Este documento es uno de aquellos que deberían verse y escucharse con una actitud de veneración y agradecimiento. La belleza del Liebestod de la ópera Tristán e isolda de Richard Wagner es de sobras conocida por todos los amantes de la ópera, pero en este caso tiene un valor añadido: es uno de los últimos conciertos dirigidos por Herbert von Karajan que moriría en menos de un año tras este concierto.
La emoción que se refleja en el rostro de Karajan podría por si sola dirigir la orquesta, la interpretación de Jessye Norman pone voz a toda la belleza que tiene la composición wagneriana.
Hay que agradecer poder ser testigos, de alguna manera, de un momento tan increiblemente bello como éste.