Vía: Literanova | por Hugo Alvarez Pifano
Inocente Carreño (Porlamar, estado Nueva Esparta, 1919) es el músico venezolano que en mayor grado, confiere a sus composiciones ese tono melódico espléndido, específicamente nacional, que se escucha como una presencia ineludible de la musicalidad de todo un pueblo. Precisamente, esas fueron desde sus inicios las raíces primarias de su existencia: con sus pequeños pasos de niño campesino, cargando latas de agua para el hogar de su abuela, se echó a andar por los caminos llenos de estrellas de mar, caracoles sonoros al acercarlos al oído y ágiles caballitos marinos, todos procedentes de las azules aguas de uno de los rincones más bellos del oriente de nuestro país, la isla de Margarita. Ahondando un poco más en su música, es así mismo, entre todos los compositores nacionales, el de producción más variada y extensa, cuando se lleva a cabo una hojeada de sus obras que conjuga el número de las mismas con su valor estético (1). Con los músicos de su generación comparte posiciones de empinada estatura: con Antonio Estévez, se sitúa entre los creadores de más alto vuelo y elevación de lo venezolano, en la concepción de un arte propio de nuestro país. Aun cuando son compositores de características muy distintas, son ellos quienes mejor ofrecen en su producción musical, una profunda expresión emocional de ese carácter autóctono que sostiene el sentimiento de lo venezolano y el color del paisaje de las diferentes regiones geográficas que los vieron nacer: el llano guariqueño y la Isla de Margarita. Con Evencio Castellanos, comparte el diseño sonoro, que es a un mismo tiempo, un dibujo unificado de gran densidad y sencillez, dentro de la escuela tradicional venezolana. Finalmente, junto a Antonio Lauro es un compositor revolucionario, que en un gran número de sus creaciones nos evoca ese bellísimo e inspirado lenguaje modal o pluritonal, que fue el medio de expresión del guayanés e hizo que sus obras tuvieran trascendencia universal.
Su obra más famosa es la Suite Margariteña, aunque no es la pieza que lo muestra como un compositor de vuelo alto en su lenguaje armónico y de una paleta de espléndidos colores en sus hermosas orquestaciones. En efecto, muchas composiciones de Carreño como el Cuarteto Académico (1977), Melocromoritmo (1977), el Estudio Sinfónico (1983), y la Suite Nº 2 para Guitarra (1986), contienen matices, sutilezas y referencias evocativas, que suelen estar presentes en las obras de compositores dotados de recursos del oficio. En muchas de ellas, se emplea un lenguaje armónico politonal, modal y hasta atonal, aunque Carreño jamás ha hecho uso de técnicas seriales.
Ha escrito valses de notable belleza e inspiración venezolana como Carla, Gabriela, Kharen, Liliam, Violeta, Ingrid, Olga María quinceañera, Mañanita pueblerina, En primavera, y Amada en sueños. En un CD de Producciones León C. A. intitulado “Guiomar Narváez interpreta música para piano de Inocente Carreño”, esta destacada pianista caraqueña toca seis valses del autor que nos ocupa. En su interpretación es capaz de interiorizar como nadie la música de Inocente Carreño- ella suele manifestar que siente como suyos esos valses- para luego trasmitirla con un sentimiento y una expresividad que cautiva inmediatamente a sus oyentes.
Un día, al cumplir los 83 años de edad, de cuya fecha no quiero recordarme, el maestro Inocente Carreño anunció el estreno de un grupo de canciones, fue un acontecimiento impresionante, que nos movió a profundas reflexiones ¿Es posible que a Inocente Carreño le está ocurriendo el mismo fenómeno que a Giuseppe Verdi? Esperaron llegar al atardecer de sus vidas para entregar las melodías más bellas de su legado musical. Los invito a leer mi reseña de este concierto en el diario EL Nacional (2).
