Vía: semusicablog.com/ larissachirinos
Todos conocemos la famosa frase “escucha antes de hablar”. En la práctica, muchos conflictos o discusiones entre nuestros similares se deben a malentendidos por no tomar el tiempo necesario de escuchar al otro o, por el contrario, no ser escuchados. Esto ha trascendido en todos los ámbitos sociales; es común ver políticos o famosos gritando a pleno pulmón en debates televisivos, soportar las bocinas sonando desesperadas en el tráfico, vivir en medio del ansia colectiva de estallar en lugar de entender. En medio de una sociedad tan diversa, ágil y caótica, el simple hecho de escuchar se ha convertido en un arte, privilegio de quienes saben hacerlo.
1.- Tu amigo, el oído.
Es interesante saber que el oído es el primero de los 5 sentidos que el ser humano desarrolla antes de nacer. Oír antes que hablar se establece como una jerarquía tanto social como anatómica. Y, por supuesto, también se aplica en el ámbito musical. En el desarrollo artístico de un músico es vital aprender a usar el oído porque ésta será su principal herramienta durante su carrera. Sea un cantante que usa sus cuerdas vocales o un pianista que usa sus manos, a todos los miembros de un ensamble los une un denominador común, el oído. Si está bien entrenado, será el instrumento más objetivo de la banda.
2.- Escucha antes de tocar
Un error muy común en músicos principiantes al momento de tocar repertorio nuevo es que no se detienen a escuchar al menos una pasada de toda la pieza. Lanzar acordes sueltos o los patrones correctos en medio de alguna canción sin conocerla en su totalidad quizá llegue a sonar convincente, mas no profesional. ¿Por qué? Porque tocar una secuencia de acordes o ritmos es algo que cualquier amateur puede hacer. Sin embargo, entender la interacción entre todos los elementos de una canción, identificar sus funciones específicas y conducir su propio instrumento hasta lograr un sonido que lo identifique o que encaje con el grupo sólo lo logra el artista que se escucha a sí mismo y, con la misma dedicación, a los demás.
3.- No sólo es un sonido, es una intención
Este punto es el resultado del anterior, es distinto saber cómo suena un elemento en una canción a reconocer su función dentro de ese contexto. Al igual que en una conversación donde hay un intercambio de información entre dos o más personas, en la música los instrumentos conversan bajo un rol específico. Por ejemplo, el cantante no sólo entona notas, sino cumple con la función de trasmitir un mensaje o una emoción. Por su parte, la batería no sólo marca el ritmo, sino dependiendo de la canción, trasmite energía o calma. Entender la intención de cada artista a través de su sonido, como de cada participante en una conversación, se logra gracias a la atención prestada por el oír. Como reflexión, hay un beneficio mayor al escuchar las máximas referencias posibles y abrir espacios para un resultado más productivo. Si hay alguien que debe ejercer con maestría el arte de escuchar en un mundo lleno de ruidos estridentes o bocinas ansiosas, es el músico.