En 1952, John Cage (Pittsburg1912- Nueva York 1996) compuso una de las obras más controvertidas de la música del siglo XX, 4’33’’, una pieza dividida en tres movimientos cuya única figura musical era el silencio. ¿Obra de arte o broma de mal gusto?
Vía: www.mundiario.com |
El nombre del pianista Tudor se encuentra muy ligado al del compositor John Cage, ya que él fue el primer intérprete de algunas de sus más famosas piezas: Music of Changes, Concerto For Piano and Orchestra y la famosísima 4´33″. Muchas de las composiciones de Cage fueron escritas o bien especialmente para Tudor, o bien con él en mente.
El 29 de agosto de 1952, el compositor David Tudor se acercó al piano instalado sobre el escenario del Maverick Concert Hall, en Woodstock (Nueva York). La audiencia siguió con los ojos al joven intérprete que gozaba ya de cierta reputación en la vanguardia musical de Estados Unidos. Se sentó y cuando todo el mundo esperaba la primera nota cerró la tapa del piano y permaneció en silencio durante 30 segundos.
Después volvió a abrir y cerrar la tapa, como señal de inicio del segundo movimiento, y volvió a quedarse inmóvil otros 2 minutos y 23 segundos. 2 minutos y 23 segundos ante el asombro de los asistentes, muchos de los cuales comenzaron a abandonar la sala. Y repitió el gesto por última vez, permaneciendo en silencio 1 minuto y 20 segundos más mientras leía la partitura en blanco que había frente a él.
El «shock» que provocó en los oyentes aquel concierto carente de todo sonido provocado por el pianista, y que muchos consideraron una tomadura de pelo, era el estreno de 4´33″ de John Cage. Una obra conocida también como la «pieza silenciosa» y que, con el paso del tiempo, ha alcanzando un estatus legendario no solo en la carrera musical del compositor estadounidense, sino también en el arte del siglo XX.
La pieza presentaba una reflexión sobre las convenciones del lenguaje musical –la duración, la notación, la instrumentación o la interpretación– y, al mismo tiempo, hablaba de la importancia de escucha atenta y la necesidad del silencio en nuestros días.
Influido por la espiritualidad zen, Cage entendió su pieza como una subversión de los órdenes establecidos pero también como la apertura hacia otro tipo de experiencia musical. Una experiencia que borrase por completo los límites entre el arte y la vida. El silencio como poética, pero también como política.
¿Por qué el compositor realizó esa partitura silenciosa? ¿Realmente pensaba llegar al éxito con ese no-sonido ? ¿O quiso rizar el rizo y presentar algo que nunca antes nadie se había atrevido a hacer?. ¿Como es posible llamar concierto a estar sentado frente a tu instrumento y no tocarlo durante cuatro minutos y treinta y tres segundos? Todas las preguntas se han hecho los críticos y el público pero la verdad es que su obra no pasó inadvertida y el autor la defendió a ultranza y siempre creyó en ella firmemente.
Sobre el estreno de 4´33, el propio John Cage dijo: “No entendieron su objetivo. No existe eso llamado silencio. Lo que pensaron que era silencio, porque no sabían como escuchar, estaba lleno de sonidos accidentales. Podías oír el viento golpeando fuera durante el primer movimiento. Durante el segundo, gotas de lluvia comenzaron a golpetear sobre el techo, y durante el tercero la propia gente hacía todo tipo de sonidos interesantes a medida que hablaban o salían”.