VíA: EFE
“Me siento muy cómodo en ese rol de intermediario. No tengo interés en dirigir composiciones propias”, afirma el director de orquesta granadino
Con el máximo respeto a la “voluntad del compositor” como mantra, el director de orquesta granadino Pablo Heras-Casado define su profesión como la de un “médium” que conecta al público con las emociones que genios de la música imprimieron en sus obras. Un trabajo en el que se siente “cómodo” y “muy feliz”.
“Me siento muy cómodo en ese rol de intermediario. No tengo interés en dirigir composiciones propias”, afirma con rotundidad en una entrevista a Efe este músico que, con solo 36 años, ya ha tomado la batuta en templos como la Filarmónica del Berlín y es el director principal de la Orquesta Saint Luke’s de Nueva York, desde 2011.
Heras-Casado se encuentra estos días en el Festival de Lucerna (Suiza), cita a la que acude por tercera vez. Pero en esta ocasión lo hace por la puerta grande, ya que además de conducir varios conciertos del programa; ejerce de codirector de su academia, por invitación personal de su fundador, el francés Pierre Boulez.
Aunque el festival se remonta a 1938, desde 2004 acoge la Academia del Festival de Lucerna, creada por Boulez para formar jóvenes en la interpretación de música contemporánea.
Allí acudió Heras-Casado por primera vez en 2007, cuando ganó el Concurso de Directores de Orquesta. Aunque, para él, el verdadero premio fue conocer a Boulez, su “mentor” y “mejor maestro”, con el que inició una estrecha relación personal y profesional.
“Volver a Lucerna es siempre maravilloso porque fue la punta de lanza de mi carrera y por todo lo que allí aprendí como alumno”.
Este especial vínculo con Lucerna le ha brindado el “honor” de sustituir al francés -aquejado de una fractura de hombro- en la conducción de los conciertos que tenía previstos, un repertorio “exigente y poco conocido, centrado en el cambio de rumbo de la música clásica después de la I Guerra Mundial”.
Su primer concierto en Lucerna será el día 7, para dirigir una reciente creación del suizo Dieter Ammann, “Unbalanced instability for violin and orchestra”, y un trabajo del propio Boulez, “Le Soleil des Eaux”.
Dos días después, el español interpretará las partituras de Anton Webern “Cantata No. 2, Op. 31”, “Variaciones para Orquesta, Op. 30” y “Cantata No. 1, Op. 29”; de Igor Stravinsky, con su “Le Roi des Etoiles”, y “Cantata profana, Sz 94” de Béla Bartók.
“Esta nueva experiencia en Lucerna es, como todo lo que hago, un reto en el que invierto toda mi energía”, matiza el granadino, que considera este festival como uno de los proyectos musicales “más innovadores y revolucionarios” por su apuesta por la música contemporánea y la enseñanza.
Lucerna es sólo la primera parada en una agenda plagada de grandes citas para la temporada 2013/14, que incluye su debut en la Filarmónica de Nueva York, la Sinfónica de Londres, la Orquesta de Filadelfia o la Gewandhaus de Leipzig; además dirigir “Rigoletto” de Verdi en la Metropolitan Opera de Nueva York.
“No puedo elegir qué estreno me hace más ilusión porque todos son muy especiales y referentes por distintos motivos” asegura el granadino, para quien tan importantes son los debuts, como repetir.