Para concluir, solo me resta decir que Inocente Carreño es uno de los compositores más significativos en la historia de la música venezolana, es también uno de los primeros en introducir en la música académica aires y motivos de su tierra venezolana, dando así inicio al movimiento musical nacionalista, pero por sobre este hecho puntual, ha sido un hombre profundamente honesto: en su vida familiar, en él se conjugan la figura del “bon pater familiae” tan cara a nuestras tradiciones y aquella del ciudadano ejemplar; en su visión política, de lo que quiere para su país -generalmente se le presenta como un miembro de la social democracia- es un republicano de ideas liberales y democráticas. Su presencia como un músico de gran prestigio en Venezuela, no solo se debe al hecho de haber dejado una obra muy importante y que tendrá sin lugar a dudas, larga permanencia en el tiempo, sino a la forma en que ha vivido para lograrla.
(1) Obra musical de Inocente Carreño.
Para orquesta: Suite Infantil de Moisés Moleiro, orquestación de la obra original para piano (1945); El Pozo, poema sinfónico, (1946); Margariteña, glosa sinfónica (1954), ed. Instituto Latinoamericano de Estudios Musicales Vicente Emilio Sojo, 1984; Suite Sinfónica No.1 (1955); Obertura No.1 (1956); Obertura sinfónica No.2 (1961); Suite para orquesta de cuerdas en tres movimientos (1963); música para la película “El Supernumerario” (1963); Suite breve para orquesta de cuerdas (1964); Sinfonietta satírica para once instrumentos (1965); Obertura popular (1973); Obertura galleguiana No. 4 (1979); Elegía para cuerdas (1980); Estudio sinfónico (1983); Elegía para cuerdas (2010).
Para orquesta y solista:
Aguas crecidas, poema para orquesta y tenor (1957); Concierto para corno y orquesta, (1958); Diálogo para flauta y orquesta de cámara (1965); Segundo concierto para guitarra y orquesta de cámara de Antonio Lauro, orquestación y conclusión (1988); Cuatro Canciones para Tenor y Orquesta de Cámara (2010).
Para voz y piano:
Ha salido el sol, 1938; Como todo, 1939; Oye esta cosita, merengue, 1940; El chicle, merengue, 1940; Noche macuteña, vals, 1940; Mañanita pueblerina, vals, 1940; Cuando el amor volvió, bambuco, texto. Ismael Enrique Arciniega, 1940; Coquivacoa, danza, 1940; Tacarigua, 1940; Himno del Liceo Fermín Toro, tex. Héctor Guillermo Villalobos, 1941; Hasta cuándo, 1941; Sueño realizado, 1941; Noche de San Juan, aire barloventeño, 1941; Alba campesina, tonada, 1941; Amanecer llanero, canta, 1941; Luna llanera, 1941; Uvas negras, texto. Luis Peraza, 1941, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Murió la niña, 1941, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Prisionera, text. Ramón Cedeño Zorrilla, 1941; Matinal, text. Víctor Racamonde, 1941, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Golondrina de mi canción, tex. Manuel Felipe Rugeles, 1942; Milagro, tex. José A. Murga, 1942, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; La Pascua azul, tex. Gustavo Parodi, 1942; Costa, tex. Luis Castro, 1942; Coplas con mar y cielo, tex. Luis Castro, 1942; Serenidad, tex. Gustavo Parodi, 1942; El Molino, tex. Héctor Guillermo Villalobos, 1943; Canción de cuna, tex. M. González López, 1943; Nocturno, tex. Israel Peña, 1943; Este amor, tex. Carlos León, 1943; Plenitud, tex. Manuel F. Rugeles, 1943, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; La tristeza del agua, tex. Alejandro Carías, 1944; Sueño de campo, tex. Aquiles Cortad, 1945; Himno de Acción Democrática, tex. Andrés Eloy Blanco, 1941; De ti yo quiero hablar, tex. Juan Beroes, 1946, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Esa tierna muchacha, tex. Juan Beroes, 1947; ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Ella, tex. Juan Beroes, 