El teatro milanés de “La Scala” se convertirá desde mañana en la capital mundial de la ópera con la inauguración de su célebre temporada lírica, que arranca con la representación de “La Traviata”, de Giuseppe Verdi, una ópera considerada como históricamente peligrosa por la crítica italiana.
Este conocido melodrama en tres actos volverá a Milán y lo hará bajo la batuta del italiano Daniele Gatti y la puesta en escena estará a cargo del afamado director ruso Dmitri Tcherniakov.
Durante la representación previa de ayer, dirigida a los jóvenes, cosechó una buena crítica con una dirección moderna pero lejos de extravagancias, según explican los medios italianos.
“Con este espectáculo tratamos con proximidad un fragmento de la vida de los personajes y de comprender qué está sucediendo con sus sentimientos. Una relación que, 160 años después, aún continúa emocionándonos”, explicó Tcherniakov en una anotación a su obra.
El Teatro della Scala de Milán (norte) está considerado como uno de los templos de la lírica a nivel mundial y mañana, en su escenario, volverán a resonar las voces y los coros de los personajes de “La Traviata”, justo cuando se cumplen 200 años del nacimiento de su autor, considerado uno de los padres espirituales de la Italia unificada y autor de obras como “Nabucco” (1842) o “Aida” (1871).
Muestra del tinte verdiano que tendrá esta temporada de ópera en Milán es que, además de “La Traviata”, el Teatro della Scala acogerá la representación de “El Trovador” (1853) y de “Simón Boccanegra” (1881), ambas de Verdi, que compartirán programa con obras como “Cosi fan tutte” (1790) de Wolgang Amadeus Mozart o “Elektra” (1909) del alemán Richard Strauss.
“La Traviata” es una de las piezas que componen la “trilogía popular” de Giuseppe Verdi, acompañada por “Rigoletto” (1851) y “El Trovador”, una historia atemporal que narra el romance entre Alfredo Germont y Violeta Valery, una batalla en la que el amor desinteresado se enfrenta a las convenciones sociales de un París decimonónico.
La encargada de dar vida a la protagonista, Violeta, será la soprano alemana Diana Damrau, mientras que su enamorado, el burgués Alfredo Germont, será encarnado por el tenor polaco Piotr Beczala, que ya se ganó el respeto del público milanés en 2006 con su representación de la también verdiana “Rigoletto”.
Un respeto que muchos artistas han soñado cosechar en un teatro de la envergadura de La Scala donde “La Traviata” está considerada como un reto por la dificultad representativa y por ser una obra muy apreciada por el público italiano.
La razón de este reto es la célebre representación que llevó a cabo la mítica soprano griega Maria Callas quien, en 1955, recitó el texto de “La Traviata” bajo la dirección de Luchino Visconti de forma tan magistral que, después de repetir la ópera en 17 ocasiones, la dirección de La Scala decidió no volver a representarla.
Una actuación memorable en la que Callas, al final del primer acto, se quitó los zapatos y prosiguió su papel de “prima donna” con los pies descalzos frente a una platea abarrotada que la escuchaba absorta.
Fue una década después, en 1964, cuando la dirección decidió romper este tabú para presentar, de nuevo, “la Traviata”, esta vez protagonizada por la italiana Mirella Freni y dirigida por el austríaco Herbert von Karajan, que acabaron la función custodiados por la policía italiana y sufriendo los insultos y las agresiones del público, dado el fracaso.
A raíz de este hecho, “La Traviata” no volvió a sonar en el Teatro della Scala durante 26 años hasta que, en 1990, el maestro napolitano Riccardo Mutti rompió el tabú y representó esta obra, protagonizada por la soprano italiana Tiziana Fabbricini. EFE