Vía: www.sinembargo.mx | Por Mónica Maristain
Ciudad de México, 10 de marzo (SinEmbargo).- El paso por México, en lo que se constituyó en la cuarta visita a nuestro país de Wynton Marsalis, fue un soplo de aire fresco para el jazz y los aficionados al género en nuestro país, algunos de los cuales pudieron aplaudir de pie y ovacionar a la Jazz at Lincoln Center Orchestra, dirigida por el célebre trompetista estadounidense.
Fue un fin de semana a todo jazz y blues en el Palacio de Bellas Artes, donde los 15 músicos al mando del oriundo de Nueva Orleans -donde nació hace 54 años-, hicieron historia a ritmo de trompetas, trombones, saxofones, contrabajo, piano y percusiones, en lo que podría ser considerada sin exagerar una celebración casi religiosa de la libertad que proporciona la música cuando se ejecuta desde la raíz, con todo el corazón.
La Jazz at Lincoln Center Orchestra, integrada por los trompetistas Marcus Printup y Kenny Rampton; los trombonistas Vincent Gardner, Elliot Mason y Chris Crenshaw; Sherman Irby (saxofón alto); Ted Nash (saxofón alto y soprano, y clarinete); Walter Blanding (saxofón tenor y soprano, y clarinete); Víctor Goines (saxofón tenor y soprano, y clarinete bajo); Paul Nedzela (saxofón barítono y sopreno, y clarinete bajo); el pianista Dan Nimmer; el bajista Carlos Henríquez, y Ali Jackson en la batería, seguía así su gira por América Latina, que incluirá conciertos en Venezuela, Perú, Brasil y Argentina.
Los acordes de “Abyssinian” fueron los elegidos para abrir el fuego sagrado de un concierto inolvidable con una seguidilla de piezas magistrales, entre ellas “Latin American Suite”, “Adventure”, “Moodys’s Mood for Love”, “Presidential suite”, “Fiesta Mojo” y el dúo de Wynton Marsalis con el pianista Dan Nimmer, para entregar una soberbia versión de “Tom Cat Blues”.
“Take five”, “Epistrophy” y “Crescent city” fueron marcando los tiempos del final apoteósico con un Marsalis reluciente en el encore, acompañado por el saxofón de Walter Blanding.
LA MARCA DEL JAZZ CONTEMPORÁNEO
Decir Marsalis es decir jazz con la boca bien abierta y la mayor convicción. Aun cuando todavía es muy joven, su adscripción al género desde una perspectiva global que incluye la dedicación plena al arte pero también una posición política y militante, lo han convertido en un verdadero preservador del arte que ha respirado desde la infancia en el seno de una familia íntegramente dedicada a la música.
En una entrevista que le hiciéramos al pianista español Chano Domínguez, quien fuera convocado para trabajar con la Lincoln Orchestra en el 2008, describió de una manera clarificadora qué tipo de artista es Wynton y cómo es trabajar con él.
“Es muy fácil, porque es una persona abierta, aunque tenga convicciones musicales tan asentadas y fuertes. Además, cuando trabajas con un artista de esa envergadura, o las cosas fluyen o no fluyen, no hay instancias medias. Lo que se trata es que la música surja a partir de la idea que se pone en juego de la forma más natural. Y eso con un tipo como Wynton está garantizado, porque no sólo es un gran músico, sino que también es un excelente instrumentista, que expresa de una manera muy particular con la trompeta.
Hubo momentos exquisitos, como cuando acompañó a Blas Córdoba, nuestro cantaor y la trompeta sonaba intentando parecérsele, como si ella misma fuera cantaora. Fue una experiencia magnífica. De hecho, él volvió a España y dimos algunos conciertos juntos y repitió esa pieza y sonó increíblemente, con mucha naturalidad”, decía Chano.
En el jazz, decir Wynton Marsalis es hablar de un embajador plenipotenciario del género. Como supo decir el fallecido contrabajista Charlie Haden (1937-2014), muchos de sus colegas no valoran tanto su música como sí su modo de defender el arte en el que cree y, sobre todo, la labor divulgadora en torno a ella.
“No me siento cercano a la música de Wynton, pero me alegra que entregue su mensaje a los jóvenes. Wynton viaja por todo el mundo y habla mucho acerca de la importancia del jazz y le enseña a la gente joven sobre Duke Ellington y cosas así. Eso es muy positivo”, dijo Haden.
Comparado por otros con su hermano, el famoso saxofonista Branford Marsalis –a quien veremos en el Lunario del Auditorio en abril próximo-, considerado un artista menos pomposo y tal vez más abismal, Wynton es un hombre que se ha dedicado a reflexionar y a transmitir esos pensamientos alrededor de su oficio y su vocación.
“La música nos permite tener una experiencia conjunta más allá del grupo, la tribu o el país al que pertenezcamos. A veces los artistas tienen un deseo violento o un deseo enorme de abrazar otra gente y tener una experiencia conjunta y ese deseo es mucho más fuerte que el de destruir a otros, ese es el espíritu que está en lo mejor de la música y el jazz, que he representado en toda mi vida”, dijo en una conferencia de prensa ofrecida en el Palacio de Bellas Artes, previo a sus conciertos del fin de semana.
“La improvisación nos dice que está bien ser como somos, original y diferentes a los demás, no tienes que vestirte o ser de cierta manera o decir ciertas cosas para ser grande. El swing nos enseña que está bien para los demás ser una persona única y original. La improvisación enseña a hablar y el swing a escuchar”, agregaba el también gran conocedor de la música clásica.
“La cultura del jazz es como mi madre. No he tocado música clásica prácticamente los últimos 20 años, pero disfruto y me encanta escuchar a las grandes orquestas interpretar las grandes obras. Hay tantas grandes figuras que he conocido y he investigado a lo largo de los años que realmente amo a todas las figuras del arte”, dijo, al tiempo de dedicarle unas palabras al blues, un género “que nos dice que el dolor está presente en el mundo”, afirmó.
El trompetista y compositor tiene en su haber más de 70 álbumes y ha vendido más de siete millones de copias en todo el mundo, recogiendo premios Grammy durante cinco años consecutivos (1983-1987).
En 1997 se convirtió en el primer músico de jazz en ganar el Pulitzer por su épico oratorioBlood On The Fields.
LA NY ALL STARS
Los conciertos de Wynton Marsalis y la Lincoln Orchestra concretaron también la tercera edición del NY Jazz All Stars, que seguirá el 14 con la presentación del Quinteto de Los Rodríguez Brothers en el Centro Cultural Roberto Cantoral y la del cuarteto de la virtuosa pianista estadounidense Heleng Sung, el 25 de abril.
“Lo que se busca es expandir y llegar a más público interesado en jazz, en la música creativa”, dijo el promotor Daniel Isrrael, quien trabaja con De Quinta Producciones, organizadora de la serie de conciertos en el Centro Cultural Roberto Cantoral.