algunas figuras de nuestro continente empiezan a ser conocidas, Chávez, Revueltas, Villa-Lobos, Ginastera, pero hay muchísimo más, y será importante que logremos despertar el gusto y el interés de los colegas y los públicos por incorporar a sus repertorios y a sus actividades de escucha la música de estos compositores”.
Bitrán estaba en el camerino de la Sala Manuel M. Ponce, a punto de tocar con el Cuarteto Latinoamericano, cuando le llegó una llamada de alguien de la Secretaría de Educación Pública anunciándole que, en 24 horas, iba a recibir de manos de Felipe Calderón el Premio Nacional de Ciencias y Artes. “Por supuesto que sabía que estaba postulado, pero me había olvidado del tema”.
El premio, dice el violinista, “es un premio al Cuarteto Latinoamericano, pero el grupo no se podía postular. Me postulé yo, pero evidentemente el mérito es de todos los compañeros”.
Enriquecer el repertorio
Fuera de Chávez, Revueltas, Ponce y unos cuantos compositores, la música mexicana de concierto no es conocida y en las escuelas de música se enseña poco. La estudian más los musicólogos, asegura Arón Bitrán. “Ahora hay un grupo de musicólogos mexicanos que han ayudado a ampliar el panorama de lo que creíamos que era la música mexicana, encontrando y rescatando partituras de compositores que nos eran bastante desconocidos y que tienen un buen catálogo”.
El siguiente paso, agrega el violinista, es editar la música porque no está disponible. “Nosotros pudimos hacer el disco Brasileiro porque en una gira a Brasil hace unos años conocimos a la viuda de Francisco Mignone y le dijimos: ‘El maestro tenía tan bonita música, ¿no tendrá por ahí por casualidad música de cámara?’ Ella tenía en unos cajones guardados los cuartetos, nos hizo favor de escanearlos y nos los mandó por correo electrónico. Alguien más que quiera tocar esa música no puede hacerlo, a menos que nosotros o la viuda les facilitemos las partituras. Un tema pendiente es que una vez que los musicólogos rescaten y encuentren las partituras debe haber una industria fuerte que las edite”.