1947, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Ave María, 1952; Ave María, 1953; Canción de abril con luna y tristeza, tex. Juan Beroes, 1955; ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Postdata, tex. Pedro Sotillo, 1956; Thenoca, tex. Luis Peraza, 1956; En el recodo tierno, tex. Luis Beltrán Guerrero, 1957; Rocío del recuerdo, tex. Pedro Sotillo, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Las tres carabelas, tex. Luis Peraza, 1957, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; El álbum de mis hijos, 10 canciones infantiles, 1958, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Amor, mi buen amor, tex. Manuel F. Rugeles, 1959, instrumentada por José Gay, 1974; Coplas de cuna, tex. Emma Pérez, 1960; A la mentira, tex. Juan Ángel Mogollón, 1960, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975 y 12 canciones venezolanas, Caracas: Ministerio de Educación, s.f.; Nocturno, tex. Juan Ángel Mogollón, 1960, ed. 12 canciones venezolanas, Caracas: Ministerio de Educación, s.f.; Al amor, tex. Juan Ángel Mogollón, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975 y 12 canciones venezolanas, Caracas: Ministerio de Educación, s.f.; Canción quinta, tex. Juan Ángel Mogollón, 1960, ed. 12 canciones venezolanas, Caracas: ME, s.f.; Tiempo de amor, tex. Juan Ángel Mogollón, 1960, ed. Inocente Carreño, Caracas, s.f.; Como flor de la espiga, tex. Manuel Felipe Rugeles, 1961, ed. Inocente Carreño, 12 canciones, Caracas, s.f.; Himno del Ejército, tex. Juan Ángel Mogollón, 1962; Himno Escolar, tex. Raimundo Contreras, 1962; Himno del Liceo Tulio Febres Cordero de Mérida, 1962; Cuatro canciones románticas y un poema de ausencia, tex. Andrés Eloy Blanco, 1963, ed. Inocente Carreño, Caracas, s.f.; Himno del Movimiento Pro-Desarrollo de la Comunidad, tex. Francisco Salazar Martínez, 1964; Himno del Liceo Lino Clemente, tex. Lucila Velázquez, 1966; Himno de Universidad de Oriente, tex. Lucila Velázquez, 1966; Himno para el Teatro de Marionetas Tilingo, tex. Carmen Delia Bencomo, 1967; Pequeña elegía, tex. Arístides Parra, 1970; Himno del Certamen Miss Caribe, tex. Francisco Salazar Martínez, 1971; Canto a los jóvenes de Venezuela, 1971; ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Sueño de amor, 1971, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Del vino y del amor, tex. Otón Chirinos, 1975, Yo volveré, tex. Pablo Neruda, 1976; Aquí está la canción, 1976; Te debía una canción Margarita, 1976; Regreso, tex. Luis Pastor, 1976; Por venir anoche, 1978; Ave sola, Si tus ojos, Pasajera del aire, Yaracuy, tex. Víctor Salazar, 1978; Canto a la juventud venezolana, 1978; No es necesario, 1978; Poema de tu calle sin macadam, tex. Francisco Lares Granado, 1978; Dos temas vocales para ser declamados con música: La Rosa, Desvelo, tex. Arístides Parra, 1979; Deuda, 1979; Y si algún día, tex. César Fortique, 1979; Himno de la República del Este, 1980; Himno del Anciano, tex. Ernesto Luis Rodríguez, 1980; Himno de la ciudad de Porlamar, 1981; Cuando no esté contigo, 1981; En el bosque, Tex. James Joyce, 1982; Soy tu voz en el viento, tex. Luis Beltrán Prieto F., 1982; Yo no soy yo, tex. Juan Ramón Jiménez, 1982; Doliente amada, tex. José Parra, 1983, orquesta.; Les cinq sens, Mystique, Je mourrai par une nuit froide, Je ne veux pas te nommer, Paris, Route aux tropiques, tex. Marcel Roche, 1985; Ayer habló de ti, Cómo duelen las sombras, tex. Vandy Escalona, 1985; Serenata a mí mismo, tex. Orlando Araujo, 1986; Trois chansons d’abril a mi-voix: Le tremble est blanc, tex. Paul-Jean Toulet, 1988; L’Ome, tex. Jules Supervielle, 1988; Le Pont Mirabeau, tex G. Apollinaire, 1988; Si me muero, ay! si me muero, tex. Ludovico Silva, 1989; Lamento negro, s.f.; Tiempo de bolero, s.f.
