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El director musical del Teatro Regio de Torino, y especialista en Wagner y Mahler, elogia la madurez artística de la orquesta y su director
Además de poseer un “oído bien entrenado y experimentado para la ópera y la música”, el director del Teatro Regio de Torino (Italia), Gastón Fournier, es un reconocido crítico, estudioso y escritor del repertorio de Richard Wagner y también de Gustav Mahler. Desde hace meses, reservó tickets para viajar a Londres y poder estar presente tanto en los ensayos, como en los dos conciertos que la Sinfónica Simón Bolívar y Gustavo Dudamel ofrecieron en Londres el pasado jueves 8 y viernes 9, en el Royal Festival Hall de Londres.
Cuenta Fournier que su relación de amistad y apoyo con El Sistema comenzó hace un par de décadas. “Fui el primero que invitó a la Simón Bolívar a Italia, cuando Gustavo aún no era el director musical. Luego realizamos un proyecto con Claudio Abbado y Gustavo en Palermo; después grabamos un disco en Roma, y también los invité a La Scala. De manera que los sigo desde hace mucho tiempo”.
-Háblenos brevemente de la fortalezas de El anillo del Nibelungo, de Wagner.
-He oído muchas veces El anillo del Nibelungo, tal y como lo pensó Wagner originalmente para ser interpretado en cuatro noches completas. Uno se enamora de esta obra y de sus vastos pasajes. Ahora los músicos venezolanos están en una nueva incursión junto a Gustavo, quien ya dirigió una de las óperas wagnerianas más espectaculares como es Tannhauser. Digamos que El anillo del Nibelungo es la ópera más ambiciosa jamás concebida por un ser humano; es un proyecto universal, una epopeya en música, que Wagner concibió para ejecutar en una semana, en cuatro noches separadas, y cuenta la historia del universo, la creación del mundo, de la vida y su destrucción, que ocurre por el triunfo de todos los vicios del ser humano. Así que es realmente una epopeya donde aparecen todos los sentimientos: el odio, la envidia, el amor, el sacrificio, el heroísmo.
-¿Cómo resultó la experiencia de escuchar a la Simón Bolívar con Dudamel en Londres, interpretando cinco fragmentos de esta gran obra wagneriana?
-Wagner fue un revolucionario de la música. El cambió totalmente el uso de la orquesta, de manera que hay que hablar de la orquesta antes y después de Wagner. El enriqueció muchísimo la cantidad de instrumentos que tienen que participar en una ópera e inventó instrumentos nuevos, los diseñó e hizo construirlos, como lo son las tubas wagnerianas, fundamentales para ejecutar a Wagner. Desde el primer ensayo en Londres, ha sido una experiencia conmovedora escuchar ese sonido pleno y enorme de la Simón Bolívar, una orquesta que se ha crecido al punto que está considerada entre las mejores del mundo.
-¿Cuál es la mayor virtud que puede usted destacar de la interpretación que escuchó de Wagner y de la Quinta sinfonía de Mahler, en los dos conciertos que ofreció la Bolívar en el Royal Festival Hall de Londres?
-Fue realmente maravilloso que los jóvenes de la Simón Bolívar se confrontaran con esta epopeya. Han crecido juntos en los musical y en lo humano, ellos y Dudamel, y se siente allí una comunión y madurez bárbara, sonidos graves y profundos que salen del fondo de la orquesta. Tienen una riqueza de timbres única, lo que les permite a los músicos venezolanos asumir todos los estados emotivos de Wagner, así como en el Mahler. Los felicito inmensamente.