Diana Krall inicia con la elegancia de los clásicos su gira europea
Vía: www.abc.es/ Por ÓSCAR DEL POZO
La última vez que vi a la cantante y pianista canadiense fue en el Palma Arena de Palma de Mallorca, allá por 2008. En aquella ocasión venía acompañada de un trío, liderado por el guitarrista Anthony Wilson (que sigue como su fiel escudero), y el resultado fue soberbio, pese a lo poco idóneo del recinto. Anoche Diana Krall expuso con grandeza el legado de estándars de jazz y de la música popular, sugiriendo otros trayectos y embelleciendo en directo canciones en el siempre difícil terreno de las versiones. En esa miscelánea en la que ha convertido su carrera, desde Bacharach hasta Jobim pasando por los estadounidenses (Cole Porter, Gershwin, Nat King Cole, Irving Berlin…) o músicos contemporáneos (Tom Waits, Bob Dylan, Eagles, The Mammas and the Papas,…) amparada por el mítico sello de jazz Verve.
Nada más aparecer al escenario de The Box -el recinto en formato reducido del Barclaycard Center- Diana Krall confesó su atracción por nuestra ciudad, «que gusto: la buena comida, el vino», más adelante admitió que le «enamora Madrid». Krall demuestra clase y gratitud hacia su espectacular quinteto (Dennis Crouch, contrabajo; Karriem Riggins, batería; Stuart Duncan, viola; Patrick Warren, teclados), nombrándoles en varias ocasiones. De la banda sobresale por su virtuosismo a la guitarra Anthony Wilson, que con sus gafas y sombrero parece, además de su «socio musical», un familiar desu marido Elvis Costello. Wilson tiene swing, aporta alma y mucho blues, y tiene ese punto preciso de fiereza que asoma en«Temptation» de Tom Waits. Pero también Duncan (reciente Grammy como intérprete) aporta un lado bluegrass a esa manera de extraer de su viola o de su viola trompeta el máximo esplendor en solos, escalas, fraseados.
Dedica a sus hijos un tema de Nat King Cole. Y la pantalla del fondo del escenario refleja una foto de ellos con colores difuminados. Repite con King Cole y su «Just You, Just Me». «Just Like A Butterfly That’s Caught In The Rain» o «Let It Rain» nos conectan con la madre naturaleza. Sobrecoge con los temas lentos: esa maravillosa«Wallflower» de Bob Dylan, o la desoladora, pero preciosa balada de «The Boulevard of Broken Dreams» acompasada con las imágenes del baile de una pareja del cine de los años 50, con un toque entre el jazz y el tango. Todo en su justa medida con músicos infalibles y la magia de unas canciones universales.
En los bises concede, a petición del público, un «East of the Sun», blues suave pero álgido en su medio tiempo. «Tenéis buen gusto», apunta Krall. La elegancia de lo sublime, sin inventar la pólvora, limitándose a reconvertir en oro piezas que son parte de la historia musical. Dicho así, sabe a poco, pero la clase viene de serie, no se improvisa. Todo a base de naturalidad, sin lujos, ni excesos.