Atiende la llamada de Fugas desde Italia en lo que se ha convertido en un eterno peregrinar por el globo terráqueo. Dianne Reeves, la última gran diva del jazz según muchos, hace una parada en su gira infinita en A Coruña dentro del programa Jazzatlántica. Arranca la entrevista con una definición que parece satisfacer a la cantante: Una voz clásica pero con alma moderna. «¡Me gusta! Creo que casa bien con mi espíritu», acepta Reeves.
-Su último disco se titula Beautiful life. ¿Así ve la vida, bonita?
-¡Claro que sí! De entrada, la experiencia de grabar el disco fue maravillosa. Ya la simple oportunidad de grabar es algo por lo que tengo que dar gracias. Pero es que, además, gocé de un montón de colaboraciones, me rodeé de gente estupenda y pude hablar de cosas de las que quería hablar, como el amor, el regreso, la propia vida. Para eso es para lo que grabo un disco.
-Tardó seis años en sacar este disco. ¿A qué se debió tan larga ausencia de los estudios de grabación?
-A mí no me pareció tanto tiempo, estuve muy ocupada. Estuve de gira por todo el mundo y metida en el proyecto Sing the truth, en el que homenajeábamos a Nina Simone. Pero cuando tuve algo que decir, ahí salió el disco, que me está dando muchas alegrías.
-Entre ellas su quinto premio Grammy. De un tiempo a esta parte, cada vez que usted graba un disco se lleva un Grammy.
-[Ríe] No, no es así necesariamente. Pero bueno, a quién no le gusta que le reconozcan un trabajo bien hecho.
-En el disco hace versiones de Bob Marley, Fleetwood Mac, Ani Di Franco… ¿Ha recibido críticas de los puristas por pescar en aguas ajenas al jazz?
-No, porque todo aquel que sepa realmente de jazz y conozca su historia sabe que los músicos de jazz siempre han estado abiertos a nuevos sonidos, siempre se han acercado a otros estilos y los han adaptado a la sensibilidad del jazz, que lo acepta todo. Eso es lo que me enamoró de esta música, que es curiosa, se envuelve en todo y se mezcla con todo.
-¿Y por qué decide hacer estas versiones, tan alejadas a priori de su estilo?
-Bueno, es que adoro a Bob Marley. Siempre lo he hecho. Su música, su mensaje, su energía… todo. Si hago una versión es porque soy muy fan de ese músico. Y no solo escucho jazz, me gusta todo tipo de música como me gustan diferentes clases de flores, no está reñido. Eso sí que es jazz.
-Se le ve mucho por España. ¿Entiende el público español una música tan americana como la suya?
-Hay una especie de comunión espiritual. Así lo percibo en mis conciertos. Me pasa por todo el mundo, siempre encuentras un público que entiende tu mensaje, tu música, más allá de las letras de las canciones. Creo que es cuestión de honestidad, si lo que haces es sincero y lo haces con el corazón, llegas a la gente. No tienen que entender lo que dices para sentirlo. Y en el caso de España, hay una conexión especial.
-Tenía planes para hacer algo con la cantante Concha Buika. ¿En qué quedó aquello?
-Llegamos a hacer un par de shows juntas en Alemania. Adoro su voz, no es tan diferente de la mía, creo. Se adapta perfectamente al jazz o a cualquier cosa que se proponga cantar. Mi guitarrista terminó grabando con ella.
-¿Le gusta el flamenco?
-Cuando vivía en Los Ángeles tenía un vecino con el que coincidía en el club en el que actuaba y que traía a unos artistas increíbles del sur de España. Allí conocí a cantantes y guitarristas únicos. Incluso vi en directo a Paco de Lucía. Mi novio y yo solíamos sentarnos en el fondo de la sala a disfrutar de aquella maravillosa música, de aquellas improvisaciones que eran puro jazz. Me recordaba muchísimo a la música con la que crecí, puro sentimiento, por eso conecté con ella enseguida.
-¿Hay algún cantante actual que la haya sorprendido últimamente?
-Me encantan Lalah Hathaway y Gregory Porter, son increíbles, y han colaborado en mi último disco. Actualmente creo que son mis cantantes favoritos.
-¿Y cuál sería su referente musical de todos los tiempos?
-Me es totalmente imposible quedarme con uno. Nunca tuve un único referente en el que fijarme, sino que siempre me gustaron diferentes cantantes, cada uno por un motivo distinto. Podría darte una lista interminable, pero quedarme con uno solo… Imposible. Además, tengo referentes en estilos muy variados. Claro que amo a Ella Fitzgerald, pero también a Marvin Gaye o a Aretha Franklin. Bueno, ¿quién no ama a Marvin y Aretha?
-¿Cómo será el concierto de A Coruña?
-Iré con mi banda de siempre, mi familia, para presentar Beautiful life, pero tocaremos otros temas de otros discos, alguna versión…
-Ha llegado a actuar junto a la Sinfónica de Chicago bajo la batuta de Daniel Barenboim.
-Eso fue una experiencia increíble, ojalá se repita. Es una sensación única, grabar con toda esa orquesta detrás, a las órdenes del maestro Barenboim, poder llevar esa experiencia a Montreal y rendir allí tributo a Duke Ellington… No todo el mundo tiene la suerte de vivir cosas así.
-¿Qué tal fue participar en la película de George Clooney Buenas noches y buena suerte?
-[Ríe] La verdad es que George Clooney es un amante del jazz. Me dejó interpretar en directo en la película. Es decir, lo que ves, las interpretaciones que hago en la película, están grabadas en absoluto directo. Así lo quería el director. Eso te da una idea sobre cómo dirige George, cómo entiende el cine y la música. Decía que el jazz es una música creada para ser interpretada en directo. Fue algo realmente excitante.
-¿Repetirá la experiencia cinematográfica?
-¡Estoy abierta a cualquier propuesta! [Ríe]
-En su momento mostró abiertamente su apoyo a Obama. ¿Cómo valora su gestión?
-Yo soy de las que sigue enamorada del presidente Obama. Creo que es el único presidente que ha mostrado sensibilidad sobre los muchísimos problemas que tiene mi país. Claro que no todos se han podido resolver, pero es que hay muchos que han surgido durante su mandato, como el incremento de la pobreza. Eso no debe ensombrecer el hecho de que haya conseguido uno de los mayores logros sociales de la historia de Estados Unidos, el sistema de salud, una necesidad básica para la población. Fue muy valiente al intentar lanzar un proyecto que generó tanta controversia.