Vía: La Belleza de escuchar | En la película de Polanski, da la impresión de que el pianista polaco Wladyslaw Szpilman pasó unos cuantos meses en la parte alemana de la ciudad de Varsovia intentando sobrevivir. En realidad, su calvario duró dos años, según se desprende de sus memorias recogidas en el libro Muerte de una ciudad publicado en 1945 en tirada reducida, lo que no fue obstáculo para que las autoridades de la época lo censuraran por no coincidir con su visión de la guerra, como si los tormentos de Szpilman no contaran para la historia.
No fue sino hasta 1998 que las memorias, con la colaboración de un autor polaco, fueron republicadas, primero en alemán, y luego en inglés con el título The Pianist. Dos años más tarde, se publicaron en España bajo el título El pianista del gueto de Varsovia.
En 2002, el realizador polaco Roman Polanski adaptó estas memorias para el cine, obteniendo como resultado el ultra galardonado film El Pianista, con el excelente actor Adrien Brody en el papel de Wladyslaw Szpilman. La película comienza con Szpilman, en una emisora polaca, interpretando un nocturno de Chopin de sus opus póstumos, una pieza de juventud que Frédérik no quiso publicar en vida, y que acaso por ello, un renombrado biógrafo se ha permitido calificar de mediocre. No le pareció así a Polanski, ni al público.
La pieza es el nocturno N° 20 en do sostenido menor, y la versión del pianista también polaco, Janus Olejniczak, quien grabó todo el piano de la banda sonora.
Es el año 1939, septiembre, y ha comenzado la invasión alemana. Los bombazos interrumpen la entrega de Szpilman.
La notable y jovencísima pianista japonesa, Aimi Kobayashi, hoy de dieciocho años, nos ofrece a continuación una encantadora interpretación del nocturno completo, sin los bombazos que el relato cinematográfico no podía soslayar. El pianista del gueto, Wladyslaw Szpilman, no alcanzó a escucharla porque murió en el año 2000, Aimi tenía cinco años, y no creo que tocara el nocturno todavía.