Aplaudido por su “vibrante” dirección musical en El Conde de Ory, que inauguró la 43 edición del Festival Rossini, el director larense se despide este viernes 19 del público italiano para volar a Francia y preparar su debut en la Ópera de París, a finales de septiembre, con La Cenicienta, el tercer título del compositor de Pésaro que dirige este año
PRENSA DIEGO MATHEUZ
Definitivamente este podría calificarse como “el año Rossini” para Diego Matheuz: apenas inició 2022, dirigió cinco presentaciones de El Barbero de Sevilla, en la Staatsoper de Berlín; hace una semana abrió la 43 edición del Festival Rossini, en la ciudad italiana de Pésaro, con El Conde de Ory, y le esperan diez presentaciones, a finales de septiembre y principios de octubre, de La Cenicienta, en la Ópera de París.
Este viernes 19 de agosto, Matheuz cumplirá sus cinco presentaciones de El Conde de Ory, un drama lúdico escrito por Rossini en 1828. Con un cartel estelar encabezado por el tenor peruano Juan Diego Flórez, en el Vitrifigo Arena nuestro director nuevamente recibió el favoritismo de la audiencia italiana, esta vez al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional de la Rai.
“Aplausos al director Diego Matheuz, muy bueno en dirigir el complicado ‘tráfico’ escénico-musical y en no dejar perder el hilo al espectador”, escribió el crítico de Crónica de Il Resto del Carlino. Y Alessandra Massi de Ansa.it, comentó: “Triunfal recibimiento sobre todo para la parte musical (…) La dirección de Diego Matheuz en el podio de la Orquesta Sinfónica Nacional de la Rai es fascinante”.
– ¿Cómo ha sido la experiencia en el Festival Rossini y cuáles son sus impresiones al dirigir este año tres títulos del compositor italiano?
-Sí, este ha sido un año Rossini para mí. No bien presenté El Barbero de Sevilla, en Berlín, me enfoqué en el estudio de El Conde de Ory -entre otros compromisos en Japón e Italia- y en pocos días vuelo a París para iniciar los ensayos de La Cenicienta. Rossini es un compositor muy especial, que parece fácil de interpretar, pero tiene muchos detalles y para descubrirlos hay que buscar y escarbar más y más en sus partituras.
“Tengo la fortuna de estar aquí en el Festival Rossini, que es el lugar donde por tradición, historia y por los grandes cantantes que vienen, se hace lo mejor de Rossini en el mundo. Es un festival de referencia y un trampolín, especialmente para los cantantes, porque viene público de todas partes a escucharlos y a ver las nuevas producciones y puestas en escena”, comenta Matheuz desde la ciudad de Pésaro, a un día de despedirse del público italiano.
Ópera para enriquecer
Seducción y técnica, inspiración y estudio de la ópera, ha sido en gran parte el foco en la trayectoria artística de Diego Matheuz, quien durante cuatro años fue Director Principal del memorable Teatro La Fenice de Venecia. Por ello, no es extraño que se le encargue en un solo año la conducción de tres títulos de Gioachino Rossini, y que su batuta sea solicitada por prestigiosas compañías y teatros de ópera del mundo.
– ¿Qué representa la ópera para un director que también se dedica al género sinfónico?
– La ópera es un género muy importante para un director de orquesta, porque la manera de frasear y de respirar, es primordial, y eso se aprende solo con la ópera. Y luego, poder aplicar esos conocimientos en el sinfónico le da mucha más riqueza a la dirección. La ópera requiere de muchísimo trabajo y hay que profundizar en este lenguaje.
Otro comentario positivo que recibió Matheuz en el Festival Rossini, fue el del crítico Alain Neilson, de OperaWire, quien escribió: “Matheuz provocó una actuación enérgica de la Orquesta Sinfónica Nacional de la Rai, que fue rítmicamente fuerte, vibrante y contenía un agradable impulso que permitió que florecieran las animadas melodías de Rossini, sin dejar de ser sensibles a los giros dramáticos de la trama. (…) El equilibrio entre todas las fuerzas musicales fue excelente”.
Otros públicos y nuevos retos
Diego Matheuz, quien a finales de junio pasado fue nombrado Director Principal de la Orquesta de la Academia Seiji Ozawa, en Japón, debutará en su nuevo cargo dirigiendo La Bohéme, de Puccini. En dicha labor trabajará dirigiendo a noveles músicos, como lo hace cada vez que regresa a Venezuela con los jóvenes de El Sistema de Orquestas y Coros donde se formó desde niño, en Barquisimeto, su estado natal.
-Con tantas nuevas variantes y formatos musicales, nuevos géneros musicales en competencia, ¿cómo podrían captarse nuevas audiencias, sobre todo público joven para la ópera?
– Hay mucha preocupación hoy en día por acercar a los jóvenes a la ópera, y creo que tiene que ser un proceso natural; por supuesto que sería genial tener a nuevo público y a muchos jóvenes en los teatros, pero también tenemos que preocuparnos por ese público consolidado, que ama la ópera, que viene siempre. Pienso que ese público está siendo un poco olvidado por enforcarnos tanto en llevar a los jóvenes.
“La ópera es un género muy actual, que permite innovar y siempre crecer. En ese sentido, es atractiva para audiencias de todas las edades. Creo que compositores tan geniales como Mozart, Puccini, Verdi, que crearon esas obras maestras, no sabían que serían tan actuales. Por eso los teatros se llenan para ver, por ejemplo, una Traviata, con público que ya la ha visto varias veces, pero vuelven para disfrutar de una puesta en escena nueva o para escuchar a un nuevo cantante. Porque la ópera y la música, ya se sabe, siempre pueden ser mejor. Mi búsqueda es: hacer mejor música para el maravilloso arte de la ópera”, acota Matheuz.