Para Coro:
Por entre hierbas, 1941; Niebla, tex. José Ramón Yépez, 1941; Epifanía, 3 vv. Mix…, tex. Eduardo Carreño, 1943; Gota de breve rocío, 4vv mix., tex. Manuel F. Rugeles, 1945; ed. Primer cuaderno de madrigales, Caracas: Inst. José A. Lamas, 1954 y Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Pregúntale a ese mar, 4 va mix., tex. Pedro Beroes, 1945, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; El Sauce y el arroyo, 4 vv mix., tex. Luis Beroes, 1945; Azul, 4 vv mix., tex. Manuel F. Rugeles, 1947, ed. Cuarto Cuaderno de Madrigales, Caracas: ME, 1964; Ave María, 3 vv mix., 1947; Hoy me acordé de tu nombre, tex. Pedro García Sopenza, 1948; Ave maría, 3 vv mix., 1949; Ave María 3 vv blancas, 1951; Cuerpo del mar, 4 vv mix., tex. Juan Liscano, 1952, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Una canción con triste ofrecimiento, 4 vv mix., tex… Juan Beroes, 1955; Ave María, 3 vv mix., 1955; El despertar de una isla, 3 vv blancas, tex. Gastón Figueira, 1955; Nocturno, 4 vv mix…, tex. Carlos César Rodríguez, 1956, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; En el eco doliente de su llanto, 4 vv mix., tex. César Lizardo, 1956, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; El mirlo, canon, tex. Salvador Rueda, 1956; El colibrí, canon, tex. Jorge Carrera Andrade, 1956; Diafanidad, tex. Luis E. Henríquez, 1961; Canción de la sabana, tex. Fernando Paz Castillo, 1962; El mar inquieto, Tex. Luis E. Henríquez, 1956, ed. Segundo Cuaderno de Madrigales, Caracas: Instituto J.A. Lamas, 1956; Cabellera nocturna, 3 vv oscuras, tex. Pedro Laya, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; In Memoriam, 3 vv blancas, tex. Otón Chirinos, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Tres canciones románticas: Novia de abril, tex. Félix Guzmán; Eternidad del canto, tex. Héctor G. Villalobos; Tu nombre, tex. Otón Chirinos, 1970, Ed Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Espera, In memoriam, El día de tu ausencia, 4 vv mixtas, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Canto a Jesucristo, tríptico coral: La señal, tex. Héctor G. Villalobos, Cristo en el Olivar, tex. Manuel F. Rugeles y Jesucristo, tex. Francisco Salazar Martínez, 1972, ed. Maracay: Casa de la Cultura, 1975; Canción desvelada, tex. Israel Peña, 1975; Conservas de coco, tex. Julio Morales Lara, 1975; Contrapunto, tex. Miguel Otero Silva, 1975; Fuga aleluyática, 4 vv mix., 1980; Mis canciones ya viejas, 1986; Era una tarde, El velero perdido y No me sueltes la vida ni la mano, 4 vv mix. Tex. Orlando Araujo, 1986; Aleluya, 4 vv mix., 1986; Octavillas de la vigilia y la melancolía, tex. Tomás Calatrava, 1987.
