‘Los Fabelman’ es la última producción de Steven Spielberg, una película que aspira a ganar varios premios Oscar con sus siete nominaciones. En ella, el famoso cineasta estadounidense narra su propia historia, su camino hacia el éxito en la industria del cine y los desafíos que tuvo que superar a lo largo del camino.
La película es una autobiografía que muestra una nostálgica mirada hacia el pasado. Desde el principio, Spielberg se centra en su familia y su amor por el cine desde una edad temprana. La trama se enfoca en cómo su fascinación por el cine se convirtió en su pasión, su herramienta para comunicar sentimientos y capturar momentos imperceptibles para el ojo humano.
Con una precisión quirúrgica, Spielberg retrata a todos los personajes que aparecen en pantalla, especialmente a sus padres. Los dos son tan diferentes que su disparidad acaba con su relación, como ya había ocurrido en ‘E.T., el extraterrestre’. Su padre, interpretado por Paul Dano, es meticuloso y obseso con su trabajo, lo que a veces le desborda. En cambio, su madre, interpretada por Michelle Williams, contagia al espectador con su encanto y sus sonrisas, y es el motivo de las primeras piezas que registra Sammy, interpretado por Gabriel LaBelle.
En ‘Los Fabelman’, la familia de Spielberg y su devoción por la cámara se convierten en las dos tramas principales de la película. Por una parte, Spielberg retrata a su familia como un pilar indispensable en fechas muy marcadas, como festividades propias del calendario judío que están muy presentes durante toda la cinta. Representa a sus padres como válvula de escape cuando todo falla, siempre ahondando en su faceta más humana e imperfecta. El divorcio de sus padres marcaría la vida de un Spielberg adolescente, pero con exquisita habilidad, va sobreponiendo sucesos con la agradable compañía del piano que interpreta su madre.
El amor de Spielberg por el cine lo encerró dentro del cine desde su juventud. La cámara se convirtió en su primer amor, y con un trabajo tan preciso como el de su padre, ingeniero informático, monta las películas de manera autodidacta. En ‘Los Fabelman’, Spielberg ahonda en el acto ritual de encender la cámara y convertir en arte todo aquello que encuadra el objetivo. La película incluye momentos importantes de la vida del cineasta, como su inspiración en ‘El hombre que mató a Liberty Valance’ para rodar un entrañable film bélico en el desierto de Arizona con sus compañeros de colegio, o su destreza con la cámara para sobreponerse a las burlas de los consentidos adolescentes en el instituto.
En una escena que quedará para el recuerdo, Spielberg graba el despacho de John Ford como un santuario, presidido por los carteles de sus películas y reveladores cuadros del lejano Oeste. También podemos ver a David Lynch, con parche y puro en mano, vestido como “el hombre que hacía westerns”. Spielberg cierra así su particular autohomenaje, un dulce recorrido que recoge el testimonio de un director que engrandece