El violinista español Antoni Tudurí se ha doctorado en Informática en la Universidad de las Islas Baleares con una tesis en la que desarrolla un método de análisis de partituras que le ha permitido demostrar que ocho preludios para órgano del catálogo de Johann Sebastian Bach no son suyos.
El violinista español Antoni Tudurí se ha doctorado en Informática en la Universidad de las Islas Baleares con una tesis en la que desarrolla un método de análisis de partituras que le ha permitido demostrar que ocho preludios para órgano del catálogo de Johann Sebastian Bach no son suyos.
“Son obras atribuidas a Bach sobre las que los musicólogos ya tenían dudas de su autoría. El resultado de la aplicación del método que he desarrollado es concluyente”, ha indicado el investigador en declaraciones a EFE.
En concreto, Tudurí (Mahón, España, 1970) ha analizado uno a uno los ocho preludios catalogados como “BWV 553-560” y ha concluido que solo tres de ellos, “BWV 556”, “BWV 559” y “BWV 560”, fueron compuestos por Bach, mientras que los otros son obra de Johann Ludwig Krebs, alumno del genio alemán en Leipzig.
Además, aplicó el programa informático que ha desarrollado a otros tres preludios del catálogo bachiano de autoría dudosa, los “BWV 692”, “BWV 693” y “BWV 748”, y comprobó que son creaciones de Johann Gottfried Walther, compositor coetáneo y primo de Bach.
Tudurí ha desarrollado un sistema que se basa en el estudio de numerosas obras para establecer los patrones distintivos de cada autor y poder compararlos con partituras concretas de atribución dudosa para buscar coincidencias.
El programa informático elaborado por el músico balear contempla el porcentaje de uso de las diferentes notas, los intervalos melódicos empleados y la frecuencia de las figuras.
Según ha demostrado Tudurí en su tesis doctoral, su método de comparación y atribución de autorías en casos dudosos consigue mejores porcentajes de éxito que los sistemas empleados en la actualidad.
El propósito del informático violinista no es refutar autorías contrastadas ni contradecir a los historiadores de la música, sino contribuir a aclarar dudas sobre obras anónimas o cuya catalogación está en entredicho.
“Hay muchos espacios oscuros en el siglo XVI, XVII y XVIII, gran cantidad de obras anónimas o dudosas”, ha subrayado Tudurí sobre la utilidad del sistema que ha desarrollado.
Ha incidido en que el programa informático podría tener interés comercial, porque “hay mucho dinero en juego” cuando se descubren partituras desconocidas que se atribuyen a grandes figuras de la música, y su método es “un mecanismo de control científico” que puede aclarar la autoría de una pieza.
Tudurí también resalta la utilidad de su aplicación para definir de manera objetiva las características comunes a determinados estilos musicales, a partir de la coincidencia en los patrones creativos de sus principales representantes.
Valiéndose del método con el que se ha doctorado, el informático analizó casi 500 sonatas para clave de Domenico Scarlatti (1685-1757) y comparó sus características con las de los principales exponentes del clasicismo (etapa en la que se encuadran figuras como Haydn y Mozart).
De esta forma, llegó a la conclusión de que el compositor italiano era “un adelantado a su tiempo”, porque sus creaciones son tienen características más propias del barroco que del clasicismo.
Además, este estilo “avanzado” se acentuó a partir de que el compositor napolitano se instaló en Madrid, lo que Tudurí interpreta como un signo que pone en entredicho el supuesto atraso cultural de la España de la época.