Vía: www.psicologiaamayaterron.com/
La palabra miedo proviene del término latino metus. Se trata de una alteración del ánimo que produce angustia ante un peligro o un eventual perjuicio, ya sea producto de la imaginación o propio de la realidad.
Puede decirse que el miedo resulta desagradable para quien lo padece. Esta emoción, sin embargo, también funciona como un método de supervivencia, ya que pone en alerta a las personas y a los animales frente a una amenaza. De esta manera, una cebra que siente miedo por los leones, huirá apenas advierta la presencia de su depredador. Algo similar hará un hombre que, al escuchar disparos, se pone a resguardo por miedo a resultar herido.
Existen diversos tipos de miedo. Así, entre las clasificaciones más habituales, nos encontramos con las siguientes:
Miedo al cambio. Tanto las personas adultas como los niños pueden sufrir este pavor a modificar no sólo su rutina, sino también su entorno. Esto se puede producir por culpa de un cambio de colegio, de trabajo, de ciudad, de amigos…
Miedo a la oscuridad. Si hay un miedo que sea propio de los más pequeños es el miedo a la oscuridad, que puede producirse a raíz de pesadillas, de situaciones imaginadas o de cuentos que les hayan asustado. Es habitual que los niños que lo sufren tengan que dormir con alguna luz encendida en su habitación.
Miedo a los animales. Todos podemos sufrir este miedo a los animales en general o a alguno en concreto.
Miedo a las tormentas. En la etapa infantil es cuando se produce más frecuentemente este pavor, no obstante, existen muchos adultos que siguen sufriéndolo y en concreto tanto a las citadas tormentas como a los propios truenos.
Además de estas clases de miedo, también podemos subrayar que existen otros como el miedo a la separación, miedo ante el fracaso, ante las actividades públicas, o miedos nocturnos.
¿Cuándo se hace patológico el miedo?
El miedo es una emoción en cierta forma adaptativa al entorno que nos rodea, pero en ocasiones se hace disfuncional. Es este caso hablamos del miedo patológico o fobias.
El miedo patológico es aquel que supera un cierto umbral, donde el ser humano se bloquea y se vuelve incapaz de reaccionar de forma adaptativa de acuerdo con las circunstancias. Es aquí donde se marca la diferencia entre el miedo como emoción natural útil y el miedo como reacción patológica es que el primero incrementa nuestra capacidad para manejar la realidad mientras que el segundo, por el contrario, limita o incluso anula esta capacidad, encadenando a la persona dentro de la prisión del pánico.
Sólo cuando la percepción del miedo se convierte en inhabilitador y limitador nos encontramos ante una forma de patología que necesita ser tratada.
¿Qué es una fobia?
La fobia consiste en un miedo muy intenso hacia algo que en realidad constituye una amenaza mínima o nula que puede llegar al ataque de pánico y a un sufrimiento extremo. Suele ser incontrolable, afecta notablemente a la calidad de vida y la persona que la padece evita los objetos o situaciones fóbicas.
Algunas de las fobias específicas más comunes son a las alturas, escaleras mecánicas, túneles, conducir en carreteras, espacios cerrados, agua, volar, perros, arañas, y heridas sangrientas.
Las personas con fobias específicas pueden ser capaces de esquiar con facilidad en las montañas más altas del mundo, pero ser incapaces de subir más de un quinto piso de un edificio de oficinas.
Aunque los adultos con fobias son conscientes de que tales temores son irracionales, con frecuencia encuentran que el enfrentar, o incluso el pensar en tener que enfrentar el objeto o la situación que produce el temor, trae consigo un ataque de pánico o una ansiedad intensa.
Las fobias específicas son dos veces más comunes en las mujeres que en los hombres. Usualmente aparecen durante la infancia o adolescencia y tienden a persistir durante la edad adulta.
Si la situación u objeto que causa el temor es fácil de evitar, las personas con fobias específicas quizá no busquen ayuda; pero si el evitarlo interfiere con su desarrollo profesional o sus vidas personales, esto puede inhabilitar a las personas y usualmente hay que buscar un tratamiento.
Este tipo de fobias responden muy bien a una terapia psicológica cuidadosamente escogida.
¿Qué nos causa miedo o fobia?
Tanto el miedo como las fobias pueden estar causados por predisposición genética, psicológica (que se atenúa o propicia según la educación, acontecimientos de la vida y modelos del entorno) o condicionados por la cultura y la sociedad