L’Orfeo de Claudio Monteverdi se estrenó al comienzo del carnaval de 1607, el 24 de febrero de ese año, en el palacio de Mantua, y produjo una fuerte impresión. El comienzo de la fiesta indudablemente brillante en cuyo marco tuvo lugar el estreno lo constituyeron unas fanfarrias que el compositor creó para su señor, el duque Francesco Gonzaga. Esta fecha se ha establecido como el nacimiento de la ópera, Monteverdi con su favola in musica estableció para siempre las pautas del nuevo género con un revolucionario tratamiento dramático y musical.
Favola in música en un prólogo y cinco actos. Texto de Alessandro Striggio.
Personajes: La Música o la musa de la música (mezzosoprano o soprano); Orfeo (barítono o tenor); Eurídice (soprano); una mensajera (mezzosoprano o soprano); la Esperanza (mezzosoprano o soprano); Proserpina (mezzosoprano o soprano); Caronte (bajo); Plutón (bajo); Apolo (barítono); una ninfa (soprano); pastores, espíritus, sombras.
Lugar y época: Grecia y las regiones subterráneas del mundo de los espíritus, en una antigüedad mítica.
Argumento: El prólogo transcurre en la corte del duque de Mantua. Allí anuncia la duquesa, vestida como la Música (o la musa de la música), que contará a todos los presentes una fábula. Como tema elige la leyenda de Orfeo, el poeta mítico cuya música era capaz de conmover a los animales salvajes, a las piedras e incluso a los poderes del mundo subterráneo.
En el acto primero, Orfeo y Eurídice celebran sus bodas y las ninfas y pastores los rodean danzando con alegría. Antes de su unión definitiva los dos amantes deben separarse una vez más por un breve tiempo, a fin de pedir la bendición y el auxilio de los dioses.
En el acto segundo, Orfeo recorre Tracia cantando alegremente. Piensa en la época en que vivía triste allí, pues su amada Eurídice todavía no le había dicho que le correspondía. Aparece una mensajera y anuncia que Eurídice ha muerto mordida por una serpiente venenosa mientras recogía flores. Sin vacilar, Orfeo parte para rescatar del mundo subterráneo a su amada, sin la cual no habrá vida para él, o para quedarse junto a ella para siempre en el reino de las sombras. La Esperanza conduce a Orfeo por ese difícil camino.
En el acto tercero, Orfeo ha alcanzado las puertas del tenebroso reino. La Esperanza debe abandonarlo allí: así lo estipulan las leyes. Caronte se niega a transportar a Orfeo por el río de los muertos; sin embargo, no puede resistirse al canto de Orfeo y cae en un ligero sueño. Orfeo empuña los remos y se dirige hacia las regiones vedadas a los mortales.
En el acto cuarto, Orfeo se encuentra frente al soberano del mundo subterráneo. Proserpina, la esposa de Plutón, ruega a éste se le conceda lo que pide el poeta. Plutón consiente en el regreso de ambos amantes a la superficie. Solamente pone una condición: Orfeo no debe mirar a Eurídice en ningún momento durante el regreso. Su firmeza debe sufrir difíciles pruebas; las Furias rodean a la pareja y amenazan a Eurídice. Desesperado, Orfeo se vuelve para mirarla, entonces la figura de Eurídice desaparece en la niebla, se pierde para siempre.
El acto quinto nos muestra al consternado Orfeo, que vive otra vez en Tracia, cuyo espíritu recuerda incansablemente a Eurídice, en medio de un salvaje dolor. Por último, Apolo se apiada de él y lo convierte en una estrella que brilla para siempre en el cielo. Conmovidos, los pastores alaban su amor fiel y su arte inolvidable.
Fuente: La leyenda de Orfeo, cantada y expresada en imágenes infinidad de veces: supremo canto al amor, símbolo del poder de la música.
Libreto: El Renacimiento, y el origen de la ópera, estrechamente ligado a él, vieron en esta leyenda el tema ideal para un drama musical. Alessandro Striggio redactó la favola con bellos versos.
Historia: La ópera se estrenó al comienzo del carnaval de 1607, posiblemente el 22 de febrero de ese año, en el palacio de Mantua, y produjo una fuerte impresión. El comienzo de la fiesta indudablemente brillante en cuyo marco tuvo lugar el estreno lo constituyeron unas fanfarrias que Monteverdi compuso para su señor, el duque Francesco Gonzaga. Puesto que muchos de los instrumentos utilizados por el compositor fueron sustituidos poco después por otros “más modernos” y cayeron en el olvido, la obra fue interpretada en épocas posteriores con instrumentos que no hacían justicia a su belleza. Sólo en nuestra época, muy interesada por conocer las épocas lejanas de la historia de la música, se ha llegado a reconstruir con la mayor fidelidad posible los instrumentos antiguos. Hoy en día se vuelven a utilizar violines barrocos, que en vez de las modernas cuerdas de metal emplean cuerdas de tripa, violas tenor, violines piccoli, de gamba, violones, guitarrones, arpas antiguas, flautas dulces de diferentes registros, chirimías, cornetas, trombones barrocos, dulzainas y por supuesto también el clavicémbalo. De esa manera logramos una amplia aproximación a la sonoridad que creó Monteverdi y que parece haberse puesto en práctica por primera vez en esta ópera.