Después de recorrer ocho ciudades de Europa, los 157 músicos venezolanos regresan a Caracas para continuar su agenda de conciertos en el país
Prensa FundaMusical Bolívar – Mppdpsgg
Aún hay alerta en las inmediaciones de la Estación Central de Trenes de Colonia por los hechos ocurridos en Año Nuevo. Este domingo, 24 de enero, una densa neblina hacía más tenebrosa la gótica catedral de la ciudad alemana. Caía una lluvia con disimulo y por las calles angostas y empedradas, unos venezolanos venían en bandada. Minutos más tarde, en el Philharmonie de Colonia, más de 2000 espectadores estaban hipnotizados con la interpretación de la Sinfonía Turangalila, del compositor Olivier Messiaen, que hacía la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela y las solistas Yuja Wang (pianista) y Cynthia Millar (ondas Martenot), bajo la dirección del maestro Gustavo Dudamel. Al final, la ovación parecía parte de una partitura que se interpretaba frente al escenario: aplausos al compás, con crescendos y “Bravos” ad libitum.
Y no se trataba de un aplauso cualquiera. Se trataba del reconocimiento de un público especialista en la Sinfonía Turangalia, según explicaba Louwrens Langevoort, intendente del Philharmonie de Colonia, tras bastidores. “La audiencia de Colonia demanda mucho la interpretación de esta obra. Por eso la conocen tanto. Me tomó más de dos años poder traer a la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela con esta sinfonía. El nivel de la orquesta se hizo evidente en esta obra, pues cuenta con muchos detalles y solos, que fueron ejecutados con mucha claridad. La energía de esta orquesta es particular. Esta es una sinfonía de gran dificultad”.
Durante más de 70 minutos, los músicos venezolanos se concentraron en yuxtaponer las capas sonoras de esta obra que tiene más lecturas en la medida en que más se escucha. Cada vez se develan pasajes que durante la ocasión anterior estuvieron ocultos, incluso para los oídos más atentos. La pianista Yuja Wang y la intérprete de ondas Martenot Cinthya Millar acompañaron a la orquesta venezolana en su primera travesía con la Sinfonía Turangalila, que comenzó en Barcelona, el 7 de enero. Entre esa ciudad y Colonia, también se hicieron conciertos con programas integrados por obras de Stravinsky, Villa-Lobos, Ravel y el venezolano Paul Desenne. En casi todos los conciertos, aunque era difícil tener fuerza en los brazos para seguir tocando, se interpretó el Alma llanera, de Pedro Elías Gutiérrez. Los venezolanos no sólo tocaron este segundo himno, sino que lo cantaron, sin reparo en normas de etiqueta sobre el escenario. Hasta Gustavo Dudamel cantó sobre el podio.
Algunos de los asistentes al Philharmonie de Colonia también se acercaron a felicitar a Vilma Sánchez, pianista de la orquesta, por su solo de piano en la interpretación de Petrushka de Stravinsky, parte del concierto que fue transmitido, vía streaming, por el Digital Concert Hall del Philharmonie de Berlín.
Además de Barcelona y Colonia, la ciudades de Toulouse, Luxemburgo, Londres, Berlín, Múnich y Essen también aplaudieron la calidad musical de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, en representación de los 700.000 niños y jóvenes que forman parte del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo ente rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno.