BEATRIZ RUCABADO | www.elmundo.es/
Giacomo Puccini (Lucca, 1858, Bruselas, 1924) estaba en Londres, colaborando en el estreno de Tosca en el Covent Garden, cuando entró en el Duke of York Theatre. Sobre el escenario, una sencilla tragedia llamó su atención. Basada en un relato corto de John Luther Long, y dramatizada por David Belasco, la obra contaba el amor imposible entre una joven geisha y un teniente de la marina americana. El maestro italiano vio en ella un drama romántico, pero también el enfrentamiento entre Oriente y Occidente. Apenas cuatro años después, la historia se había convertido en una ópera con algunas de las piezas más destacadas del repertorio operístico.
En su Madama Butterfly, Puccini vertió lo más delicado de su música y algunos temas tradicionales japoneses, componiendo una partitura muy rica en instrumentación y con novedosos efectos musicales. Tanto que, en su premier mundial, el 17 de febrero de 1904, público y crítica rechazaron la obra. Pero el maestro italiano estaba convencido de la calidad de su composición, así que la revisó, modificó ciertos aspectos y volvió a estrenarla. En esta ocasión, el drama de Cio-Cio-San conquistó al mundo con su dualidad entre Oriente y Occidente. La Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera (ABAO/OLBE) recupera ahora todos los matices de la cultura japonesa que encierra la obra con una producción basada en conceptos del teatro Kabuki que podrá verse en el Palacio Euskalduna el 14, 17, 20 y 23 de febrero, y el 22 de febrero en función de Opera Berri.
Así, con un elenco encabezado por la soprano Fiorenza Cedolins, Madama Butterfly vuelve a Bilbao, con el patrocinio de la Diputación Foral de Bizkaia, nueve años después de su última representación en la capital vizcaína. Dirigida por Massimo Zanetti, y bajo la dirección escénica de Renzo Giacchieri, la obra es una coproducción entre ABAO/OLBE y el Festival Puccini Torre de Lago que bebe de la gestualidad y del teatro tradicional japonés para contar la historia de la joven geisha que, tras casarse confiada con un oficial de la marina norteamericana en un matrimonio amañado, es abandonada por él.
«Madama Butterfly es la historia de dos chicos que son de dos mundos tan opuestos que no deben estar juntos», resumió la soprano Fiorenza Cedolins, quien, por segunda vez en Bilbao, asumirá un rol que cuenta con arias famosas como Un bel di, vedremo y Con onor muore y el dueto de amor Vienne la será, que cantará junto al tenor italiano Piero Pretti. Así, la de Cio-Cio-San, a quien todos conocen como Madama Butterfly, es la historia de una muchacha inocente que, a lo largo de la obra, evoluciona hasta convertirse en una joven madura y, finalmente, en una mujer madre y mártir.
En este crecimiento, sin embargo, Cedolins destaca que la protagonista es, ante todo, «víctima de sí misma», más que de la maldad del oficial Pinkerton. «Tiene un ideal que es totalmente autodestructivo; quiere una vida diferente, salir de Japón… y no acepta que su destino está sellado», explica la soprano, quien remarca la diferencia entre la mentalidad occidental, imbuida de la convicción de que las personas pueden desafiar a su destino, y la oriental, marcada por un pathos del que es imposible escapar.
El protagonista masculino, el tenor Piero Pretti, destaca no obstante que el personaje de Pinkerton es un «occidental egoísta que sólo se quiere divertir y no tiene escrúpulos», y es por tanto responsable de la desgracia de Cio-Cio-San. «Por supuesto que Pinkerton es malo; desde el principio sabe a qué se enfrenta, a un matrimonio que no es verdad y a un juego que va a acabar mal», censura.
A través de los protagonistas, quienes se enfrentan además son también la cultura de Occidente con la de Oriente, tan llena de matices y detalles que, indica Cedolins, «pueden cambiar radicalmente el sentido de algo». Para transmitir estos significados de la cultura japonesa, la producción cuenta con el coreógrafo de teatro Kabuki Hal Yamonouchi y su puesta en escena está inspirada en los gestos que definían la vida de los japoneses de clase media y del servicio doméstico.
«La obra representa el conflicto entre dos grandes civilizaciones, dos mundos que se destruyen el uno con el otro», explica. Aunque, añade, Puccini regala al espectador «un gran punto de interrogación» en el que puede decidir cuál es el final. «Ella tiene un hijo de ambas civilizaciones, y ese niño representa la esperanza de un destino distinto», destaca Cedolins.
Realidad histórica, leyenda -algunas voces hablaban de que la historia ocurrió en realidad- y ficción se mezclan así en una historia que se convirtió en un éxito inmediato para Puccini, quien con las ganancias obtenidas compró en 1912 un yate al que llamó Cio-Cio-San.
La ABAO revisita ahora la historia con una producción en la que contará con la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) y en la que Fiorenza Cedolins y Piero Pretti estarán acompañados por la mezzosoprano Gemma Coma Alaberi en el papel de Suzuki y el barítono Luis Cansino como Sharpless. Completan el elenco Mikeldi Atxalandabaso, Josema Díaz, Ricardo Seguel, David Aguayo, Marta Ubieta, Josema Díaz, Javier Campo, Eider Torrijos, Leyre Mesa y Susana Cerro. En la función de Opera Berri, el domingo 22 de febrero, los roles protagonistas los asumirán la soprano María Ruiz y el tenor Eduardo Aladren.