Vía ElUniversal.com | JOSÉ G. MÁRQUEZ
Jorge Luis Uzcátegui comenzó su carrera como pianista en Venezuela. A los 17 años se mudó a Estados Unidos con el sueño de ser un gran artista y llevar la música a todos los rincones del mundo.
En eso anda por estos días. Además de dirigir una orquesta infantil y tres juveniles en Los Ángeles, recientemente fue contratado como director asistente de la Orquesta Sinfónica de Spokane, en la ciudad del mismo nombre ubicada en el estado de Washington.
En la capital estadounidense está a la cabeza de un proyecto que toma como modelo la experiencia del Sistema y que será aplicado, como plan piloto, en una escuela pública de Spokane desde el 5 de octubre con estudiantes de quinto grado. “Cada niño que pasa por este proceso de ser parte de una orquesta se convierte en un buen ciudadano. Independientemente de que luego sea músico, ingeniero o doctor. Este proceso le da las herramientas necesarias para triunfar en la vida”, indica el músico de 32 años de edad durante una breve visita a Venezuela, en donde dirigió conciertos con niños de los estados Anzoátegui y Sucre.
Uzcátegui cree que el modelo de enseñanza del Sistema es único en el mundo porque le permite al niño conocer y tocar un instrumento en cuestión de días, mientras que en otras latitudes la formación es más tradicional, lo que podría ocasionar la deserción de los futuros músicos.
En Spokane, el joven director trabajará con niños de bajos recursos, tal como se hace en el país. ¿Cómo logra que los infantes se interesen por la música académica tanto o más que por la popular? No hay una fórmula, dice. “La única razón por la que la música clásica no es popular es porque no se divulga de la misma manera en los medios, pero en Venezuela se ha demostrado que para más de medio millón de muchachos en el Sistema es la música más popular que ellos tienen, aunque también escuchen reguetón”.
Uzcátegui quiere dirigir una orquesta en cada rincón de Venezuela y, por qué no, del mundo. “Porque cuando uno hace música llega a un estado de inspiración tal en el cual el mal no existe”.