Instrumental:
Quinteto para fl., ob., cl., cor., fg., 1968, ed. Nueva York: OEA, 1970; Capricho para cuarteto de cuerdas, 1947; Cuarteto juvenil de cuerdas No.1, 1974, ed. Instituto Latinoamericano de Investigaciones Musicales Vicente Emilio Sojo, 1980; Melocrorritmo, trío, vl., vch., pn., 1975; Cuarteto Académico, vl., vla., vch., pn., 1976; Cuarteto de cuerdas No. 2, 1978; Romanza, vl., pn., 1959; Diálogo para flauta y piano, 1960, transcrito para doble quinteto y grabado por el Collegium Musicum; Sonata para viola y piano, 1971; Sonatina para flauta y piano, 1976; Fantasía para flauta y piano, 1986; Transcripción para tres guitarras: Mañanita pueblerina , Karla , Ingrid , Olga María Quinceañera, En primavera, Karina, Amada en sueños, y Margarita Carreño, 1989.
Para piano:
Primer movimiento de sonata en do mayor, 1944; Sonata en do mayor, 1945;El álbum de mis hijos, 1955; Danza No.1, 1956; Danza india de la perla negra, 1956; Allegro festivo, 1957; Romanza, 1958; Canción sin palabras, 1959; Pequeña canción, 1966; Carla,1966; Lilian Violeta, 1966; Ingrid, 1966; Olga María Quinceañera, 1975; Canción de cuna a la manera de Jachaturiam, 1977; Karina, 1979; Nueve piezas infantiles: El tiguitiguito, Canción de cuna, Los Chimichimitos, Serenata, Oiga compadre, La descarada, El tingulillo, El santiguao, La burriquita, 1980-1981, En primavera, 1981; Amada en sueños, 1984.
Para guitarra:
Suite para guitarra en tres movimientos 1956, ed. Caracas: ME, 1966 y ed. G. Zanibon, 1975; Capricho, 1956; Dos piezas, Madrigal y Estudio, 1961; Meditación, melodía sencilla, 1975; Estudio No.1 para guitarra, 1981; Suite No.2 para guitarra, 1986.
(2) Pues bien, en este momento de su vida a los ochenta y tres años, Carreño nos sorprendió con un preludio y cuatro canciones de extraordinaria belleza, compuestas sobre textos del poeta Miguel García Mackle e interpretadas por el tenor Idwer Álvarez, con el acompañamiento de la Orquesta Filarmónica Nacional. Pero lo más conmovedor de este concierto es que las nuevas canciones están bellamente presentadas en un concepto de orquestación jamás escuchado en la música venezolana. Se trata de un denso lenguaje de cuerdas, en permanente diálogo con las maderas y donde al tenor le corresponde cantar melodías de intensidad, escritas en grandes líneas de legato y en una aguda tesitura. Esto nos mueve a hacer algunas reflexiones: ¿Es posible que a Inocente Carreño le está ocurriendo el mismo fenómeno que a Giuseppe Verdi? Esperaron llegar al atardecer de sus vidas para entregar las melodías más bellas de su legado musical.
Ahora bien, todas estas canciones de Carreño no son fáciles de interpretar, ni para el tenor ni para la orquesta, están llenas de matices, sugerencias evocativas; exigen expresión e intensidad. La primera, Tarde de la Imprecisa Ternura tiene muchas notas sobre la zona de “pasaggio” del tenor, en especial un sorpresivo si bemol, en donde Álvarez manifestó una cierta inseguridad, del resto cantó con gran solvencia y con una línea lírica de notable belleza. En las otras tres, Novia de mi Recóndita Tristeza, Una breve ternura llora en mi pecho y Hoy son las hondas horas, Álvarez canto con emoción y logró transmitir al público la nota poética expresada por Carreño en su música. En el estreno mundial de sus canciones el maestro lució emocionado, como él mismo lo dijo, se conmovió con su propia música, agradeció al tenor su excelente desempeño, pero no hizo lo mismo con la orquesta, a la que reclamó, en diversas oportunidades, una cierta indiferencia interpretativa.
Dicen que los extremos se tocan y éstas canciones de Carreño, en su tratamiento orquestal, nos traen al recuerdo dos obras de sus años jóvenes, que son por decirlo así, su sello inconfundible: El Pozo (1946) y la glosa sinfónica Margariteña (1954), ésta última, la memoria histórica que siempre conservaremos de este gran músico de Venezuela.