En apariencia, tiene más pinta de liderar una aventura animada de Pixar que de improvisar exquisitas piezas de jazz al piano, pero las apariencias engañan. Joey Alexander llevaba meses siendo el secreto peor guardado de la música instrumental norteamericana, pero la noche de los Grammy lo ha convertido en un tesoro de toda la humanidad. Sí, sus doce años lo cualifican más que de sobra para ser englobado en la categoría de niño prodigio. Y no, no ganó ninguno de los galardones a los que optaba (Mejor Solo de Jazz Improvisado y Mejor Disco de Jazz Instrumental), pero ha conseguido la atención del respetable. Y eso, en el fondo, lo es todo.
Alexander comenzó a tocar en pequeños locales de su Bali natal a los seis años. Para cuando cumplió los ocho, ya había debutado en Jakarta. Después, su familia y él se mudaron a Estados Unidos, donde su maestro, el prestigioso Wynton Marsalis, le hizo un hueco en algunos de los festivales de jazz más importantes. Lo que empezó como un pasatiempo —Joey intentaba imitar lo que hacía Duke Ellington en los discos de su padre— ha acabado convirtiéndose en una vocación. Es posible que tengas dudas, claro. ¿Se trata de un hype, o lo suyo está justificado? Te dejamos un vídeo para que juzgues por ti mismo.
Joey Alexander aún no tiene ni siquiera trece años. Hemos pensado que te gustaría ponderar ese dato. Mientras lo haces, puedes escuchar su disco ‘My Favorite Things’, que ahora mismo debe de estar a punto de convertirse en superventas.